IMPERFECTO ©

CAPITULO 4

04.| Put# pasado de Mierd@

Ese sentimiento nuevamente me ahogaba, la presión en mi pecho, la dificultad para respirar y el sudor extremo me terminaron de despertar después de una larga noche llena de pesadillas cortas. Una tras otra, cada vez eran peores. Todas en ellas tenían el sentimiento de soledad.

La soledad es un sentimiento que conozco desde siempre. No es algo nuevo, ni algo que adquirí en la secundaria.

En la primaria estuve un año solo, vagaba a la hora del recreo y todo porque una niña inventó que yo tenía una enfermedad contagiosa.

En la secundaria la soledad me alcanzó el primer día de clases y me amenazaba constantemente.

Y ahora en la preparatoria me volvió a amenazar, justo ahora me tenía acorralado contra la pared (mi cama) y apuntándome al cuello con una espada afilada (la ansiedad).

Una vez despabile volteo hacia un costado mío dónde Aron aún seguía dormido. Menos mal, algo de mi creía que ya se había despertado, vestido y marchado porque no quería dormir con alguien tan miserable como yo.

Tomé mi teléfono y lo prendí para ver qué hora era, todavía era muy temprano. Las seis y media de la mañana. Mi mamá estaría por irse a trabajar así que espere a escuchar la reja para levantarme por un vaso de agua. No quería que ella me viera así de preocupado y angustiado, no soy capaz de contarle lo malo que me pasa. Nunca lo he hecho, siempre me he guardado los peores momentos para mí. No sé si está mal o está bien.

Al regresar a mi cuarto con el vaso de agua en mi mano veo a Aron ya despierto y con el teléfono en las manos. Me quedé parado esperando una reacción de él al ver el vídeo pero no hace nada, su mirada sigue agachada en el teléfono. Creo que no lo ha visto pero no ha de tardar en hacerlo.

Es mejor que se entere por mi boca y no lo vea de golpe y se lleve una mala impresión de mi.

—Aron— dije algo nervioso, la voz me temblaba y cada parte de mi cuerpo sudaba de manera fría.

—Dime Dani— su respuesta me hacía creer que todavía no lo veía.

—Sobre el vídeo...

Quise explicarle pero él habló antes de que yo pudiera hacerlo.

—Muy buen vídeo por cierto.

—Yo era muy chico y no sabía lo que hacía...— dije sin asimilar lo que él me decía hasta que después mi cabeza lo procesó —. ¿Muy buen vídeo?

Pregunté confundido.

—Si, digo, es lo que a ti te gusta hacer y lo haces bien.

—Pero todos o la mayoría se burlaron de mi, le dieron me divierte y yo... yo pensé que harías lo mismo y no me quisieras volver a ver— dije con las lágrimas en los ojos pues de tan solo recordar las burlas que me hacían me daba sentimiento.

—Dani, yo soy como ellos, yo no tengo mierda en el cerebro— me dijo mientras se paraba de la cama para abrirme los brazos invitándome a un abrazo.

Yo solo caminé hacia él y lo abrace fuertemente dejando caer las lágrimas. Esto es lo que más necesitaba en este momento, alguien que no me juzgará, solo quería alguien que estuviera ahí para mí.

—Llora todo lo que tengas que llorar Dani yo estoy aquí para ti— sus palabras eran un curita en el alma. Sus brazos eran cálidos y cómodos, podría llorar por siempre para sentirlo así de cerca.

Mi alma está en paz, ya no me importaba lo que los demás dijeran de mi, solo me importaba un chico y ese chico me está abrazando ahora mismo.

Después de un abrazo largo y de que mis lágrimas cesarán le ofrecí una toalla, jabón y champú para que se bañara en lo que yo hago el desayuno.