꒰ Almond ꒱
El día que mis antenas vibraron, sentí que estaba dentro de un sueño. Desperté temprano con el pecho agitado y ante mí un sinfín de luces comenzaron a guiarme, y era el único que podía verlas. Mi mundo giraba y las horas del reloj se detenían lentamente mientras me apresuraba a su encuentro. Era de alguna manera gratificante que algo tan simple y preciado me ocurriera a mí, un extraño entre tanta gente. Tal vez porque había pasado largas horas pensando en quién sería, dónde estaría, cuáles eran sus miedos, en qué pensaba la mayoría del tiempo.
Aún más, cuando cerraba los ojos la imaginaba, aunque no supiera realmente sobre ella.
Yo había llegado a este planeta con la apariencia de un niño y el alma de un aventurero. Pase largos años de mi vida mirando el universo, grabando cada rincón a mil años luz, escuchando el silencio de la galaxia y preguntándome a dónde iríamos en realidad, dónde sería el final de nuestro inesperado viaje. Y al llegar aquí, a este afable mundo, dejé de sentirme asustado. Intenté comprender la razón, en realidad no tenía una respuesta clara en ese entonces hasta que tomé un autobús y corrí largas calles para encontrarla.
Irina era la razón por la cual me sentía a salvo.
Ella abrió aquella puerta y rápidamente caí a sus pies. Sus ojos curiosos, su suave voz, el tono de su risa y la gracia con la cual caminaba, quedé embelesado con tan solo mirarla. Sin embargo, parado ante ella temblé y no deje de temblar, ansioso y sobrecargado por el entusiasmo de que finalmente la había encontrado.
La encontré a ella, el centro de mi universo.
Y, aunque he delirado sobre mi propio miedo de ir demasiado rápido, de asustarla y alejarla, Irina no me apartaba. Fue así que pude descubrir pequeñas cosas sobre ella, detalles que resaltan en cada una de sus expresiones. Como su amor por la repostería, que le gustan los libros de fantasía por la repisa donde los guardaba, la curiosidad de niña que intentaba ocultar o el dolor que sus ojos transmitían cuando se perdía en sus viejos recuerdos. Cosas simples que estrujaron mi corazón.
Sabía que alguien había marcado su memoria de dolor y tristeza, ¿quién sería tan cruel para hacerlo?
Ella me respondió un día, me confió parte de su secreto y las estrellas de mi universo comenzaron a brillar aún más. Era poco tiempo, lo sé. Nos conocimos recientemente, pero para mí era como una vida entera. Algo que no podía describir con simples palabras.
Ansioso me detengo, aparto mis pensamientos y la veo entrar al comedor mientras sus rojas mejillas sobresalen bajo esa tímida mirada.
Irina llevaba un tierno vestido azul, casi como el cielo de noche, su corto cabello se movía con cada uno de sus movimientos y una pequeña pulsera plateada adornaba con gracia su muñeca. Resplandecía, ella realmente brillaba como la luna. Ella se veía tan hermosa.
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Mi chico de las estrellas #PGP2024
RomanceIrina era una mujer solitaria, pero llevaba una vida sumamente tranquila. Sobre todo, porque prefería ignorar que hace 15 años la vida humana cambió tras el primer contacto con los alienígenas. Y a pesar de las historias de amor entre humanos y alie...