Cap 9

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"Jugar"

"Pelear no siempre esta mal"

-Elizabeth Wolf.

El pasillo del segundo piso de Hogwarts estaba envuelto en un tenso silencio, roto solo por los ecos lejanos de risas y murmullos que provenían de otras partes del castillo. Regulus y sus amigos, con el corazón acelerado y la respiración entrecortada, recorrían el lugar en busca de los gemelos Snape y sus compañeros de Slytherin. Cada paso que daban parecía resonar con un eco ominoso, un recordatorio constante de que algo estaba muy mal. La desesperación comenzaba a asentarse en sus corazones, cuando un ruido sordo, como si algo hubiera sido empujado o derribado, captó su atención.

Se detuvieron en seco. El sonido provenía de una de las puertas a su derecha, una puerta aparentemente ordinaria que ahora parecía emanar una sensación de peligro inminente. Fue Alex quien, sin dudarlo, se acercó primero. Pegó su oreja a la madera fría de la puerta y, tras unos segundos, palideció. Sus ojos se abrieron de par en par, y sin decir una palabra, hizo un gesto a sus amigos para que también escucharan.

Tom, Regulus, y Lorenzo se acercaron rápidamente, sus corazones latiendo con fuerza mientras se inclinaban para escuchar. Al principio, solo se oían murmullos, pero luego, las palabras se hicieron más claras, y lo que escucharon hizo que sus rostros se endurecieran.

-¡Sabíamos que estarías involucrado, Snape's!- espetó Fred Weasley, su voz cargada de veneno y rabia. -Tú y esos malditos Slytherin siempre causando problemas.-

Una réplica indignada se oyó de inmediato, pero la voz era más aguda, más joven. -¡Como si vosotros no hicierais cosas peores!- protestó Pansy Parkinson, su tono desafiando a los Gryffindor a que se atrevieran a contradecirla.

-¡Cállate, mocosa!- rugió Lee Jordan, su voz llena de desprecio y haciendo que Pansy, a pesar de su valentía, retrocediera ligeramente.

-No se saldrán con la suya- añadió George Weasley, su tono igual de amenazante que el de su hermano. -Y no son verdaderos Gryffindors, hermano, si se juntan con serpientes.-

El silencio que siguió a esas palabras fue roto por un golpe abrupto, cuando Tom abrió la puerta de golpe. La escena que encontraron al entrar en la habitación les llenó de furia: los jóvenes Slytherin estaban acorralados en una esquina, sus rostros pálidos de miedo, mientras los gemelos Weasley y sus compañeros Gryffindor se cernían sobre ellos, varitas en mano y miradas asesinas en sus rostros.

Sin pensarlo dos veces, Tom dio un paso adelante, su varita firmemente en su mano, sus ojos oscuros y fríos como el hielo. -Si tienes un problema, Weasley- dijo en voz baja pero peligrosa, -dilo claramente. Pero te advierto, no te metas en asuntos que no comprendes.-

Fred, quien parecía ser el líder de la pandilla Gryffindor, no retrocedió ante la amenaza implícita en las palabras de Tom. -¡No hay nada que hablar!- gritó, su varita apuntando directamente a Tom. -¡Nosotros somos los que hemos sido agraviados! Ron y Harry no se merecían lo que les hicieron, y mucho menos ser objeto de sus ridículas bromas.-

-¿Ridículas?- intervino Alex, su tono sarcástico. -Me pareció bastante ingeniosa, en realidad. Solo que tal vez tu hermano y Potter no tengan sentido del humor.-

Esa última provocación fue la gota que colmó el vaso. Draco, que había estado observando la escena con creciente ansiedad, finalmente no pudo contenerse más. -¡Tom, ayuda!- gritó, su voz llena de desesperación al ver que los Gryffindor seguían presionando.

Esa fue la señal que Tom necesitaba. Sin dudarlo, lanzó un puñetazo directo a Fred Weasley, quien estaba lo suficientemente cerca como para recibir el golpe en pleno rostro. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para derribarlo al suelo, y antes de que Fred pudiera recuperarse, Tom ya estaba sobre él, golpeándolo con una furia contenida durante mucho tiempo.

El legado continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora