•••
VOL. I
¡ CAPÍTULO TRES !
basura espacial✦ ✦ ✦
APOCALIPSIS
El sol agonizaba en un cielo de tonos grises y naranjas, iluminando débilmente un paisaje desolado. Cinco y Seis caminaban entre los escombros, sus pasos resonando en el vacío de un mundo que había dejado de existir. Empujaban un carrito de comida oxidado y chirriante, como si fuera un símbolo del peso invisible que cargaban en sus hombros. Ninguno de los dos tenía ganas de hablar. Habían transcurrido años para Violet y algo más para Cinco, pero esa diferencia ya no importaba; estaban atrapados en el Apocalipsis, y la monotonía los había envuelto como un sudario. Violet, con una persistencia melancólica, había insistido en contar los días, como si aferrarse a ese detalle pudiera otorgarles un poco de control sobre el tiempo.
Caminaron durante horas, más allá del cansancio, más allá de la desesperación. La devastación a su alrededor se había vuelto tan cotidiana que ya no dolía como antes. Mientras seguían su ruta, Violet encontró una cajetilla de cigarros medio enterrada entre los escombros. Su corazón dio un vuelco al ver que eran del mismo tipo que Klaus solía fumar. Recordó las veces que lo había observado fumar en silencio, con esa mezcla de rebeldía y tristeza que siempre lo rodeaba. Sacó un cigarro con una pequeña sonrisa, una chispa de nostalgia en sus ojos. Lo encendió con un simple gesto de su mano, un poder que había aprendido a dominar en la soledad del fin del mundo. Cinco la observó, sorprendido, pero en silencio; los poderes de Violet seguían creciendo, pero ninguno de ellos parecía ser la clave para regresar a casa.
De repente, Cinco se detuvo y miró fijamente algo en el suelo. Se agachó y recogió los restos destrozados de lo que parecía ser un satélite ━━¿Qué carajos?, murmuró, con incredulidad en la voz.
Violet miró el fragmento de metal en sus manos. "Basura espacial", pensó, con un amargo dejo de ironía. En este mundo en ruinas, incluso la chatarra podía tener algún valor. Con un suspiro, ambos trabajaron en silencio para levantar el satélite y subirlo al carrito. No intercambiaron palabras, pero cada movimiento estaba cargado de una melancolía que no necesitaba ser expresada. Mientras avanzaban, empujando el carrito, el olor del cigarro de Violet se mezcló con el polvo y la desesperanza, creando una atmósfera pesada, cargada de recuerdos y de un anhelo por lo que habían perdido.