Capitulo 5

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La sala de reunión no había estado tan concurrida desde la boda de Daemon con Laena, pero aquella vez había sido por una ocasión especial, esta no lo era en absoluto.

Aemond estaba sentado frente al fuego, mientras un maestre le curaba y cosía el ojo. Daenerys estaba parada a unos metros junto al resto de los niños. Observaba como la aguja entraba y salía una y otra vez de la herida del príncipe quien apretaba los apoyabrazos del sillón en el que estaba. Sin dudas aquello le dolía.

No entendía que era lo que había pasado para que Jace y Luke actuaran de esa forma. No podía evitar sentirse mal por toda aquella situación.

Alicent permanecía cerca de su hijo, mientras que Viserys estaba unos pasos más alejado.

– ¿Cómo permitieron que esto pasara? Quiero respuestas. –cuestiono hacia el guardia Sir Harrold.

–Los príncipes debían estar en sus camas, mi rey. –aun no comprendía como nadie había notado la ausencia no solo del príncipe Aemond, sino también del resto de los príncipes.

– ¿Quién tenía la guardia? –el rey quería encontrar un responsable.

–El príncipe fue atacado por sus sobrinos, majestad. –quien respondió fue Sir Criston Cole, el guardia personal de la reina. No era desconocido que aquel guardia sentía cierto odio hacia Rhaenyra y su descendencia.

– ¡Juraron proteger y defender mi sangre! –aquel inconveniente era algo que Viserys no podía pasar por alto. A cada lugar que iba siempre llevaba a sus mejores guardias para que los protegieran, sin embargo esa noche habían fallado en su tarea.

Sir Harrold se disculpó, aceptando su falta, pero Sir Criston no lo hizo.

–La Guardia Real no defiende a príncipes de príncipes. –aquellas palabras enojaron aún más al rey.

– ¡Esa no es una respuesta! –grito.

–Va a sanar, ¿no es cierto, maestre? –Alicent era ajena a todo a su alrededor. Su atención estaba solo en su hijo y aquella herida que cruzaba desde su frente hasta su mejilla. Todos permanecieron en silencio para oír al maestre quien terminaba de suturar la herida del príncipe.

–La piel sanara. Pero ha perdido el ojo, su majestad. –Alicent no pudo evitar sentir como su corazón se apretujaba al oír aquello. Su hijo seria tuerto de por vida.

Daenerys por su parte se sintió mal por Aemond. Desconocía que había ocurrido entre ellos en los pasillos, pero no creía que perder un ojo fuera algo justo. Observo a Luke quien se tomaba la nariz.

–Déjame ver. –pidió, a lo que el niño acepto. La princesa observo como su pequeña nariz estaba manchada con sangre y como empezaba a hincharse. –Creo que tienes rota la nariz, luego iremos a que te la revisen. –la atención de Daenerys volvió hacia la reina cuando oyó un ruido. Alicent había golpeado a Aegon.

– ¿Por qué fue eso? –pregunto el mayor de los hermanos mientras se tomaba la mejilla golpeada.

–No se compara con el abuso que sufrió tu hermano mientras te ahogabas en copas, imbécil. –en ese instante ingreso Lord Corlys junto a su esposa. Daenerys observo esperando que su padre viniera detrás de ellos, pero eso no fue así. La pequeña se preguntaba dónde estaba.

– ¿Qué significa esto? –cuestiono la serpiente marina. Uno de sus criados fue el que fue por él y su esposa a sus aposentos.

Rhaenys camino hacia sus nietas, las cuales aún estaban temblando por el miedo. Las gemelas abrazaron a su abuela, intentando encontrar un poco de alivio.

Daenerys permaneció junto a Luke y Jace pues eran los únicos que estaban solos. Daemon y Rhaenyra no habían acudido al lugar. Ella no era tonta, había visto como la heredera al trono de hierro buscaba la mirada de su padre durante el funeral, e imaginaba que ambos no estaban presentes porque estaban juntos, y se imaginaba bien haciendo que. Aquello la enfureció.

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