Capitulo 59 ✞︎Yᴏ✞︎

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༒︎

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Mientras tanto, Zenya, la tía de Slavik, observa desde una distancia segura. Cree que su plan está funcionando, pero subestima a Elia. Zenya no sabe que Elia ha sido entrenada en combate y que su determinación de proteger a su familia es inquebrantable.

Elia se abre paso entre los atacantes. Después de haber controlado que sus sospechas hacia Isagi eran falsas. Su mirada está fija en Zenya. Con cada paso, su furia crece. Finalmente, llega a donde Zenya se esconde. La confrontación es inevitable.

Isagi, en medio de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, luego de ver a Elia saltar al jardín, unirse a la pelea y que ella sospeche de él. Su sorpresa se transforma en una sonrisa de aprobación que su pequeña Elia no confía ni en su propia sombra. Con un rugido de aliento, redobla sus esfuerzos, derribando a sus oponentes con una fuerza renovada. La presencia de Elia le recuerda por qué lucha: proteger a la familia de Slavik.

Bianca siempre observadora, nota a Elia desde el momento en que aparece. Su precisión en el disparo se vuelve aún más letal, cubriendo a Elia mientras ella se abre paso entre los atacantes. Admira su destreza y coraje, y se asegura de que ningún enemigo se acerque demasiado a ella.

Lexie, moviéndose con agilidad entre las sombras, siente un profundo respeto por Elia. La ve como una igual en términos de habilidad y determinación. Con movimientos rápidos y precisos, Lexie elimina a los enemigos que intentan flanquear a Elia, formando un dúo imparable en el campo de batalla.

Atlas, siempre el estratega, ajusta sus tácticas al ver a Elia en acción. Utiliza su conocimiento del terreno para guiarla y protegerla, asegurándose de que tenga una ruta segura para llegar a Zenya. Su respeto por Elia crece, reconociendo su capacidad para liderar y luchar junto a ellos.

Zenya, inicialmente confiada en su plan, se queda atónita al ver a Elia abrirse paso entre los atacantes con una destreza y valentía inesperadas. Su expresión de sorpresa se transforma rápidamente en una mezcla de rabia y temor. No había anticipado que Elia, a quien siempre había subestimado, pudiera ser tan formidable.

Cuando Elia finalmente la alcanza, Zenya intenta mantener su compostura, pero sus manos tiemblan ligeramente. Trata de recuperar el control de la situación con palabras venenosas.

Elia y Zenya se encuentran cara a cara en una habitación oscura de la mansión, el aire cargado de tensión. Zenya, con una expresión de desprecio, observa a Elia con frialdad.

—¿Crees que puedes detenerme, Elia? Eres solo una esposa, una intrusa en nuestra familia — dice Zenya, su voz cargada de desprecio.

Elia, con una mirada de acero, no se deja intimidar. 

— Subestimaste mi amor por Slavik y nuestros hijos. Y ahora, pagarás por tu traición.

— Siempre supe que no eras adecuada para Slavik. Eres una intrusa, una extranjera en nuestra familia.

— Y tú siempre has sido una maldita envidiosa, Zenya — dijo Elia con una risa burlona y sus ojos llenos de rabia — Te advertí una vez que no te metieras conmigo. Soy la princesa de la mafia francesa, y no perdonó fácilmente.

Zenya intenta mantener su compostura, pero la determinación en los ojos de Elia la hace vacilar. Elia da un paso adelante, su voz firme y llena de ira contenida.

— Esta vez has ido demasiado lejos. Intentaste lastimarme a mí y a mis hijos. No puedo perdonar eso.

— Lo hice por Slavik. Él merece algo mejor que tú.

— No, lo hiciste por ti misma. Tu odio y celos te cegaron. Pero ahora pagarás por meterte con mis hijos y conmigo. 

Zenya, acorralada, intenta sacar un arma escondida, pero Elia es más rápida. Con un movimiento preciso, desarma a Zenya y la inmoviliza contra la pared.

—  Esta vez, no tendré consideración contigo — le dice al oído con la voz fría e indiferente — Y no te va a salvar ni el mismo Boss de Rusia de mis manos, maldita perra. 

Después de desarmar a Zenya en el salón de música, Elia la sujeta firmemente por el brazo. Zenya intenta resistirse, pero Elia, con su entrenamiento y determinación, no le da oportunidad de escapar. 

— No vas a ir a ninguna parte — dice Elia, con una mirada fría y decidida. 

Elia lleva a Zenya a través de los pasillos de la mansión, asegurándose de evitar cualquier posible ruta de escape. Los guardias, al ver a Elia con Zenya, se mantienen alerta y listos para intervenir si es necesario. Elia les da una señal para que sigan vigilando el perímetro y continúen protegiendo la mansión.

Elia decide llevar a Zenya a una habitación segura en el sótano de la mansión, un lugar diseñado específicamente para retener a personas de interés. La habitación está equipada con una puerta de acero reforzado y cámaras de vigilancia, asegurando que Zenya no pueda escapar ni causar más problemas. Al llegar al sótano, Elia empuja a Zenya dentro de la habitación y cierra la puerta con llave. Zenya, furiosa y desesperada, golpea la puerta y grita, pero Elia se mantiene imperturbable. A través de una pequeña ventana en la puerta. 

— Te quedarás aquí hasta que Slavik llegue. Y entonces, enfrentarás las consecuencias de tus acciones. 

Ella se asegura de que uno de los guardias más confiables, Bianca vigile la puerta del sótano. Le da instrucciones claras de no dejar que nadie entre o salga sin su permiso. Bianca, con su lealtad y habilidades, se compromete a cumplir con su deber.

Con Zenya asegurada, Elia regresa a la superficie de la mansión para coordinar con los otros guardias y asegurarse de que la situación esté bajo control. Aunque la tensión aún es palpable, Elia siente una sensación de alivio al saber que Zenya no puede causar más daño por el momento.

Elia espera con paciencia la llegada de Slavik, sabiendo que pronto podrán enfrentar juntos la traición de Zenya y tomar las decisiones necesarias para proteger a su familia.

Pasan los segundos, minutos y horas. La presencia de Slavik Malishev no es vista y la paciencia de Elia se acabó. Se gira sobre su tacón, con prisa. El enfado, la ira y la frialdad que emana su rostro hace titubear a Zenya que se encuentra detrás de la reja de aquel sótano frío y húmedo. 

— ¡¿Qué mierda hiciste?! — sisea Elia entre dientes, sus ojos dorados arden en llamas a causa de la ira. 

— No sé, dé que me hablas — el miedo era evidente en su rostro en sus ojos, eso fue como una motivación en Elia el miedo que siente por ella ahora mismo la insistan a matarla. 

— Más te vale que no tengas nada que ver con el maldito chantaje contra mi marido, te juro que siquiera tuviste que ver aunque sea la cosa más mínima de complicidad de este maldito mundo. Te mataré de la forma más dolorosa que no puedas imaginar Zenya. 

Aquella mujer que fue querida como una segunda madre de Slavik, no sabe qué hacer. Lo único que tiene entendido es que está en las manos del diablo. Esa es la Reina de la Mafia Rusa. La manera en que subestimó a aquella mujer pequeña ha sido el peor error que ha hecho en su miserable vida. 

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎ 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 1 [en Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora