𝟏𝟔. 𝐅𝐚𝐥𝐥

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Para la siguiente mañana, Jennie ya se encontraba organizando meticulosamente sus materiales de trabajo. Sus manos se movían con una precisión casi obsesiva, colocando cada instrumento médico en su bolso con cuidado. Frascos, vendas, y pequeños dispositivos de fisioterapia ocupaban su lugar exacto, mientras sus ojos se concentraban en la tarea como si en ello le fuera la vida. Hoy era un día crucial, el primer sábado en el que asumiría la responsabilidad de tratar a Jisoo, tal y como se había acordado para evitar cualquier cargo adicional por el incidente anterior.

La mañana avanzaba con un aire de inquietud en el apartamento. Jennie, tras asegurarse de que no había olvidado nada, echó un último vistazo a su reflejo en el espejo. Sus ojos, aunque centrados en su tarea, delataban una leve sombra de preocupación. Con un suspiro, tomó su bolso y lo colgó sobre su hombro, preparándose mentalmente para la jornada que le esperaba.

— Ya debería estar en camino... — murmuró para si misma luego de revisar la hora en su teléfono con un pequeño golpe de ansiedad y determinación.

Jennie se giró lentamente sobre sus talones, y su mirada se detuvo en Rosé, quien permanecía estática frente al ventanal. La luz matutina se filtraba a través del cristal, iluminando su figura con un resplandor casi etéreo.

— Regresaré pronto, señorita—. Dijo con una voz suave que intentaba romper el silencio.

Sin embargo, Rosé no se movió, ni siquiera se molestó en girarse para mirarla; su atención parecía completamente absorbida por el paisaje exterior. Jennie sintió una punzada en el pecho, una sensación de aislamiento que sólo se intensificaba con el silencio de Rosé.

— Vas a ir al gimnasio hoy, ¿verdad? Le deseo un buen entrenamiento—. Agregó Jennie intentando sonar casual, ligeramente quebrada al final por el intento de recibir reconocimiento.

Pero nuevamente, sus palabras cayeron en el vacío. Rosé seguía inmóvil, su mirada fija en un punto indeterminado más allá del cristal. La indiferencia en su actitud era tan palpable que Jennie casi podía tocarla. Era un muro invisible que se interponía entre ellas, y Jennie comprendió, con dolorosa claridad, que cualquier intento de romper ese silencio sería en vano.


Estoy segura que Rosé debe seguir de mal humor por lo que sucedió ayer...

Tiene sentido, ya que su error casi causa un gran problema para el equipo...

Gracias a Dios que pudimos resolverlo ofreciendo mis servicios como fisioterapeuta.

Gracias a Dios que pudimos resolverlo ofreciendo mis servicios como fisioterapeuta

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Será mejor que trabaje muy duro como lo hago para Rosé...


Cuando Jennie finalmente salió del edificio, el aire fresco de la mañana le dio una bofetada suave, revitalizándola ligeramente. Estaba tan absorta en sus pensamientos que apenas notó el auto estacionado frente a la entrada hasta que una bocina la sobresaltó.

𝙏𝙝𝙚 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 || 𝘾𝙝𝙖𝙚𝙣𝙣𝙞𝙚 [𝙊𝙈𝙀𝙂𝘼𝙑𝙀𝙍𝙎𝙀 𝙂!𝙋]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora