Líneas Brumosas Del Pasado; Parte 2
—¡Léala usted mismo!—
El teniente observó con confusión a Aisha mientras tomaba la carta manuscrita. Aunque la carta estaba escrita en caracteres Árabes Naskh, esto no representaba un obstáculo para él; su formación y experiencia le permitían comprender la mayoría de los idiomas del mundo, incluido el Árabe. Procedió a abrir la carta y a leer su contenido, mientras Aisha lo miraba con una expresión de desprecio.
Querido Teniente,
Debe saber que estas palabras fueron escritas por un soldado Árabe en su lecho de muerte. Este soldado, defendiendo su nación y su religión con botas desgastadas, en medio de este viento implacable y con alimentos e incluso agua limitados, está lejos de su familia, sus hijos y su madre. Hace uno o dos años, enterró a su padre en esta tierra y ahora se pregunta si sus hijos también tendrán que enfrentar esta realidad. No se preocupa por sí mismo; ser un mártir es un honor que no se puede describir. Mi única preocupación, mi único miedo, es qué será de mi esposa, Khadija, mis hijos y mi madre si llego a ser martirizado. Aunque Khadija es una mujer de gran fortaleza, eso no aligera la carga de su corazón. Si usted está leyendo estas líneas, teniente, significa que he tenido la oportunidad de experimentar el martirio.Mi intención no es que usted, como Español, sienta compasión por nosotros. Al contrario, mi propósito es que comprenda el tipo de resistencia con el que se está enfrentando. Esta nación no cederá fácilmente este territorio. No regalaremos estas tierras. Somos Árabes; nuestra nobleza nos impide rendirnos con facilidad. Lo menciono por si considera retirarse, porque si no lo hace, lo arrojaremos nuevamente a la ruta del Califato donde vino.
Teniente, recuerde que los Árabes poseemos un espíritu tenaz y somos profundamente posesivos.
Estas tierras no serán acogedoras para usted.
Ilbira es intransitable, no podrá avanzar.
Mayor Elías.
Aisha reprimió sus sollozos, determinada a no mostrar debilidad. Su objetivo era claro: demostrar a ellos la fortaleza de su pueblo.
El teniente, con la boca entreabierta por la sorpresa, contemplaba con asombro la escena ante él ¡Qué nivel de devoción hacia la patria! Admiraba profundamente a esta nación, viendo en sus soldados una entrega absoluta. Ninguno había sido forzado a luchar; todos se unieron voluntariamente, algunos con apenas 15 años. En contraste, los soldados de su propia tierra habían sido reclutados bajo la obligación, él mismo incluido.
Sin palabras, dirigió su mirada hacia Aisha. Pensó en el impresionante ejército que tenía ante él: hombres con la fuerza y la determinación de verdaderos titanes.
Con una sonrisa sincera, dijo: —Vuestra devoción por la nación es admirable...— Aisha le lanzó una mirada desdeñosa antes de retirarse apresuradamente, evitando que él la viera llorar. Respiró hondo, tratando de mantener la compostura, cuando de repente vio a su madre, Fátima, correr hacia ella con una expresión de felicidad.
—Tu padre está bien, alhamdulillah..—
Aisha abrazó a su madre con alivio, sintiendo cómo, finalmente, una parte de la carga en su corazón se aligeraba, vio de lejos que su hermana se acercaba con una de sus típica sonrisas hacia ella.
—He oído que estás cuidando a un teniente español—
Aisha rodó los ojos ante la innecesaria curiosidad de su hermana y respondió con un tono seco.
—No preguntes..— su voz estaba cargada de resentimiento.
—¡No seas así Aisha! Aunque.. es bastante elegante y atractivo, pase al lado de su tienda y no estaba nada mal—
—¡Pero que dices!— Aisha le dio un ligero golpe en el brazo a Layla y continuó, indignada: —¿Es eso lo que te preocupa? ¡Ese soldado es Español, parte de quienes vienen a destrozarnos! ¡Es uno de los que se oponen a los Árabes y a nosotras!—
Mientras murmuraba para sí misma, ajustaba su uniforme de enfermera y se dirigía a la salida. Layla siempre había sido así: demasiado soñadora, ajena a la gravedad de la situación. Qué diferentes eran.
Aisha fue directamente a ver al teniente, impulsada tanto por su deber como por la necesidad.
Entró en la habitación y, sin perder tiempo, comenzó a revisar sus heridas y a administrarle los medicamentos para la inflamación.
—¿Cuál es tu nombre, enfermera?— preguntó Álvaro, observándola con interés.
—¿Y a ti qué le importa?— respondió ella, sin mirarlo "Después de todo, una vez que te enviemos de regreso, nuestros nombres y hasta nuestras caras serán olvidadas. Especialmente la mía"
—¿No crees que la curiosidad es motivo suficiente?— insistió él.
—Demasiada curiosidad mató al gato— replicó ella, enfatizando la última palabra con cierta ironía, sin poder evitar una sonrisa burlona al notar el bigote de Álvaro.
Sin esperar una respuesta, Aisha se dio la vuelta y comenzó a retirarse, dejando la pregunta del teniente sin contestar. Pero justo en ese momento, otra enfermera la llamó desde el pasillo.
—¡Enfermera Aisha! ¿Vienes?—
El nombre que Aisha había tratado de mantener en secreto quedó al descubierto en un instante, y Álvaro no dejó pasar el detalle.
—Aisha..— murmuró para sí mismo, saboreando el nombre.
Aunque Aisha le había asegurado que sus nombres y rostros serían olvidados, el teniente Álvaro sabía en ese momento nunca podría olvidar él de ella.
Pasaron varias horas antes de que Aisha volviera a la habitación del teniente. Al llegar, se dio cuenta de que la cama estaba vacía, y frunció el ceño con desconcierto. En ese momento, el médico se acercó a ella.
—Oh, lo siento, enfermera. Creo que olvidé mencionarlo: acaban de trasladar al teniente— dijo el médico.
Aisha asintió en silencio, sintiendo un inesperado alivio. El teniente Álvaro, quien había sido una fuente constante de preocupación durante los últimos dos días, finalmente se había ido. Una leve sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.
Sin embargo, un trozo de papel sobre la cama captó su atención. Aisha lo tomó con cautela y lo desdobló. A medida que leía las líneas escritas a mano, sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza.
Enfermera Aisha,
Oh, como podría describirte, "chica reservada"... El hecho de que me cuidaras, a pesar de tu evidente odio hacia mí, aunque no era necesario, y aunque podrías haberme dejado morir, me mostró cuán magnánima eres. A ustedes, los Árabes, les debo mi gratitud... (Aunque sé que incluso mi agradecimiento no la aceptaréis.)Teniente Álvaro De Castilla.
Aisha encontró el contenido de la nota absurdo y, con un gesto de indiferencia, lo guardó en el bolsillo de su delantal, sacudiendo la cabeza. Estaba convencida de que nunca volverían a encontrarse, y que con el tiempo, ambos se olvidarían mutuamente. Después de todo, no eran más que dos personas comunes y corrientes en un mundo vasto e indiferente.
Pero en el fondo, algo le decía que estaba equivocada.
___
Naskh: Es un estilo de caligrafía Árabe más fluida y legible que se usa comúnmente en la escritura del Corán y en documentos oficiales.
La ruta del Califato: La ruta está marcada por dos elevaciones geográficas: Sierra Morena, en Córdoba, y Sierra Nevada, en Granada.
Alhamdulillah: Es una expresión árabe / musulmana que significa "Alabado sea Dios" o "Gracias a Dios"
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Amor en la Nación
RomanceÁlvaro, un teniente Cristiano, que participó en la batalla de las Navas de Tolosa a instancias de su padre, y Aisha, una enfermera Musulmana, voluntaria en el hospital musulmán, se reencuentran después de dos años. Una traición, un amor y un anhelo...