Jaewon
— Sabes...hoy quiero hacer algo diferente. - estaba aburrido de la misma rutina.
— ¿Qué cosa amor?
— Quiero tener sexo anal. -pude percibir cómo su rostro se volvió completamente pálido.
— Pero amor... a ti no te gusta.
— Quiero hacerlo.
— Pero...
— ¿Acaso ya te dieron por culo?-Era verdad jamás me había gustado el anal me parecía muy asqueroso y sucio. Pero ahora, se me había cruzado los cables y no tenía ganas de arreglarlos, no hoy.
— Está bien. -no pareció muy contenta pero aun asi acepto.
— Sácate la ropa. -le ordene, me tire en mi cama.
Tenía el día completo para disfrutar, Samuel iría a entrenar, él prefería hacerlo por la tarde yo por la mañana.
Los entrenamientos físicos duraban 3 horas no mucho, pero era para mantenernos en forma, tener más resistencia.
Pero aunque amo dormir y odio levantarme temprano, hago ese sacrificio de entrenar a la mañana para así estar con mi novia. Ya que el hecho de querer ser famoso me había alejado de todo lo que me gustaba, de mis amigos.
Pero las cosas entre ella y yo habían cambiado rotundamente. El sentimiento ya no era el mismo. La emoción había desaparecido por completo junto con los cosquilleos. Su cuerpo ya no me era muy atractivo que digamos... vamos que es una chica lindisima de pies a cabezas, su cuerpo es precioso, pero ya no para mi.
Saque el lubricante que casi nunca ocupamos. Me baje los pantalones, me acaricie intentando obtener resultado, no pensaba quedar en ridículo con problemas de erección.
—Ponte en cuatro. -Ordene, le saque las bragas y deslice aquel líquido pegajoso sobre su entrada mientras me colocaba el condón.
Suspiré, un recuerdo de lo más irónico llego a mi mente, en el momento menos adecuado.
A pesar de que lo había manoseado, acariciando nunca le había permitido besarme.
Me reí mientras dilata su entrada. Notaba que mi novia no tenía ni la más remota idea de lo que pasaba.
Pero no podía evitarlo, me daba ternura recordar esas veces que intentaba hacerlo y se avergonzaba porque no podía besarme.
— Joder. -Estaba algo apretado, no del todo. Intente meterlo despacio, hasta que por fin entró.
— Hum...-gimió. Como pude le tapé la boca, no tenía ganas de escucharla. Quiero detenerme, no lo estoy disfrutando nada, me siento agobiado y incomodo. Mi cabeza comenzaba a doler, dando una puntada.
— Mierda...-gruñí.
Ya no lo hacía con suavidad ahora lo hacía con brusquedad, como si quisiera lastimarla.
— Oh...-me acosté sobre ella mordiéndole el cuello. ¿Qué me pasaba? no era yo. Me calme haciéndolo con más amor, deslice mi lengua por su espalda. ¿Cómo podía sentirme de esa forma con la persona que pase años amando? — Es...pega...hum...-no llegaba a comprender lo que decía, me quito la mano de golpe. Cuando levanté la cabeza, mi poca erección, callo.
Cerro la puerta y todo quedó callado. — Amor, habla con él.
Me metí al baño, me sentía repugnante, no entendía por qué tenía que sentirme así. Intente jabonarme con mucha fuerza para quitar esa sensación, pero no se iba.
Me coloque un conjunto deportivo y saque las sabanas, colocando unas nuevas. La habitación olía a sexo. Abrí las ventanas, pero el olor seguía intacto como si se hubiera penetrado en las paredes. Estuve una rato intentando que ese olor se fuera, pero no había forma, así que me resigné.
— Siento el espectáculo.
Nos encontrábamos en la terraza, corría bastante viento. Los edificios parecían estrellas iluminando la noche ya que las verdaderas no se encontraban en el cielo y en ella aparecían leves truenos y relámpagos.
Todo estaba muy tranquilo. Apoye mis brazos en las barandas justo como lo hacía el.
—Hace frío.-agarro sus manos, juntandolas en sus labios, intentando calentarlas.
—A ti te hace frío y eso por estar desabrigado. -le regañe.
Yo estaba con un deportivo bastante abrigador, el solo tenía una camisa y un pantalón fino.
Los truenos y relámpagos se hacían cada vez más intensos.
Para mi suerte todas, las luces de la ciudad desaparecieron, quedándonos en total oscuridad.
Me saque la campera y me acerque a él, envolviendo con ella atrapando su cintura con mis manos. Coloque mi nariz en su cuello, olía a perfume.
Ante la oscuridad, no tenía miedo de hacer esto. Era un maldito cobarde.
—Vamos antes de que te enfermes. -agarré su mano y la uní con la mía. Estaba muy fría. Las frote contra las mia para otorgarle algo de calor.
— Vamos.
Su mano apretó más fuerte la mía. Los ruidos se volvían cada vez más intensos y sabía que Samuel le tiene un terror a las tormentas.
Mi di la vuelta al sentir las pequeñas gotas chocar contra el suelo.
Miles de recuerdos vagaron por mi mente, las cosas ya no eran la misma y en parte la culpa era mía. Dudaba del amor que creí sentir por mi novia ¿y si realmente el amor no era lo que sentía?
ESTÁS LEYENDO
Mi Niño Prohibido |1Punch
FanfictionMe sentía sucio, impuro. Un niño al cual ni el mismo Dios le permitiría ir al cielo, sino que lo enviaría al mismísimo infierno a pagar todos aquellos actos y pensamientos impuros que había cometido por el siemple hecho de enamorarme de quien no deb...