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POV: Juanjo

Hoy es viernes. Odio los viernes.

Hace horas que no veo a Martin. Nada más acabar el desayuno, él ha tenido que bajar al medico y a mí no me han dejado acompañarle —cosa que no entiendo, porque ha ido a que le hagan la primera ecografía de NUESTRO bebé—, justo antes de que el subiera, a mi me han mandado a grabar disco, poco antes de yo salir a él le han mandado a vestuario, al bajar yo, él estaba con el equipo de maquilladoras pensando en si hacer algo especial o no y cuando me han mandado a mi a maquillaje, a él ya lo habían subido para grabar el disco.

Así que así estoy, de los nervios y esperando a que él salga de grabar el disco. Y encima estoy sólo, porque resulta que estoy demasiado insoportable, como para que nadie pueda aguantarme en estos momentos.

Y encima tengo un extra de estrés por el tema del baile de los cojones. Que sí, que fui yo quien pidió tener baile, pero eso no quita que para mi sea todo un reto y que se me está haciendo más complicado de lo que pensé.

Si no tengo a Martin entre mis brazos en menos de diez minutos, me va a dar algo. Ahora mismo, necesito su contacto físico tanto o más que el oxígeno que respiro.

Nada más salir Martin del estudio, suena el timbre que indica que es hora de comer. Pero me niego. Me niego a estar más tiempo sin siquiera abrazarlo y, antes de que él pueda decir nada, le cojo de la mano y prácticamente lo arrastro hasta las duchas.

No hace falta que excuse mi comportamiento, él está igual que yo y se abraza a mi en cuanto la puerta está cerrada, rodeando mi cuello con sus brazos y escondiendo su cara en mi pecho. Por mi parte, yo le abrazo por la cintura y escondo mi cara en su cuello, emborrachandome de su dulce esencia.

– Casi me da algo. – Martin rompe el silencio, en un susurro que, aunque hubiera alguien más aquí dentro, sólo yo le escucharía.

– Y a mí. – contesto yo, de la misma forma que él – Te queda muy bien esa camisa. – comento, refiriéndome a una camisa mía que estoy bastante seguro de que él no llevaba, la última vez que nos hemos visto.

– Necesitaba, como mínimo, llevar tu olor encima para no enloquecer. – confiesa él y yo le doy un corto beso en el cuello, antes de separarme lo justo para ver su cara.

– ¿Cómo te ha ido en el médico? ¿Qué te han dicho? – pregunto y a él le sale una sonrisa de oreja a oreja, antes de separarse más de mí, para poder sacar el móvil de su bolsillo.

Quita la funda y sacó dos papeles, uno que lo vuelve a guardar donde estaba y él otro me lo ofrece.

– Este es para ti.

Yo acepto el papel y lo miro con detenimiento. Es la ecografía.

La felicidad invade todo mi cuerpo en forma de cosquilleo al fijarme en que hay dos “bultos”, en vez de uno.

– ¿Dos? – pregunto, con la sonrisa más grande que jamás he tenido.

– Gemelos. O mellizos. El doctor ha dicho que aún es demasiado pronto para saberlo. – dice él.

Pero me da igual. Me da igual si són gemelos o mellizos. Me da igual si són uno, dos, tres o más. Esta ecografía es la prueba definitiva de que, efectivamente, Martin y yo vamos a ser padres.

Incapaz de controlar mi emoción, vuelvo a abrazar a Martin, levantandolo del suelo para dar una vuelta, haciéndolo reir.

Dios, me encanta esa risa.

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Lo siento por tardar tanto en actualizar 😓

Entre el curro y el calor…. Lo único que me apetece es estar tumbado en el sofá, con el ventilador y sin hacer nada 😅 Intentaré no tardar tanto para la próxima actualización.

Espero que os haya gustado 💕

Mi Alfa - Juantin AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora