│ꗄ꙰ 💞ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 16

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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 16

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Una nueva ley instaurada en el libro de reglas magicas: los hermanos que tenían similitudes de edad, debían compartir el mismo padrino mágico. No importaba quién lo necesitara más, quién tuviera mayores dificultades o quién fuera más "merecedor".

Cookie, una hada que no siempre había sido tan "mala" o "narcicista, ella había forjado una reputación de eficiencia y bondad. Sus ahijados, en su mayoría niños pequeños, habían disfrutado de su compañía, de su sabiduría y de su capacidad de convertir sus sueños en realidad. Había sido una de las hadas más queridas y respetadas del mundo mágico.

Su último ahijado, Maron, era un niño diferente: Llorón, inseguro, algo perdido. Sus padres peleaban a menudo y parecían no darse cuenta de la tristeza que cargaba su pequeño hijo. Su hermana, aún una niña pequeña, no comprendía la gravedad de la situación. Para su mente inocente, las peleas de sus padres eran algo normal, un ciclo repetitivo que no merecía mayor atención.

Cookie no era ajena al dolor. Había visto a muchos niños sufrir, había presenciado la fragilidad de la infancia. Pero Maron era un caso especial. Pero ella logro hacer tan bien su trabajo que el niño, en tan solo dos años, logro poder sobrellevar por si solo todo lo que pasaba aún le afectaba, pero podia tomarlo con una mayor calma. Ahí fue en donde Cookie dejo de ser su madrina mágica... Sin tomar en cuenta que la pequeña hermana estaba empezando a tener esos problemas que el niño alguna vez tuvo, pero ella no tendría guía.

...

Jade se encontraba en la habitación que su padre le había dado la vez en la que llego, un espacio que ahora le parecía ajeno, lleno de recuerdos que se mezclaban con la melancolía de la despedida. Había pasado los últimos dos meses despidiéndose de su vida humana, de sus amigas, de su familia. Cada momento había sido un regalo, un último instante para atesorar.

-Ya tuve el tiempo suficiente para despedirme. -Dijo en voz alta. Había limpiado toda la habitación a su propia voluntad, dejando cada rincón impecable, reflejo de su nuevo orden interior...

Un "puuff" resonó en el aire, un sonido que le hizo estremecerse. Jorgen, el hada de grandes músculos y mirada penetrante, apareció frente a ella. Jade suspiró, dejando caer la carta que tenía entre sus manos sobre la mesa. Era una carta de despedida, un mensaje para sus seres queridos, un último recuerdo de su vida humana.

Con un movimiento suave, se quitó el pequeño broche que adornaba su cabello. El broche se transformó en una varita mágica.

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La sala del Consejo Mágico era fría e imponente, las paredes adornadas con tapices que representaban escenas de la historia mágica. Jade se encontraba sentada en una silla de roble tallada, sus ojos rojos e hinchados, su cuerpo tembloroso.

¿Solo sexo? [+16] | Periwinkle - Peri - Poof | Padrinos mágicos: un nuevo deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora