ᯓᡣ𐭩Capítulo 16.ᐟ ⊹

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JENNIE KIM.

Me quedé con la vista fija en un punto ciego de la oficina que nos asignaban, estaba tan metida en mis propios pensamientos, tan metida que a penas podía percatarme lo que sucedía a mi alrededor. No asumía que ella estaba aquí y que tendría que trabajar con ella, asombrada por dicho acontecimiento, solo quería marcharme a casa.

No obstante, era mi trabajo y tenía que cumplir con él hasta el último momento, incluso si eso significaba tener que luchar con el pasado que por tanto tiempo esquivé, pero es cierto lo que dicen, no puedes huir de la realidad que tarde o temprano te toca afrontar.

La frialdad en mi espalda y en mis manos, era el claro ejemplo de que mi cabeza no estaba en sus cinco sentidos en este momento, que tenía muchas cosas que arreglar y poner en su sitio, incluso si eso implicaba correr y encerrarme en mi casa hasta que las luces se apagaran y lo único que iluminara su interior fuera la luz del sol.

Jugué con mi lapicero, marcando cosas en un papel, restando importancia a lo que había allí y haciéndolo como un intento de mantenerme ocupada, cosa que no resultaba, ya que mi mano escribía, pero mi mente estaba tan apartada de dicho lugar, que por más que lo intentara, eso no daría los resultados.

Subí la mirada cuando vi la puerta abrirse, y ahí estaba Caín, con dos cafés en su mano y una sonrisa tensa. La comisura de mi labio se elevó, este puso el café frente a mí y se sentó a hacerme compañía.

—Para empezar el día no tienes muy buena cara —dijo—. ¿Es por la chica?

—No, nada que ver —le resté importancia—. Estoy pensando en mi hija, quisiera estar con ella, es una bebé y casi no paso el tiempo suficiente por temas de trabajo.

—Bueno, podemos hacerlo, yo te puedo ayudar con eso. Sabes que estoy más libre que tú y el que ella desde ya sepa que soy cercano a su madre será de gran ayuda —expuso.

—Caín, no quiero un papá para mi hija...

—Yo lo sé —puso su mano sobre la mía—, y tampoco busco serlo, solo quiero que sepas que me tienes aquí, no seré más que un amigo, pero valoro tu amistad.

—Gracias, Caín. ¿Dónde está Rosé? —llevé el café a mis labios, dándole un sorbo.

—Se quedó con Kyrell, dijo que le explicara unas cuantas cosas. Así que tenemos una cena en tu casa, ¿ella irá?

—Sí, por supuesto —asentí.

—Jennie —me llamó. Voltee a mirarlo—. Se sincera conmigo, ¿Esa chica y tu se conocían desde antes?

—No, ¿por qué? —contesté nerviosa.

—Por sus miradas, ella te miraba como si te hubiera estado buscando por mil vidas antes y tú como si le tuvieras miedo —se cruzó de brazos sobre la mesa—. Definitivamente algo pasó ahí.

—Pasó, Caín. Ya no más —suspiré—. Tengo que regresar, ¿vienes conmigo?

Este solo dio un asentimiento con su cabeza, no se propuso pararse, pero yo no lo esperé, solo caminé hasta fuera, cruzando miradas con Rosé. Los sentimientos encontrados que tenía eran tan fuertes que me nacieron unas inmensas ganas de llorar.

Sentimiento confuso que generó más que un estres absurdo en mí, sensanción de intranquilidad y turbulencias agotadoras, necesidad aberrante de correr lejos de lo que me estaba provocando el dolor y lo aumentaba.

Eso era una persona, de la cual ya no podía huir si quería mantener un perfil profesional. Desde mi parada, la vi a ella, mirando con detalle todo lo que era la construcción, a unos ingenieros explicándole el proceso y la terminación.

This Side Of Paradise. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora