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VIOLET HARGREEVES SIEMPRE SUPO QUE LA VIDA EN LA ACADEMIA UMBRELLA ERA DIFÍCIL, pero no se imaginaba que lo sería tanto. Su poder era diferente a la de los demás, no la atormentaba como a algunos de sus hermanos les ocurría con sus propias habilidades; en realidad, para ella, la manipulación cuántica era algo jodidamente genial. Pero Reginald Hargreeves, su padre, insistía en que debía dominar sus poderes o terminaría como Cinco: esfumada en el espacio-tiempo. Aunque esa idea le resultaba más tentadora que aterradora, Violet tenía una razón muy importante para seguir en la Academia, una razón que la mantenía anclada a la realidad: Klaus Hargreeves, el Número Cuatro, el chico que nunca vio como un hermano, sino como algo más, como una razón para vivir... el era quien le daba esa razón de vivir.
Klaus había sido su apoyo desde siempre, pero se convirtió en su ancla a la realidad cuando Cinco desapareció y ella casi pierde la cabeza. Violet había sentido la ausencia de su mellizo como un vacío insaciable, una herida abierta que nunca cicatrizó. Cada día sin Cinco era una lucha para mantenerse a flote, para estar cuidar al rededor de una vida que continuaba como si el nunca hubiera existido. Quería buscarlo, quería encontrarlo, pero temía que hacerlo solo empeorara las cosas. Quería pedirle a Klaus que intentara contactar con Cinco en... el otro lado, pero sabía cuánto lo atormentaba su propio poder, sabía que Klaus sufría demasiado. Así que guardó silencio, tragándose el dolor y renunciando a encontrarse con Cinco, esperando y pidiendo con todas sus fuerzas al universo que Klaus supiera cómo llenar ese vacío.
Sin embargo, Klaus la amaba, la amaba demasiado y lo único que lo atormentaba más que sus propios demonios era ver a Número Seis, en ese estado. Cuando el finalmente decidió utilizar su don, sorprendiéndola intentando invocar a Cinco, Violet desapareció sin dejar rastro, de desvaneció sin más. La desesperación y dolor que sintió Klaus fue abrumadora, más que para cualquier otro de los Hargreeves. Había perdido a alguien más, y esta vez, era peor, esa desolador porque era Violet, la persona que lo mantenía cuerdo en medio de su caos interno, la única persona dispuesta a bajar al infierno por el.
Los días que siguieron fueron oscuros y solitarios. Klaus no sabía qué hacer sin ella. No volvió a ver sus ojos color zafiro, esos ojos que le daban esperanza de que la vida podría ser diferente. El dolor lo consumió lentamente , y finalmente, años después la ausencia de Ben le empujó al abismo y cayó en lo único que le ofrecía una salida rápida, un sedante al sentimiento: las drogas.
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APOCALIPSIS... (PROBABLEMENTE)
Violet Hargreeves cayó al suelo de rodillas, tosiendo por el polvo y el humo. Un hombre adulto, vestido con un traje perfectamente arreglado, la había arrastrado hasta ahí entre los escombros y el fuego. Su estómago se revolvió, no sabía si era por el caos y el ambiente tan hostil o por el viaje en el tiempo, entonces ella soltó el vómito, en cuestión de segundos, se recompuso. Para sorpresa del trajeado, Violet no tardó mucho en reaccionar. Había sido secuestrada, sí, pero en ese momento, eso era lo menos importante.
━━¿No podías secuestrarme en un lugar mejor? No sé, ¿Disneylandia tal vez? ━━preguntó Violet, con su habitual tono sarcástico, tratando de entender la situación.
El hombre la miró con gracia, y sonrió ampliamente.
━━Bienvenida al apocalipsis, preciosa.
Violet sintió un nudo en el estómago. Volteó a verlo, la duda y el miedo reflejados en sus ojos. Sin decir una palabra más, el hombre tomó un maletín negro y extraño, y comenzó a alejarse de ella sin decir nada.
━━No me vas a dejar aquí, ¿verdad?, tengo 14 años, ¡no me puedes abandonar aquí! ━━dijo Violet, con un tono que era más una afirmación que una pregunta.
El hombre se detuvo y la miró por encima del hombro.
━━Tranquila, no vas a estar sola. ━━ El chico de traje y perfectamente peinado vio su reloj ━━Nos veremos pronto... o tal vez no.
Y sin más, como si no fuera más que una molestia en su agenda, el desapareció absorbido por el maletín, dejándola sola en medio de la destrucción. Violet se quedó ahí, en silencio, rodeada de cenizas y ruinas. Todo lo que había conocido, todo lo que había amado, estaba destruido. Solo le quedaba un pensamiento, una última conexión a la vida que alguna vez tuvo.
━━Klaus...
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, y por primera vez en mucho tiempo, Violet Hargreeves se sintió completamente perdida. Era un vacío insondable, un abismo que amenazaba con devorarla entera. Pero Violet no era de las que se dejaban vencer. Tras unos minutos de desesperación, en los que el peso del mundo parecía hundirla en la oscuridad, respiró hondo y, con brusquedad, limpió las lágrimas de su rostro. Sus ojos aún estaban cristalizados, pero la determinación se apoderó de ella.
Observó el paisaje devastado a su alrededor, tratando de calmar el temblor en sus manos. Intentó usar sus poderes, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo, pero algo estaba mal. Un sudor frío la envolvió al darse cuenta de que no podía moverse. Era como si una barrera invisible la aprisionara, sofocando su velocidad, robándole el control. Un escalofrío la recorrió. No tenía otra opción que caminar.
Las horas pasaron como un mal sueño. Violet se abrió camino entre escombros y sombras, con la desesperanza como su única compañía. Las rodillas le dolían, la piel estaba desgarrada y cubierta de polvo, pero no le importaba. La sed le quemaba la garganta, y el aire apestaba a muerte y destrucción. Entonces, en la distancia, vio algo que le hizo detenerse en seco: la Academia Umbrella, su hogar... o lo que quedaba de él.
El edificio estaba en ruinas, reducido a un esqueleto de concreto y acero, como un cadáver dejado a descomponer bajo el sol. Violet sintió un nudo en el pecho, tan apretado que apenas podía respirar. Caminó hacia los restos, con las piernas temblando y el corazón acelerado, incapaz de procesar lo que veía. Las lágrimas comenzaron a nublar su visión de nuevo, pero no pudo detenerlas. Y entonces, cuando llegó a lo que alguna vez fue la entrada, sus piernas cedieron. Cayó de rodillas en la tierra, con los ojos llenos de lágrimas, todo lo que había conocido, todo lo que había amado, estaba destruido.
━━Esto no tiene sentido... ━━ Soltó en un hilo de voz.
Se quedó allí, paralizada, sintiendo cómo la poca esperanza que le quedaba se desmoronaba junto con su alma. Con un doloroso esfuerzo, se levantó, tambaleante, alejándose de los escombros. Pero ese fue su error. Al dar la vuelta, sus ojos captaron algo entre la destrucción, algo que la hizo detenerse en seco.
Ahí, entre las sombras y los restos de lo que una vez fue... el cuerpo de Klaus, Violet lo reconoció de inmediato, a pesar de las marcas del tiempo en su rostro. Su corazón se detuvo, y luego explotó en un grito desgarrador que resonó en el vacío, como un eco de dolor que nunca se disiparía. Su grito fue tan intenso, tan cargado de desesperación, que el aire a su alrededor vibró, sacudiendo los escombros a sus pies. Era un grito que venía de lo más profundo de su ser, un grito que no solo rompía el silencio, sino también su propia cordura.
Antes de que pudiera reaccionar, unos brazos la rodearon, envolviéndola en un abrazo firme, como si intentaran contenerla, protegerla de la verdad horrible que acababa de descubrir.
━━¿Cómo llegaste aquí?━━ La voz temblorosa de un chico la sacudió, pero Violet estaba en shock, incapaz de responder, de comprender lo que estaba sucediendo. Su cuerpo estaba rígido, sus ojos fijos en la figura del hombre que alguna vez fue su ancla. El chico la sostuvo con fuerza, su voz quebrada por la desesperación.━━¡Carajo, Seis, mírame! ¿Cómo llegaste aquí?
Violet finalmente alzó la mirada, sus ojos llenos de confusión y miedo. Pero lo que vio la dejó sin aliento. Detrás de un rostro sucio y ropa medianamente post apocalíptica, en medio de la devastación, estaba Cinco, su hermano perdido, pero no como lo recordaba. Su rostro estaba demacrado, sus ojos vacíos, sin rastro de vida. Era un cadáver andante, un reflejo de lo que alguna vez fue. El horror la invadió.
Había encontrado a Cinco, sí, pero... a qué costo.