Capítulo 1 | El encuentro

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El bullicio del festival musical en Bangkok era palpable. Las luces de neón y los sonidos vibrantes de la música llenaban el aire mientras los asistentes disfrutaban de la variedad de artistas en el escenario. Entre ellos, Sarocha Chankimha, conocida artísticamente como Tulip, se preparaba para su actuación.

Freen, con su cabello largo y suelto y un estilo bohemio, miraba al público desde el lado del escenario, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Su guitarra, una extensión de ella misma, descansaba en su regazo mientras revisaba mentalmente el setlist de su actuación.

La historia de Freen era un relato de pasión y perseverancia. Desde joven, había sentido una profunda conexión con la música, inspirada por su madre, una cantante local que la animaba a seguir sus sueños. A pesar de las expectativas familiares para que siguiera una carrera convencional, Freen decidió perseguir su pasión. Ahora, a los 27 años, era una guitarrista y compositora reconocida en la escena musical, pero aún sentía una inseguridad innata respecto a su arte. Su estilo introspectivo y su naturaleza reservada la habían llevado a un éxito moderado, pero siempre luchaba con la idea de ser verdaderamente vista y comprendida.

En el otro lado del festival, Rebecca Patricia Armstrong, una fotógrafa y cineasta independiente, preparaba su equipo para capturar los momentos más destacados del evento. Con su cabello castaño oscuro y su estilo sofisticado, Rebecca se movía con confianza entre la multitud, su presencia era tan magnética como el lente de su cámara.

Rebecca había tenido una vida de privilegio en Inglaterra, respaldada por una familia acomodada que siempre la apoyó en su carrera artística. Había trabajado en varios proyectos independientes antes de mudarse a Tailandia para concentrarse en documentales de música. A sus 25 años, era conocida por su ojo agudo y su capacidad para capturar la esencia de sus sujetos, aunque su perfeccionismo y enfoque profesional a veces la hacían parecer distante.

El destino unió a Freen y Rebecca en el festival aquella noche. Rebecca estaba en la primera fila, ajustando su cámara para capturar la actuación de Freen, cuando su mirada se cruzó con la de la artista. Freen sintió una extraña y desconcertante conexión, una chispa que la hizo distraerse por un momento.

Cuando terminó su actuación, Freen se dirigió hacia el backstage, donde su amiga Nam la esperaba con entusiasmo.

— ¡Esa fue una actuación increíble, Freen! — exclamó Nam, su sonrisa contagiosa.

— Gracias, Nam. — Freen sonrió, aunque su mente estaba distraída —. ¿Qué opinas de la fotografía del festival? ¿Cómo va todo?

— ¡Oh, la fotógrafa de esta noche es increíble! — dijo Nam —. Creo que es la misma que ha estado documentando los eventos musicales. Estuve hablando con ella antes, y me comentó que está muy interesada en tu música.

En ese momento, Rebecca se acercó al backstage para entrevistar a Freen.

— Hola, soy Rebecca Patricia Armstrong, y soy la fotógrafa que estuvo en la primera fila. Tu actuación fue impresionante. ¿Te importaría si te hago algunas preguntas para mi documental?

— Claro, estaría encantada — respondió Freen, sintiendo un nerviosismo que no había experimentado antes.

— Genial. ¿Puedes decirme un poco sobre la inspiración detrás de tu música? — preguntó Rebecca mientras preparaba su cámara.

— Mi madre me metió al mundo musical. La música siempre ha sido una parte importante de mi vida —comenzó a explicar Freen, mientras Rebecca ajustaba su equipo.

— ¿Es por eso que eliges temas tan emotivos en tus canciones? —interrogó Rebecca, su interés genuino era evidente.

— Sí, en parte. Mi música es una forma de conectarme con esos recuerdos y emociones — respondió Freen, mirando a Rebecca con curiosidad.

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora