¿Como has estado?

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Había pasado mucho tiempo desde que él se fue y las cosas no volvieron a ser las mismas.

Vi sus nuevas canciones, incluso aquel beso con esa chica en un videoclip, que no debería afectarme en lo absoluto por ser solo trabajo.

Pero cuando empieza a volar, es todo tan emocionante y nuevo, piensas que el límite es solo una palabra; esas alas solo se desplazan en la brisa cálida en las tardes de primavera. Luego, simplemente llega la lluvia, y con ello tus plumas se mojan y dejan de funcionar, comenzando a decrecer abruptamente.

Y a veces tenemos que estar muy rotos para comprender la soledad y la magia de ese cuarto menguante que se asoma por la ventana. Es tan complejo saber que es lo único que necesita nuestra alma para volver a construirse.

Pero te duele mirar y esperar a que todo vuelva ser lo de antes. Te desnudas ante el otro y confías una eternidad en su mirada. Y te quedas ahí, en esa oscuridad fría, sin nadie que te escuche, solo tu ser que te condena.

Perder la cordura con pequeñas acciones, con caricias y besos es un martirio para todo tu cuerpo, como si cada vez se volviera más adicto.

Es imposible explicar con letras lo que uno siente en esos momentos. El estómago se revuelve, el corazón late como si se aproximara el peligro, todo desaparece por un instante como si ese simple momento fuera interminable.

Un simple contacto con dedos, una charla cara a cara. Un simple café juntos. Y luego, uno llega a pensar que puedes pasar toda una vida a su lado, sin importar el obstáculo. Pero la vida es dura, y uno aprende eso a golpes.

Es tan perversa,  que nos hace sufrir, nos hiere y nos mantiene vivos para que esa agonía se expanda a nuestro ser que esta tan frágil.

De aquella noche, solo recuerdo a él tomando sus maletas y despidiéndose lo más alegre posible con todo el set. Yo no quise verlo, y por una parte me arrepentía

Intente salir con otras chicas, pero no era lo mismo. No era la misma mirada, la misma manera de hablar, sonreír incluso.

Es un asco acostumbrarte tanto a alguien para que luego se vaya. Las primeras semanas, y más por las madrugadas el cuarto estaba cada vez más vacío.

Es una mierda ver como la otra persona hace su vida sin ningún problema, mientras cada día te carcomes la cabeza de como esta, que es de su vida. No me gusta pensar que Jaewon es feliz en los brazos de otra persona.

Y aunque intente odiarte fue imposible. No se puede odiar a un corazón que te enseño a sentir.

Meses tras meses esperaba un mensaje diciendo que me extrañas. A veces uno espera demasiado, y solo me basto una vez,  para codiciar tus labios cada vez que me levanto.

Hace unos días me llamaste, alcoholizado, sabía que era la única forma que aparecieras, pero no me importaba. Estabas afuera del departamento, sentado en plena calle con una botella de vino a plena madrugada, mientras todos dormían.

Tu cara seguía inmaculada, incluso más de lo que recordaba. Tu cabello disparatado por todos lados. Tus ojos tan rotos del vacío que los invade. No eras feliz, lo sabía.

Uno tiene que dejar el miedo y hacer lo que el corazón manda. Es preferible saber que no funciono a que lamentarse preguntándose que pudo haber sido.

Decir que nos besamos de forma intensa se quedaba poco, demasiado poco.

Eran meses, incluso años. Una historia que se deshacía en nuestros labios húmedos, que se contaban todo sin decir nada. No lo necesitábamos, porque al final nuestros cuerpos  se entendían a la perfección.

Un abrazo tuyo me basto para darme la paz que había perdido en mi hace tanto tiempo.

Las sábanas eran más ligeras y suave en la piel desnuda, que nos cubrían de la noche solitaria.

Mis dedos disfrutaban de tocar cada extensión de tu cuerpo, con cada lunar, con cada textura. Simplemente eras arte.

Escuchar tu respiración tan densa era una sinfonía en perfecta combinación. Tenerte ahí, de la forma más pura del deseo, y no, no era como tocar el cielo, era abrazar al universo, cada estrella en tus dedos y la galaxia acobijarte.

Los gemidos retumbaban en cada pared, el calor que emanaba nuestros cuerpos de dispersaban en cada embestida. Y tus besos en mi espalda se deshacían, como una planta que absorbe el agua que necesita luego de una sequía.

Pero, aunque lo deseamos profundamente, nada es duradero, La niñez no es duradera, las personas no son duraderas y todo eso pasa para que sepamos valorar lo que tenemos.

En la mañana solo quedo el recuerdo plasmado en mi cama. Desapareciste como si nada hubiese pasado, ni una nota, ni un número telefónico. Nada.

Quizás esto era el fin de todo, y tendría que simplemente olvidarme de todo. O quizás, era el comienzo de una nueva historia.

Chico!! deseaba tanto tiempo publicar esto pero por circunstancias que uno pasa no se pudo, pero aca estoy luego de tanto. Mil gracias por todo. Quería hacer una continuación después de todo lo que pasó  ♥

Mi Niño Prohibido |1PunchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora