༒︎
1 Semana después.
Slavik.
Esta noche atacaremos al maldito francés, que es que por eso tuve que encargarme personalmente.
Termino de hablar por llamada con mi hermano Vlad quien se encarga que todo esté bien en Rusia en mi ausencia.
Pasaron las horas. Cuando veo mi Rolex, 20:30. Me levanto y salgo de mi oficina. Subo las escaleras directo a mi habitación.
Me meto en la ducha, me deshago de mi ropa, el agua tibia recorre mi espalda. La mujer de ojos dorados, se clavan en mi cabeza de nuevo. La mirada que me dedicó esa noche, mientras tenía a otro hombre a su lado retenido. Eso es lo que no la hace una mujer normal, solo con verla a los ojos puedo descifrar, ellos mostraban algo que nunca había visto, un tanto sorprendida y también llenaba la rabia más intriga. Que me dejaron atónitos cuando ese brillo desapareció cuando me sonrió, como si se tratara de otra persona.
El baile solo me calentó más. Me encargo del idiota que iba a bailar con ella. Rio al recordar como lo hice.
Flashback.
Ella desaparece y el tipo quiere seguirla, pero lo detengo y lo agarró de la camisa estrellándolo contra la pared, el me mira con rabia y furia.
-¡Suéltame imbécil, no sabes con quién te estás metiendo!
-No lo sé y me importa una mierda – siseó entre dientes, arrastras lo llevó atrás del lugar.
Este se logra safar un segundo y se lanza sobre mí pero lo esquivo mientras cae como imbécil, se logra poner de pie y me lanza un puñetazo que da en mi hermoso rostro. Carajo.
Enojado lo devuelvo el doble. Pero el sonido detrás de mi espalda me impide irme detrás de él a golpes y después deshacerme de él.
-No tengo tiempo para despreciar con un imbécil como tú – lo agarró del cuello con mi brazo inmovilizandolo, en minutos se desmaya – Me espera mi preciado duraznito.
En segundos lo lanzo dentro de una habitación, lo tiró con fuerza sin importarme. Salgo cerrando la puerta, uno de mis hombres corre a mi dirección y me pasa una llave. Cierro la puerta y me marcho a hacer mi parte de conveniencia.
Golpeó mi cabeza por el azulejo, tengo que sacármela de mi cabeza. No obtuve nada de ella, tal y como lo dijo Isagi no se que trato tuvo con ella y quiero saberlo pero eso solo lo sabe él y la leona de ojos dorados.
¡Joder! Mis puños se estrella en la pared, no puedo soportar más necesito un polvo. Esa maldita mujer, mi polla reclama atención que no puede obtener y quiero que sea ella.
Jamás sentí la necesidad de seguir a una mujer, por qué era al revés ellas vienen a mi como si fuera el dulce más delicioso del planeta.
Pero ella, hizo que lo hiciera por primera vez en mi vida, aparte de ser rechazado por primera vez.
Deseo encontrarla y saciarme de ella y dejar esta estúpida necesidad de ese precioso culo que tiene mi duraznito.
Salgo del baño con ganas de mandar todo a la mierda.
Ya mi traje está tendido en la cama, me saco la toalla y me coloco el bóxer, luego mi traje negra de tres piezas.
Vincent hará una gala donde estarán sus socios. No saben que me encuentro en Francia y me las van a pagar.
Maldito traidor cabrón de mierda, robó una parte importante de mi mercancía, los últimos diseñados Vincent tenía acordado ser el que guía la ruta más libre de las ratas, la más rata fue el. Lo robado no es comprado con lo que fueron exportados a otros países, solo quiero darle una lección a los que se atreven a robarme y traicionarme.
Se supone que estoy de negocios aquí y no para buscar a un traidor.
Me arreglo el cabello, me coloco mi Rolex Wath, me rocío mi perfume. Salgo de la habitación. Mis hombres, se encuentran ordenando sus armas. Mis escoltas personales hacen lo mismo. Ellos me ven y me saludan con una reverencia y las manos detrás de su espalda. Veo las armas en la mesa.
No hago más porque tengo la mía en mi espalda, una OHWS.
-Vámonos – ordene para salir de mi mansión, una de tantas.
Subo a mi Bugatti, mis escoltas en el Cadillac Escalade negra, siguiéndome.
Minutos después llegamos. Me coloco un auricular invisible, al igual que mis escoltas que hacen lo mismo. Isagi viene conmigo, pero la mirada de advertencia lo detiene y saca el dedo del medio, corre a la camioneta antes que me de tiempo de bajar, este sale con prisa adelantándose hacia adentro del bar, cobarde.
Odio que me sigan cuando no lo deseo, en este caso lo detesto, Isagi me sigue por orden mía a todas partes, pero a veces no lo soporto hago el intento al contenerme de no llegar a matarlo porque es necesario para este trabajo.
-Max, Simón en la entrada – ordene a los que están a mi costado, ellos asienten colocándose a sus lugares indicados -Lucca tu quédate en el coche en caso de emergencia, Cairo entras conmigo los demás los quiero afuera. Atentos a cualquier movimiento raro y me lo informan de inmediato.
-Si señor.
Sin perder más tiempo, me adentro al bar. Las paredes con vidrios rojos, los bordes negros así también como los sofás y mesas alrededor, suficiente iluminación, ni hablar de las mujeres sobre algunas mesas que tienen tubos, los demás hombres rodean cada una de ellas.
Recorro la mirada por todo el lugar, desinteresado. Donde carajos se metió Isagi.
-¡Ey amigo! – gritan cuando me volteo Isagi está envuelto de cuatros mujeres semidesnudas y su brazo alrededor de sus cuellos cada una a su costado - ¡Tengo una para ti! ¡Nuestro gran amigo, nos trajo unos regalitos¡
Rodó los ojos caminando a uno de los sofás, lejos de esas putas y del imbécil de Isagi.
-Hola guapo – una mujer detrás de mí pasa sus manos sobre mis hombros tocando de más, giró la cabeza y la miró con asco- ¿No te gusto, lindo?
Mi carcajadas hacen que la mujer se pase delante de mí, se inclina obviamente mostrando sus tetas.
La no quiero ver, ni lamer.
-Apártate y has tu trabajo en otra parte.
-Lo estoy haciendo guapo – sonrió de lado cuando toma el atrevimiento de sentarse en mi regazo.
-¡Bien amigo! – aplaude exagerado, lo voy a matar, algún día – Nuestro socio llegará en breve, jefe.
-No me gusta la impuntualidad.
Un mesero me tiende un vaso con no sé qué mierda, pero me toca beber está mierda.
*Señor tenemos presencias, son varios incluido una mujer* habla uno de mis guardias por el auricular. No respondo solo escuché.
-Lamento la tardanza señores – una voz femenina se escucha a mi espalda, creo identificarla.
Mis labios se encurvan en una enorme sonrisa, no me lo puedo creer.
-Duraznito – dije en ruso, ella me ve un momento para después ver a la mujer en mi regazo pero, ella es la que tiene toda mi atención.
No hay mejor reencuentro que este, mi dulce duraznito está frente a mi.
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𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎ 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 1 [en Corrección]
Romansa✞︎ 𝐄𝐥𝐥𝐚, 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐀́𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐦𝐚𝐬 𝐚𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐈𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨 ✞︎ ✞︎ 𝐄𝐥, 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐥𝐨 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐦𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐬𝐨𝐥 ✞︎ Eʟɪᴀ Dʟᴀᴄʀᴏɪx 𖤍 Una mujer se...