Mucho Más Allá - JJK Fanfic

VIII. El más fuerte

El rítmico y pausado sonido de garras afiladas tamborileando sobre la madera era lo único que perturbaba la paz del silencioso dormitorio. La mujer observaba con impaciencia desde su lugar junto a la mesa de estudio los pobres intentos del muchacho para formular una pregunta que acabaron resultando en murmullos incoherentes.

– Estas siendo patético, recipiente, ¿Qué acaso te cortaron la lengua? ¡Deja de balbucear como un retardado!– Exasperada, golpea con su puño la superficie llamando la atención del chico pelirosa haciéndolo salir de su diatriba nerviosa y fruncir el ceño por el insulto desmedido.

–¿Puedes dejarme pensar un momento? Ni siquiera sé por dónde empezar. Todo esto es demasiado repentino– Itadori deja escapar un suspiro frustrado mientras se sienta en posición de loto sobre la cama– Fushiguro y Okkotsu-san siempre se niegan a decirme nada sobre este tipo que los dirige a ustedes porque "no es el momento" o "no necesito saberlo" y entonces vienes y... y...– El chico gesticulaba con sus manos de una forma dramática según expresaba sus pensamientos.

Si Kugisaki tuviera ojos reales seguro que ya los habría entornado con fastidio. En cambio, se cruzó de brazos y subiendo una pierna encima de la otra, inclinó la cabeza hacia el techo buscando voluntad para superar la próxima conversación.

– Eso es porque el imbécil se los ha instruido, cree que no podrás manejarlo y te asustarás. Lo que nos hará más difícil controlarte– Mueve su tronco hacia adelante en dirección al chico para hablar con un tono burlesco desde su pose retadora– Pero ambos sabemos que eso es una mierda ¿No es así? Si estás metido en esto bien podrías conocer al demonio que te acecha– El asco con el que ella mencionaba a su jefe descartó la necesidad de rasgos faciales para demostrar lo disgustada que estaba con toda la situación.

– ¡Es lo que les digo!– Concuerda Itadori señalándola. La actitud rebelde de la maldición drenó cualquier rastro de inseguridad que quedaba en él, dándole la confianza para indagar finalmente en la identidad del tan aclamado superior– Entonces, bien, ¿Quién es este "Jefe" del que tanto temen?– El chico se acomoda mejor en su asiento sobre la cama, sus inquietas manos descansando ahora sobre su regazo.

Kugisaki se toma un momento para organizar sus ideas antes de responder

– Lo llaman de muchas formas: El iluminado, Hechicero de los Seis Ojos, Dios del infinito– Enumera con sus garras cada título que nombra uno por uno.

> La verdad no conozco mucho sobre su historia de origen, y no me importa saberla en absoluto. Solo me consta que solía ser un poderoso chamán hace cientos de años, nacido con la técnica más poderosa conocida por la hechicería hasta la época moderna y en el clan más rico de su tiempo– Ella se endereza de su puesto reclinado y comienza a caminar suavemente por la habitación– En algún momento fue traicionado y así terminó convirtiéndose en una maldición. Pero eso solo lo volvió más inestable y peligroso, por lo que terminaron sellándolo en un cubo que desafía las leyes del espacio y el tiempo. A este objeto se le conoce como la prisión confinadora– La explicación deja descolocado a Itadori.

– Si está preso en un cubo, ¿Cómo es que pueden hablar con él?–Una duda bastante valida, e igualmente difícil de explicar en palabras sencillas.

– Eso es gracias a la expansión de Fushiguro– La mirada que le regresa Itadori es una completamente en blanco. La mujer bufa y ofrece los detalles– Una expansión de dominio es una técnica de barreras muy avanzada, solo los hechiceros o maldiciones de categoría especial podrían hacer algo así. Ellos utilizan la energía maldita para crear un espacio donde manifiestan su dominio innato y el alcance de sus técnicas se ven amplificadas... sería más fácil para ti si vieras uno, pero no es como que pueda hacerlo yo misma– Se encoje de hombros restándole importancia a su falta de habilidad. Había hecho las paces con sus carencias hace mucho tiempo. Incluso antes de convertirse en una maldición.