Capitulo 11

938 127 24
                                    

"Miénteme"

Stafanya:

Me encontraba sentada sobre el pequeño sillón con vista a la ciudad desde el gran ventanal de la habitación, cruzada de piernas mientras pensaba en lo sucedido con Iván.

Me sentía usada una vez más, pero mi agonía era que no había poder humano que hiciera que me dejara en paz, tampoco podía huir tan fácil. Se que las cosas se estaban tornando complicadas, y eso me preocupaba.

Necesito irme de aquí rápido, necesito un teléfono, tengo que lograr comunicarme con Leonel. También tengo que echar en marcha lo que acorde con Néstor sobre el proyecto, pero ahora ya no se si será fácil.

-Stefanya, ¿no vas a cenar? —la voz de mi hermano del otro lado de la puerta hizo que me saliera de mis pensamientos, me puse de pie y caminé hasta la puerta para poder abrirla.

-Ya es tarde para cenar —dije apenas abriendo la puerta, encontrándome con mi hermano.

-¿Y qué tiene? —rio echando su cabeza hacia atrás—, tenemos hambre no hemos comido nada, ¿tú no?

-Si tengo hambre, pero.... —hice una leve pausa, moría de hambre pero no quería encontrarme con Iván o Alejandra—, ¿qué van a cenar?

-Pedimos tacos y ya vienen en camino

-¿A domicilio? ¿Eso no es arriesgado? —arquee una ceja y mi hermano negó con la cabeza—, ¿quienes cenarán?

-Pues todos tonta, todos tenemos hambre hemos comido puras bocanadas de aire —respondió haciendo un puchero lo cual era divertido en el.

En estado de estática lo pensé un par de veces, no puedo ir por la vida escondiéndome de Iván y su tipa. Si el me juega sucio yo también lo haré, una vez ya me alejé por culpa de él y sus acciones, no lo volveré a hacer, tengo derecho de hacer lo que quiera y el no será mi impedimento.

-Esta bien, vamos —dije sin más saliendo de la habitación y cerrando la puerta a mis espaldas para después comenzar a caminar por el largo pasillo de ventanales junto a Diego, quien no paraba de hablar incoherencias.

Llegamos a la primera plantilla y justo el timbre la puerta se escuchó, miré como Alfredo tomaba el radio y daba unas indicaciones las cuales no fueron lo suficientemente audibles debido que apenas nos acercábamos.

-Justo a tiempo, los plebes ya están agarrando la cena —anunció Alfredo dirigiéndose a refrigerador y abriéndolo—¿qué van a querer tomar? —preguntó mientras traspulcaba en este.

-¿Qué hay? Haber —dijo Ovidio poniéndose a un lado de Alfredo trato de ver el interior del refrigerador.

Llegue a la isla de la cocina junto a Diego, para después girarme hacia el pequeño comedor que adornaba en un rincón, ahí estaba Alejandra pintando sus uñas con esmalte, mientras que Iván se encontraba admirando la ciudad desde su asiento gracias al gran ventanal que había justo enfrente del comedor, parece ser que esta casa es transparente, hay cientos de ventanales por toda la casa.

-Que sea una coca bien helada no —dijo mi hermano llegando hasta ellos, quienes empezaron a sacar todos los refrescos del refrigerador. Desvié mi vista a la puerta principal cuando esta se escuchó abrirse, dos hombres totalmente encapuchados y armados entraron con unas bolsas, una en cada mano.

PERFUME A CELOS •IAG•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora