El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas del baño, llenando la habitación con una luz tenue que suavemente acariciaba las paredes de azulejos. Jennie, con su cabello aún húmedo por la reciente ducha, se encontraba frente al espejo, con su reflejo mostrándole una expresión de tranquilidad mientras se concentraba en cepillarse los dientes. La bruma cálida que aún impregnaba el aire del baño envolvía su cuerpo, dándole una sensación de calma y sosiego.
Con una camisa de dormir suelta que apenas cubría su delicada figura y ropa interior que acentuaba sus curvas sutiles, la joven Omega se veía inmersa en sus pensamientos. La rutina matutina, esa que tantas veces había hecho casi sin pensar, ahora se sentía extrañamente significativa. La espuma del dentífrico se acumulaba en su boca mientras sus ojos escudriñaban su propio reflejo en el espejo, perdido en la agenda del día.
— Hoy debería ir al hospital a visitar a la abuela... —murmuró para sí misma, como si al decirlo en voz alta lo hiciera más real, más presente—. Puedo ir a trabajar luego del almuerzo.
El tono de su voz era suave, casi como si no quisiera romper la quietud del ambiente. Sin embargo, esa tranquilidad se vio súbitamente interrumpida cuando el sonido de la puerta deslizable del baño resonó en el aire. Jennie sintió un ligero sobresalto, haciendo que sus músculos se tensaran por la sorpresa. Giró la cabeza rápidamente hacia la puerta con su corazón acelerándose instintivamente.
Allí estaba Rosé, entrando con la misma naturalidad y confianza que siempre la caracterizaba. Su cabello rubio, también estaba húmedo, caía en suaves ondas sobre sus hombros. La única prenda que vestía era su ropa interior, resaltando la esbelta figura de su cuerpo, aún brillante por las gotas de agua que no había secado del todo. El contraste entre las dos mujeres era evidente: mientras Jennie se veía pequeña, casi frágil en su pudor, Rosé emanaba una seguridad abrumadora, una presencia que llenaba la habitación con su sola existencia.
— ¿S-Señorita? —balbuceó Jennie, su voz temblando ligeramente—. ¿Por qué está aquí en lugar de su baño principal?
Rosé, sin perder la compostura ni un segundo, respondió con la misma franqueza que siempre usaba, aunque su tono tenía un matiz de despreocupación.
— Ya no tengo pasta dental en mi baño.
La excusa fue simple, casi trivial, pero Jennie no pudo evitar sentir una punzada de duda. Sabía que Rosé tenía una naturaleza juguetona, a menudo inclinada a romper los convencionalismos solo para ver las reacciones de los demás, especialmente las de Jennie. La situación la hizo sentirse más cohibida, y esa sensación de vulnerabilidad que la había acompañado desde que Rosé entró en la habitación se hizo aún más palpable.
Mierda ¡E-Estoy en calzones...!
Jennie, completamente avergonzada, sintió que la mirada de Rosé la atravesaba, evaluándola de una manera que la hacía sentir expuesta. Sus manos nerviosas intentaron ajustar la camisa en un esfuerzo vano por ocultar su cuerpo.
Rosé, notando cada uno de los gestos tímidos de Jennie, dejó escapar una pequeña risa que resonó como un eco en las paredes del baño.
— ¿Por qué ahora de repente tienes vergüenza? Si anoche ya vi todo lo que se podía ver ahí abajo.
Las palabras, pronunciadas con una naturalidad abrumadora, hicieron que Jennie se congelara. Su corazón, ya latiendo rápido, pareció detenerse por un segundo antes de volver a golpear con fuerza en su pecho. No supo cómo responder, ni siquiera si debía hacerlo. El calor en sus mejillas se intensificó, y su mente se sumergió en una marea de pensamientos confusos, incapaz de encontrar una salida clara.
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𝙏𝙝𝙚 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 || 𝘾𝙝𝙖𝙚𝙣𝙣𝙞𝙚 [𝙊𝙈𝙀𝙂𝘼𝙑𝙀𝙍𝙎𝙀 𝙂!𝙋]
FanfictionRoseanne Park, una Alfa dominante apodada como LA REINA por el público que la ovaciona o Rosé por su staff (Team Black), es una leyenda invicta del campeonato MMA (Artes Marciales Mixtas). Es un tirana en el ring y también es conocida como la mujer...