𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟔.

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Cambiantes

Un nuevo día amanecía en Equestria, y el protagonista, el Zorua Adrián, se encontraba en el comedor del castillo, disfrutando de un desayuno que consistía en un apetitoso panqueque.

Con un simple gesto de su magia, hacía levitar un trozo del manjar hacia su boca, mientras sus orejas sintonizaban las conversaciones que se desarrollaban a su alrededor.

Rey Aqmar: Sí, tal parece que los ataques misteriosos en el bosque Everfree han cesado, pero no sé por qué.

Comentó el rey Aqmar con tranquilidad, tomando un sorbo de café que parecía reconfortarlo en la mañana.

La reina, con una sonrisa burlona y cómica, intervino con una chispa de complicidad en su mirada.

Reina Elaine: Querido, creo que nuestro pequeño zorro tiene algo que ver con eso.

Dijo, dirigiendo su atención hacia Adrián.

El Zorua, que había estado absorto en su desayuno, abrió los ojos con sorpresa, cuestionándose cómo la reina había llegado a tal conclusión.

Mientras la reina lo miraba con simpatía, Adrián sintió un torrente de emociones. Por un lado, había orgullo por haber defendido el reino, pero también una preocupación profunda por las implicaciones de sus acciones.

La curiosidad de la reina y su insinuación lo hacían reflexionar sobre su propio papel en la protección de Equestria.

Adrián: ¿Cómo lo sabe?.

Pensó, sus pensamientos girando en torno a las posibles conexiones entre su intervención y la calma repentina en el bosque.

Rey Aqmar: ¿Es eso cierto?.

Preguntó el rey Aqmar, su mirada fija en Adrián, quien, con una actitud tranquila, asintió con la cabeza. El ambiente se tornó más serio, y la curiosidad del rey se palpó en el aire.

Rey Aqmar: ¿Cómo era la criatura?.

Inquirió el monarca, su voz cargada de interés mientras se inclinaba ligeramente hacia adelante, como si cada palabra de Adrián fuera crucial para comprender la amenaza que había enfrentado.

Adrián, sintiendo la responsabilidad que recaía sobre él, comenzó a describir la criatura en detalle.

Habló de su imponente figura, erguida sobre dos patas, sus garras afiladas como cuchillas, y su boca, que se abría en un gran cráneo que parecía un wendigo.

Con cada palabra, la tensión en la sala aumentaba, y las expresiones de preocupación se hacían más evidentes en los rostros del rey y de la reina, así como en las princesas, quienes escuchaban atentamente.

Rey Aqmar: Ya veo... gracias por encargarte del asunto... Pero para la próxima, tienes que decirnos. ¿Qué hubiera pasado si esa criatura te hubiera hecho daño y no hubieras salido ileso de esa batalla?.

Su preocupación era palpable; aunque Adrián era su alumno, también lo consideraba un amigo querido.

Las princesas, con sus miradas llenas de inquietud, se unieron a la conversación, instando a Adrián a que compartiera sus pensamientos y preocupaciones.

¡𝐋𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐒𝐈𝐍𝐈𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐒! /// 𝐌𝐲 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐏𝐨𝐧𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora