Me asusté mucho al escuchar aquel fuerte ruido. Lo primero que se me pasó por la cabeza era que de alguna forma habían conseguido traspasar la barrera de la protección que Lindsey había puesto semanas atrás. La miré interrogante y ella me devolvió una mirada de confusión.
Si realmente eran ellos no sabía cómo enfrentarlos, nunca había sido bueno en los enfrentamientos. Cogí lo primero que vi, que en ese caso fue una escoba de la terraza y me acerqué sigilosamente a la cocina seguido por Lindsey. Cuando llegué me asomé y vi un extraño hombre joven en medio de la sala examinando a su alrededor. Aproveché que se había girado para pegarle con la escoba mientras le gritaba toda clase de insultos e improperios y le recriminaba que no podía entrar en casa de otro y atacarlo así como así. Le decía lo primero que se me venía a la cabeza ya que nunca antes me había encontrado en una situación así, por eso solamente seguía mi instinto. De repente entró Lindsey de golpe a la cocina.
― ¡Para! ¡Mike, basta! '¡Déjale! ― Paré de golpe y la miré confundida. No entendía por qué lo defendía si era el enemigo, el mismo que aseguraba que la quería matar.
―¡Tiene carácter el chico! ―Dijo el chico mientras se frotaba la cabeza, dónde le había pegado más. Lindsey se acercó y examinó si estaba herido. ―Bueno verte de nuevo, Lindsey. Eres una chica difícil de encontrar.
Le sonrió y ella al ver que no estaba herido le dio un golpe no muy fuerte en el brazo. Mientras él se frotaba el brazo le dijo:
―¿Pero cómo te atreves a entrar así? ¡Menudo susto nos has dado! ¡Creíamos que eras un cazador! Venga, vamos al comedor. Ahí hablaremos mejor.
Fuimos todos al comedor y nos sentamos unos segundos en silencio. Como nadie decía nada decidí tomar la iniciativa.
―Así que, ¿Cuál es el plan? ― El chico que de quien aun no sabía el nombre me miró unos segundos como si me estuviera analizando.
― Lindsey, se me olvidó que debo comentarte algo. ¿Podemos hablar en privado? -― Evidentemente a él no hacía mucha ilusión contar conmigo. Pero a pesar que lo entendía me dolió saber que podría ser una carga. Una inútil carga.
―Claro. Id a la cocina, si queréis. ―Se levantaron y fueron a hablar a la cocina. Desde el comedor no alcanzaba a oír muy bien, solo algunas palabras sueltas. Empezaron a hablar con un tono normal pero poco a poco fueron subiendo la voz. Parecían un matrimonio discutiendo y me sentía en medio. Alcancé a oír algo en relación a mí, a que iban a hacer conmigo. Genial. Ahora me sentía como el hijo de una pareja divorciada que no sabía que hacer con él. Estuvieron un rato alzando la voz y después empezaron a hablar en susurros casi entendibles. Parece ser que hablando en voz baja llegaron a algún tipo de acuerdo porqué volvieron al comedor y accedieron a dejarme ir con ellos por algún motivo que desconocido. Seguro que por algo que dijeron en esos últimos instantes de conversación.
― Así que... ¿qué hacemos, Adam? ― Adam, como recién había descubierto que se llamaba, saco de su bolsillo un papel doblado y al desdoblarlo apareció un libro antiguo. Lo abrió y tras examinar unas cuantas páginas habló.
― Creo que lo mejor es ir a visitar a Nina.
― ¿A Nina? ¿Crees que es una buena idea? ―Respondió Lindsey no muy segura.
―Tal como están las cosas necesitamos toda la ayuda posible. Contar con ella puede venirnos bien. Las cosas están peor de lo que parecen. Los cazadores han acabado casi con todos los ángeles de las estrellas. Hace unas semanas hicieron una masacre y los que pudieron se fueron al exilio. Solo quedan un par y no dan abasto para todo. Todo se está complicando por momentos, nos están ganando terreno. Los próximos pueden ser cualquiera y pondría la mano en el fuego a que somos nosotros. ―Lindsey no parecía muy segura pero cuando escuchó lo de esos ángeles que yo no sabía que eran, pareció que empezó a entender la gravedad del asunto.
―Abriré un portal ―Dijo levantándose. Adam también se levantó y le barró el paso.
―Lo haré yo. Tú no puedes hacerlo, eso te desgastaría. Te necesitamos con fuerzas. ―Sacó del otro bolsillo un pañuelo y lo extendió sobre el mueble. Aparecieron unos botes con líquido de colores llamativos y vertió unas cuantas gotas sobre el suelo. Hizó un circulo a su alrededor una unas extrañas hierbas y arena de uno de los botes en dirección a las agujas del reloj y se apartó. Iba a preguntar pero Lindsey me hizo un gesto indicándome que debía haber silencio y volví la mirada hacia Adam que se alejaba tres pasos del círculo y recitaba en voy muy baja unas extrañas palabras. Segundos después apareció flotando en medio del salón un círculo brillante.
― ¿Te hace un viajecito, chico? ―Me dijo Adam en tono de broma aunque se le veía cansado. Cogió una de mis manos y Lindsey cogió la otra. ― No te sueltes y sobretodo estate concentrado en pasar todo el cuerpo. No queremos que te dejes una oreja aquí.
― ¿Pero a dónde vamos? ― No pude obtener una repuesta ya que apretaron fuerte mi mano y entre ambos me arrastraron dentro del círculo.
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Vuela alto
FantasyMike, un joven pesimista, conoce un día a Lindsey por casualidad y entabla una amistad con ella. Pero lo que él no tiene nunca en mente es que las cosas nunca pasan por casualidad...