Roseanne Park, una Alfa dominante apodada como LA REINA por el público que la ovaciona o Rosé por su staff (Team Black), es una leyenda invicta del campeonato MMA (Artes Marciales Mixtas). Es un tirana en el ring y también es conocida como la mujer...
—Uh... esto... es extraño... —murmuró en voz baja, su voz apenas un susurro tembloroso—. ¿Por qué mi cuerpo se siente... como si estuviera en llamas...?
Jennie intentó dar un paso más, pero su cuerpo se negaba a cooperar. Con un suspiro ahogado, sus piernas cedieron, y su cuerpo terminó desplomándose en el suelo, con las manos y los brazos apenas sosteniéndola del golpe completo. Su respiración era errática, y sentía su corazón acelerarse incontrolablemente.
Nayeon y Lisa, al escuchar el sonido del golpe, giraron rápidamente.
—¿Eh...? —murmuró Nayeon, con los ojos abiertos de par en par cuando se encontraron con la figura de Jennie de rodillas en el suelo, luchando por mantenerse consciente. Su rostro, normalmente sereno, estaba cubierto de sudor, sus mejillas enrojecidas y sus párpados apenas abiertos. La escena frente a ellas era impactante.
—¡¿D-DOC?! —gritaron al unísono Nayeon y Lisa, corriendo hacia Jennie. La preocupación en sus voces era palpable, mientras se arrodillaban a su lado, tratando de entender qué estaba pasando.
Las dos se precipitaron hacia ella con urgencia, sus pasos resonaron en el pasillo mientras Jennie apenas lograba alzar la mirada hacia ellas. Ambas la sujetaron de los brazos, aliviando el peso de su cuerpo que se sentía cada vez más pesado, como si el suelo estuviera tirando de ella hacia abajo con una fuerza invisible e implacable.
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Finalmente, lograron llevarla con cuidado hacia la habitación que compartían. Jennie apenas notó el cambio de lugar con sus sentidos aún nublados y confusos. Cuando por fin la acostaron en la cama, Nayeon y Lisa intercambiaron miradas de preocupación al ver su respiración entrecortada y el color rojo intenso que cubría su rostro sudoroso.
Lisa se acercó, con el rostro pálido de preocupación, y extendió una mano hacia la frente de Jennie, sintiendo el calor que emanaba de ella.
—¡Oh no! —murmuró, sin poder ocultar el tono de alarma en su voz—. Doc, está ardiendo en fiebre... —Su mirada recorrió el rostro de Jennie, observando cada detalle, cada señal de su malestar. La preocupación era evidente en sus ojos—. ¿De verdad se siente bien? ¡Su cara está roja como un tomate!
Jennie, aún en medio de su fatiga y confusión, llevó una mano temblorosa a su cabeza, tratando de encontrar algún alivio a la presión palpitante en su sien.
—Debo haberme enfermado de algo... —su voz apenas era un murmullo—. Me siento un poco mareada... pero ahora que estoy acostada me siento un poco mejor... Quizás... deben ser síntomas de gripe...
Nayeon observó a Jennie con escepticismo, cruzando los brazos mientras su expresión se tornaba cada vez más preocupada.
—Se ve bastante mal... —su tono era una mezcla de incredulidad y temor—. ¿Está segura de que es solo una gripe?
Lisa intervino, lanzando una mirada inquieta hacia Nayeon antes de volverse nuevamente hacia Jennie.
—¿Podría ser una reacción alérgica a algo? Doc, ¿comió algo raro? —La voz de Lisa estaba cargada de nerviosismo, como si esperara encontrar una explicación lógica y rápida para aquel súbito malestar.