𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎ 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 1 [en Corrección]

Capitulo 35 ✞︎Mᴀʟᴅᴀᴅᴇs✞︎

༒︎

𝐒𝐋𝐀𝐕𝐈𝐊

¿Qué si cometía pecados? ... Bueno, sí, matar a las personas que se entrometen en mi camino por ser como unas asquerosas cucarachas.

Podría ser, pero cómo me importa un carajo si es pecado o no. Lo haría las veces que quiera con tal de ver brillar esos ojos que me tiene maldito, ella es mi sol. Haría todo por ella, para que sea la reina de este jodido mundo. Por ella haría arder el mundo como el verdadero infierno si alguien se atreviera a hacerla llorar; que la haga menos, porque Elia es más que eso. El que la insulte no querrá vivir en la palma de mis manos. Porque el diablo, cuando se enoja, arrasa con todos los hijos de putas que la ven con los ojos que solo yo puedo verla... Aquella persona que se atreva a mirarla, tocarla, respirar el mismo aire que ella, siquiera, imaginará algo que jamás pasará. Lo quemaré vivo con mis propias manos. Y desearía no haber nacido.

¿Por qué? Es simple.

Porque yo hago maldades, el pecado no existe en mi mundo.

Porque ella es mía, mi amor, mi precioso sol. Mi princesa, mi reina y mi jodida vida al mismo tiempo.

Porque nosotros juntos haremos arder al mundo. Haremos llorar a Los Angeles y las sombras de los demonios que se entrometen en nuestro camino.

Porque somos unos malditos benditos y eso nos hace uno solo. El poder rodea nuestro alrededor.

Porque ambos estamos malditos de amor y pasión. Porque ya sea obsesión o amor a primera vista, nada me detendrá a tenerla conmigo y solamente conmigo.

Porque es absolutamente mía.

Mis dedos se apoderaron de su nuca, atrayéndola a mis labios, deseándola por completo. Introduzco mi lengua buscando la suya húmeda y caliente. Un jadeo sale de sus labios, y es suficiente para mandar a la mierda mi maldito control con ella. Muerdo sus labios, estirando de ella. Mis manos no se quedan atrás y con ellos recorre cada parte de su cuerpo. Estrujando su trasero, me deshago de la pequeña tela que cubre lo que me pertenece. Elia enreda sus brazos alrededor de mi cuello y una mano sujeta mi barbilla queriendo controlar el beso; por unos segundos se lo concedo.

Mis dedos llegan al broche del sostén, también de poca tela. Elia ejerce fuerza en mi mandíbula haciendo que la mire a sus hermosos ojos, miel brillando de deseo.

-Ten cuidado -pide con la voz agitada y sus tetas casi saltando en mi cara por qué está muy agitada.

Le dedicó una sonrisa, que hace que ella pose sus manos en mi pecho, esperando mis movimientos.

- Seré lo más cuidadoso que pueda, cariño, solo por hoy.

Su brasier cae al agua con espuma; lo agarro y lo pongo a un lado fuera del jacuzzi. Prestando más atención a las benditas tetas de mi esposa. Estrellando mi cara contra ellas, con una mano tomo una y la otra la meto a mi boca, que no cabe la mitad de ella. ¡Maldición! ¡Qué delicia! ¡Joder!

Elia ríe bajo, para luego soltar un chillido cuando muere su peso. Arquea su espalda dándole más acceso a mis benditas tetas. Las suelto y beso el medio de ellas, dejando besos húmedos sobre su piel, llegando a su cuello, muerdo el lóbulo y estiró de él luego a sus labios apetecibles...