Capítulo 8: El tatuado

1 0 0
                                    

La escuela se había vuelto un infierno de incomodidad desde lo que habíamos descubierto Mía, René y yo en el pozo. No podíamos parar de mirar raro a Ethan cada vez que nos lo topábamos y estaba seguro de que sospechaba que algo sabíamos.

Aún así trataba de olvidar todo eso o actuar de la manera más natural posible frente a Char.

Luego de volver del pozo de los deseos Katerine nos había reunido mientras Char dormía y no había dicho de que tratáramos de evitar hablar sobre cualquier suceso extraño que nos pasara recientemente en el pueblo pues ella quería que nuestra hermana se relajara un poco antes de dejarla volver a salir, aunque algo me decía de que ella no estaba tan relajada como mi hermana quería, estaba pensando en preguntarle que le había pasado pero no sabía cómo pues sentía que de alguna forma yo le estaba mintiendo al ocultarle información.

Pero bueno al final nunca tuve oportunidad de preguntarle nada pues llegamos a casa y nos despedimos antes de entrar en nuestros cuartos. Pasaron unos segundos antes de que escuchara los gritos de Char al otro lado de la pared, lo más rápido que pude lancé mi mochila a algún lado de la habitación y fui rápidamente a la de mi hermana.

Estaba completamente destruida. La cama estaba muy rasgada como si hubieran estado buscando algo bajo las sábanas, los cajones estaban en todos lados menos en donde debían de estar, había varios papeles por todo el lugar y la computadora estaba... bueno, lo más probable es que ya no funcionara, ¿que me hacia pensar eso? Bueno quizás el hecho de que, primero de que el teclado estaba partido a la mitad, o que habían varios cables a los alrededores de la máquina, o el hecho de que literalmente la pantalla tenía un gran hoyo.

— ¿Pero qué pasó aquí? —fue lo único que pude soltar.

Char estaba... estaba, ni siquiera podía mirarla a los ojos, aunque no estaba llorando se le veía que estaba destrozada, cuando nuestros padres estaban vivos ellos fueron los encargados de decorar su cuarto y desde que ellos murieron ella nunca quiso que nadie jamás lo tocara. Y ahora, pues bueno lo único que se me ocurrió para consolarla fue abrazarla.

...

— No hay nada Aarón, nada, ni señalas de que hayan forzado la puerta o ventana.

— Ya revisaron por segunda vez.

— Aarón se que es tu hermana pero... no podemos simplemente prestar toda la atención del mundo a este caso porque si, tu mismo lo dijiste una vez, si no hay salida no hay salida.

Char y yo estábamos en mi habitación mientras que Aarón y Natane hablaban en la otra habitación, ellos dos habían llegado hacía poco tiempo luego de que yo llamara a mi hermano bastante preocupado. Lo primero que hicieron al llegar fue mandarnos a mi habitación para hablar en privado, pero con lo que no contaban era que las paredes entre las habitaciones eran tan delgadas que era fácil escuchar al otro lado.

— Pero qué pasa si vuelve Natane.

— Entonces deberías de quedarte tú aquí para vigilar.

— ¿Y quien me cubriría Natane?

— No me estás viendo.

— No sé.

Me separe de la pared y miré a mi hermana, ella aun estaba bastante desanimada y decaída pero ya podía decir alguna que otra palabra, en este momento se encontraba jugando con uno de los cubos rubik que tenía-.

— ¿Quieres que traiga algo de la cocina? —pregunte.

Ella asintió tímidamente.

Antes de bajar por las escaleras mire de reojo a la habitación en donde estaba mi hermano discutiendo con Natane.

Newtown: Un pueblo sombríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora