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Victtoria













El mal es real y no, no es ser rojo y pequeño, que carga una horqueta y tiene cuernos en la
cabeza.

Él puede ser muy hermoso, pero ocupa esa belleza, para manipular a otros. Recuerden que
fue un ángel, la mano derecha de Dios. Ahora desterrado al sufrimiento eterno.
















Emocionada es la única palabra y definición que se me puede ocurrir con lo que siento
ahora.
Tom por fin me invitó a una cita real, después de estar meses saliendo como padre e hija al
parque, al centro comercial o simplemente estar en casa besándonos en secreto. Que
alguien me de un pellizco, porque me siento en una historia irreal.


—¿Por qué sonríes tanto? Tus frenillos saldrán corriendo en cualquier momento.—


—Idiota.—
Un fuerte golpe de mi parte, llegó hasta el brazo de Daniel, quién ahora me miraba con el
ceño fruncido y emitiendo un quejido de dolor. Claramente él jamás entendería el motivo de
mi felicidad, por lo que tengo que optar por mentirle descaradamente en la cara, una opción
que he tenido que utilizar para literalmente todos.


— Hoy saldré con mi padrastro a hacer un par de compras y me dijo que me compraría una
linda camiseta que vi la vez pasada en el centro comercial.—


Gracias Tom, por enseñarme a mentir tan bien y tan rápido. No es algo de lo que debería de
sentirme orgullosa, pero es necesario en estos casos.

Al menos eso pensé, hasta quedarme congelada y a nada de desmayarme, por lo que
contestó Daniel con toda naturalidad.


—Claro. ¿Hace cuánto que coges con él?—

Y así fue, como casi me da un paro cardiaco en plena cafetería. Creo que después de esto,
tendrán que recogerme con pala del suelo.


—¿Qué dices? No, estás loco.—
¿Este es mi fin? Porque juro que no hayo respuestas mejores a lo que me dijo, ni tampoco
puedo ocultar el miedo y la ansiedad que estoy sintiendo ahora. Si Tom me viera
delatandome a mi misma, me mataría con un bate.

— Entonces no los vi en su auto muy juntos, contigo cerrando los ojos y él comiéndote el
cuello. Si, puede ser que esté loco y vi mal.—


Padre celestial, ¿por qué me has abandonado de esta forma? ¿Yo que hice? Bueno, ¿a
parte de comerme al novio de mi madre?
¿Qué se supone que debería de decir ahora? Él nos vio, ya no podía negarlo. Aunque me
surge la duda del cómo pudo siquiera visualizarnos, cuando el auto de Tom tiene ventanas
polarizadas y era imposible que nos viera a lo lejos.


— Mejor ni empieces a buscar alguna explicación, se te va a fundir el cerebro
intentándolo.—
Ya no podía seguir ahí, me estaba sintiendo muy mal conmigo misma y muy avergonzada.


Jamás pensé que escuchar a alguien externo decir eso en voz alta, me haría cuestionarme
todo el mal que estaba causando.
Me quise levantar de mi asiento en busca de paz y tranquilidad, el estar con Daniel ya no
era una opción ahora, pero este simplemente me tomó de la mano y volvió a sentarme en
mi lugar, mirándome con una ceja alzada y una expresión de confusión. Ni siquiera se le
veía asqueado como pensé que reaccionaria, ni un parecido a la reacción de Lucas.

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