Narra Robby
Para todos los que alguna vez, desearon una segunda oportunidad.
Todas mis mañanas se convirtieron en lunes sin fin; como si fuera un pesado bucle que no planea detenerse. ¿Quién ama los lunes? Claro, nadie.
Continuo atrapado en un febrero sin fin, tome la pastilla milagrosa para olvidarla.Malas noticias, los efectos fueron temporales.
Repito mis pasos en cada escalon, tratando de encontrar en cual me equivoque. Fueron noches sin dormir, semanas y meses. Mi cabeza tocaba la almohada; y al intentar apagar la mente sus ojos verdes se reproducían en mi mente. Junto a cada recuerdo lindo, y no fue fácil.
¿De qué sirve una vida repleta de logros si perdí al trofeo central?
Me rendí, pedí que ojalá su sonrisa no se volviera una la cual pudiera reconocer en cualquier lugar proviniendo de un extraño. Aveces rendirse es ser más fuerte.
Intente que dejara de doler, me volví adicto al gimnasio y las noches fuera de casa. Hasta que claro, todo trabajo da sus frutos; y fui enviado a la otra punta de mi hogar.
Lejos de Clark, y de ella.
Nos arrancamos mucho de nosotros mismos, para curarnos de las cosas más rapido. Hasta hacerte sentir nada; un completo vacío.
Y es un desperdicio.
Fue difícil estar lejos de Clark,
Alejarme de ella fue, sin duda, lo más difícil que he hecho en mi vida. Recuerdo ese día como si fuera ayer, aunque no sé si alguna vez podré olvidarlo. Ella tenía solo un año y medio, demasiado pequeña para entender lo que estaba ocurriendo, pero lo suficientemente grande para sentir la ausencia. La tenía en mis brazos, sus manitas aferradas a mi camiseta, como si supiera que algo no estaba bien. Quise explicarle, encontrar las palabras que pudieran hacerla entender que papá tenía que irse por un tiempo, que había un trabajo esperándome lejos de casa. Pero, ¿cómo le dices a una niña tan pequeña que te vas a ir, cuando en realidad ni siquiera tú quieres hacerlo?
Me agaché para estar a su altura, mirándola a esos ojitos llenos de inocencia.
- Papá tiene que irse, mi amor. - Susurré, sintiendo cómo las palabras se atoraban en mi garganta.
Pero ella solo me miró, sin comprender lo que significaban esas palabras. Le acaricié el cabello, deseando que ese simple gesto pudiera transmitirle todo lo que no podía decirle con palabras.
El día que me fui fue un infierno. Cada paso hacia la puerta fue una batalla contra el deseo de dar media vuelta y quedarme. La dejé en brazos de su Papá, quien intentaba distraerla con algún juguete mientras yo, cobardemente, trataba de mantener la compostura. Tory; se negó a verme, y atravez de la puerta oí como dijo:
- Que adiós tan doloroso. Es un cobarde.
Mis ojos no dejaban de llenarse de lágrimas, y cuando finalmente crucé el umbral, sentí que había dejado una parte de mí atrás, algo que nunca recuperaría. Con la maleta en mano, me subí al auto de Dutch; el mismo que me había sacado de prision, junto a Mara a mi lado.
El trabajo me llevó lejos, demasiado lejos. Los días empezaron a pasar uno tras otro, vacíos y monótonos, llenos de la rutina que se había vuelto mi nueva realidad. Pero lo que realmente me mantenía en pie eran esas videollamadas con mi pequeña. Cada vez que la veía en la pantalla, aunque fuera por unos minutos, sentía que el mundo volvía a tener sentido, aunque fuera solo por un instante.
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So Long Cobra Kai | Keenry
FanfictionSegunda parte | Trágico Romance| Ella apenas estaba recuperando el color de su cara, y seguía enfadada por lo mucho que amaba ese lugar. Y ese lugar, no era uno en sí. Su lugar, era una persona; y sabía que debía despedirse. Tory Nichols había pasad...