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Fue todo muy rápido. En unos segundos había pasado de estar en el salón de mi casa a estar en una hermosa playa de arena blanca con aguas cristalinas y un cielo repleto de estrellas. Lo observaba todo impresionado en silencio mientras una raya del alba se empezaba a dibujarse en el cielo, lo que me hacía pensar o que habían pasado tantas cosas que había perdido la noción del tiempo o que estábamos en algún lugar con zona horaria distinta. Estaba seguro que des de ese lugar se vería el amanecer más bonito de todo el planeta.

Cuando la primera luz del día empezó a posarse sobre el mar, Adam y Lindsey volvieron a cogerme de la mano y se acercaron al agua. Empezaba a pensar que estaban locos. Estábamos en una isla en medio de la nada, una gente rarísima nos quería matar, apenas había salido la luz del sol y ellos pensaban en darse un baño. Muy normal todo...

No me dio tiempo a protestar, ya me estaban arrastrando dentro del agua. Empecé a dudar de su cordura cuando entramos tanto que el agua casi me cubría, aunque luego parecía como si hubiera una pequeña costa de arena bajo el agua. Continuamos yendo mar adentro, el agua me llegaba por las caderas, pero al dar un paso más el agua me cubría completamente. Pensaba que estaba a la merced de dos locos que quería ahogarme cuando me arrastraron bajo el agua. Cerré los ojos, empezaba a faltarme el agua después de varios segundos, cada vez sentía más la necesidad de aire. Estaba convencido que mi vida terminaba ahí y en ese momento hasta que de repente noté que volvía a haber aire. ¿Habría muerto y por eso sentía que podía respirar bajo el agua? Supongo que no, porqué una fuerza me arrastró fuera del agua y cuando pude abrir los ojos vi que ya no estaba en una playa, si no en algún tipo de edificio con las paredes muy blancas que se veía muy limpio junto a mis dos acompañantes. Me giré y observé que en medio de la sala dónde estábamos había un lago, supongo que habíamos salido de allí. Lindsey se puso a mi lado, y guiados por Adam, avanzamos por ese curioso lugar. Ahí había gente realmente extraña como nunca había visto antes.

Finalmente nos paramos delante una puerta de cristal y entramos. Tras cruzar un largo pasillo pasamos otra puerta y cruzamos un puente colgante bastante viejo y destartalado sobre un enorme barranco en el que abajo solo parecía estar cielo. Eso hacía que me sintiera mareado, me sentía cómo si caminara boca abajo. Sin darme cuenta, Estábamos atravesando otra puerta donde estaba todo oscuro y en el centro había una enorme bola de cristal que parecía vacía. La miré más detenidamente y no estaba vacía, dentro había una muñeca de una bailarina, como las que hay en los joyeros antiguos, a tamaño real. Creía que no era real pero se giró y Adam empezó a hablar tras hacerle una reverencia que nosotros imitamos.

― Querida Nina...

― ¿Qué os trae por aquí? ―Respondió con una voz fina que se escuchaba en eco por toda la sala.

―Necesitamos tu ayuda. Ya sabes que el equilibrio negativo está tomando el control.

― Sabéis que no puedo tomar parte en esta batalla. Debo mantenerme neutral. ―Adam se acercó a la esfera y tocó suavemente el cristal. Estuvo unos segundos sin moverse y finalmente habló.

― Se está quebrantado poco a poco. Pronto se hará añicos, mientras la de tu hermana se va haciendo más fuerte, llevándose tu poder con ella. Tienes que hacer algo. Solo queremos una pequeña ayuda... Sabemos que quieres ser correcta, pero tienes que hacerlo. Por ti y por todos nosotros... Por favor, Nina...

―No puedes intentar convencerme con esos argumentos que con total seguridad acabas de inventar.

― No lo he inventado. Acabo de verlo. ― Nina que segundos antes había empezado a bailar paró de golpe al escuchar su respuesta.

― ¿Qué? 

― ¿Vas a ayudarnos? Solo queremos que mantengas tanto solo como puedas durante un par de días. Solo te pedimos eso. A partir de mañana. ¿Lo harás? ―Nina volvió a moverse dentro de la esfera. Agito sus brazos delicadamente y dijo con un suspiro:

―Está bien, pero lo mejor es que os vayáis ahora. No podéis permanecer aquí mucho rato, ya lo sabéis. Mucha suerte e id con cuidado con el humano.

Salimos de ahí deshaciendo nuestros pasos. En esta ocasión en lugar de dirigirnos hacia el lago hacia el lago por donde entramos nos dirigimos a otra sala. Pasamos por muchos pasillos, algunos parecían ir en bajada y lo iba observando todo, impresionado, incapaz de articular palabra, aunque moría por hacer miles de preguntas. Nos paramos delante de una puerta. Lindsey la abrió y al cruzar estábamos en un bosque.

― ¿Qué ha sido todo eso? ―Pregunté. En poco tiempo esta se había convertido en mi palabra más usada.

Vuela altoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora