Capitulo 9

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Alicent Hightower sabía que debía buscar aliados. Por lo que camino por los pasillos del castillo, deteniéndose frente a una puerta.

Al ingresar se encontró con Rhaenys, la cual estaba furiosa de estar encerrada. La reina se disculpó, y no pudo ocultar su malestar. Rhaenys supo por el brillo opaco de sus ojos lo que había ocurrido. También supo que Alicent había usurpado el trono. Ahora todo tenía sentido. Su encierro, los criados que fueron guiados juntos hacia los calabozos, lo cual había logrado ver por la ventana.

Alicent la intento convencer en que había sido el último deseo de Viserys de coronar a Aegon, pero que no le importaba si no le creían, pues Aegon iba a ser coronado aunque todos se opusieran.

La reina intento convencer a Rhaenys de apoyar a su hijo, sabía que necesitaban tenerla de aliada, a ella y su dragón, pero la mujer se negó a brindarles su apoyo. Su casa ya había decidido, y su decisión no era voluble.

–No gobernamos, pero podemos guiar a los hombres que lo hacen. Gentilmente, lejos de la violencia y la destrucción, para encaminarlos hacia la paz. –Alicent tomo las manos de Rhaenys, pero esta se soltó disgustada.

– ¿Es en el nombre de la paz que me aprisionas? ¿Qué le paso a mi dragón? –estaba preocupada, pues no sabía de qué sería capaz la reina.

–Si nos superan, Rhaenyra podría atacarnos y se desatara una guerra. Sin tu dragón, y el de Daenerys, podríamos convencerla de negociar. –Rhaenys supo que la primogénita de Daemon también había sido secuestrada, pues un jinete no se iría sin su dragón, y el dragón tampoco se alejaría de él. –Tendrás Driftmark si es lo que quieres. Para ti y tus nietas. Lo heredaras a quien te plazca. –

–Eres más lista de lo que creí, Alicent Hightower. –sabía que la reina no era ninguna tonta, pero no creía que fuera alguien inteligente. Siempre creyó que quien hablaba dentro de su boca era su padre, pero podía notar que las palabras aquellas no eran de Otto.

–Una verdadera reina evalúa el costo para su pueblo. –

–Aun así estas al servicio de los hombres. Tu padre, tu esposo, tu hijo. No deseas ser libre, sino una ventana en la pared de tu prisión. Dime, ¿alguna vez te has imaginado en el trono de hierro? –la observo atentamente, notando como el rostro de la reina cambiaba. Sin dudas aquella imagen se le había cruzado más de una vez a Alicent.

–Te dejo para que lo medites. –la reina no quería seguir en aquel cuarto. Rhaenys la leía como un libro abierto y eso le molestaba.

Salió, ordenando a los guardias que nadie entrara ni saliera. Esperaría por su respuesta.

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Aemond y Cole habían visto como Otto le entregaba una bolsa de oro a aquella mujer la cual no conocían. Sabía que sin dudas aquello tenía algo que ver con Aegon, por lo que cuando los gemelos se alejaron de la plaza, decidieron seguirlos.

Llegaron al templo, y esperaron fuera. No actuarían hasta ver a Aegon con ellos.

Luego de esperar un rato, vieron como Arryk salía llevando del brazo a un Aegon despeinado, desaliñado y un tanto borracho. Cole lo apunto con su espada pues ellos habían sido enviados por la reina en busca de Aegon. Sir Arryk saco su espada, dispuesto a llevarse al príncipe, pero Aegon se sacudió, soltándose del agarre. Aquello lo aprovecho Cole para lanzar su espada, la que fue bloqueada por la espada de Arryk.

Aegon corrió por las escaleras, y creyó que había logrado escapar, hasta que vio que su hermano venía detrás de él. En pocos pasos, lo derribo.

– ¡No! ¡Detente! –grito intentando zafarse de Aemond. Erryk observaba las luchas desde las escaleras, sin intervenir.

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⏰ Última actualización: Oct 22 ⏰

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