𝟏𝟕. 𝐌𝐢𝐧𝐞

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El ambiente dentro de la sala de Jisoo era cálido y acogedor, suavemente iluminado por una luz tenue que parecía envolver todo en un aura de tranquilidad. Las paredes blancas con sutiles obras de arte minimalistas, daban una sensación de paz, casi como si el mundo exterior se hubiera desvanecido, dejando solo ese rincón sereno donde Jisoo y Jennie coexistían en silencio. La brisa nocturna entraba de vez en cuando por las ventanas entreabiertas, llevando consigo un suave susurro que acariciaba la piel expuesta de Jisoo, incrementando su sensación de relajación.

Jisoo se encontraba recostada sobre una camilla, vestida únicamente con una toalla ligera que cubría su cuerpo semidesnudo, dejando al descubierto su espalda. El tacto de la tela sobre su piel contrastaba con la cálida presión de las manos de Jennie que aplicaban un masaje que parecía trascender lo físico, llevándola a un estado de profundo bienestar. Cada movimiento de Jennie era calculado, meticuloso, pero también lleno de una suavidad que reflejaba el profesionalismo innato que poseía, mezclado con una empatía casi palpable.

Jennie, a pesar de su propio agotamiento, estaba completamente concentrada en su labor. Sus dedos se movían con delicadeza pero con firmeza, presionando y amasando los músculos tensos de la espalda de la joven Alfa. Sus manos eran precisas, cada movimiento medido, buscando liberar las tensiones acumuladas, pero también, en cierto modo, canalizando una especie de calma hacia su propia mente perturbada. Mientras aplicaba el masaje, sus pensamientos volvían una y otra vez al tumulto emocional que la había acompañado durante todo el día, pero aquí, en esta silenciosa intimidad con Jisoo, algo dentro de ella comenzaba a relajarse, al menos momentáneamente.

— Aah... ∼ —suspiró Jisoo, cerrando los ojos de nuevo, como si esa simple exhalación pudiera liberar todo el estrés acumulado en sus hombros.

Jennie, atenta a cada reacción de Jisoo, detuvo su movimiento por un momento, preocupada de haber aplicado demasiada fuerza. — ¿Eso duele? ¿Lo hice muy fuerte? —preguntó, con una voz suave pero cargada de sincera preocupación.

Jisoo, con los ojos aún cerrados, sonrió débilmente, apenas perceptible, pero había una chispa de satisfacción en su rostro. — No, no, se siente muy bien. Eres más fuerte de lo que pareces, Doc —respondió con una voz lánguida, casi adormilada por la sensación de relajación que se extendía desde su espalda hacia todo su cuerpo. Su respiración era lenta y profunda, el alivio evidente en cada inhalación.

Jennie esbozó una leve sonrisa al oír el halago, aunque algo en su interior aún la inquietaba. Aún así, dejó que esa pequeña chispa de satisfacción la guiara por unos segundos, permitiendo que su labor continuara con una renovada precisión. — Ah... entonces continuaré —murmuró, retomando los movimientos con la misma suavidad pero manteniendo la presión que sabía que Jisoo apreciaba.

Mientras las manos de Jennie recorrían la musculatura tensa de Jisoo, deslizándose por su espalda con movimientos rítmicos y controlados, el silencio entre ambas comenzó a adquirir una textura más densa. A pesar del bienestar físico que ambas compartían en ese momento: una, al recibir el masaje, y la otra, al proporcionar alivio, una corriente de pensamientos y preguntas flotaba silenciosamente entre ellas.

Jisoo, cuyo cuerpo se encontraba completamente inmerso en la sensación placentera del masaje, no pudo evitar que una serie de pensamientos invadieran su mente. Había algo inquietante en la forma en que Jennie había entrado en su casa esa noche. Desde el momento en que abrió la puerta, supo que algo no estaba del todo bien. No era solo el cansancio visible en su rostro, ni la ligera torpeza en sus movimientos cuando caminaba, sino algo más profundo, algo intangible que no había podido identificar con claridad.


¿Debería de llevarla a casa?

Juzgando por su estado... es bastante obvio que viene de la cama de alguien.

𝙏𝙝𝙚 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 || 𝘾𝙝𝙖𝙚𝙣𝙣𝙞𝙚 [𝙊𝙈𝙀𝙂𝘼𝙑𝙀𝙍𝙎𝙀 𝙂!𝙋]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora