Capítulo Cinco.- Primera sesión de Cinco.

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Una vez más estaba haciendo algo estúpido para contentar a sus hermanos. 

Cinco no creía necesitar la terapia, de hecho era el más estable mentalmente que todos ellos juntos, pese a haber pasado por infiernos que sus hermanos no podían ni imaginar.

Allí estaba, en la sala de espera de un loquero con un café de maquina repugnante en un vaso de papel cuestionándose sus decisiones vitales. 

La secretaría le indico cuando podía entrar, cosa que hizo de mala gana, después de tirar el resto del café en una papelera cercana. 

- Buenas tardes señor Hargreeves, por favor tome asiento.- dijo el terapeuta, aun con el persistente dolor de cabeza que su paciente anterior le había dejado.

Cinco se sentó y se quedo callado, observando al terapeuta como un depredador haría con su presa. 

Era un hombre de mediana edad, en baja forma física sin llegar a ser obeso, entradas pronunciadas y algunas incipientes canas asomando. Las gafas pasadas de moda que indicaban que, pese al nivel de ingresos que un profesional de su prestigio debía tener, el dinero no le sobraba y ropa de buena calidad aunque no nueva afianzaba su observación. 

Por ello diría que el terapeuta era un hombrecillo pusilánime, concentrado en su trabajo y en mejorar sus conocimientos, que había pasado por un devastador divorcio recientemente. Por las fotos de sobre la estantería se podía deducir que tenía dos hijos a los que posiblemente viera poco y por unos pelos en su ropa, aseguraría que convivía con un gato blanco de pelo largo.

El terapeuta se sintió incomodo ante la actitud de su nuevo paciente, tan distinta a todos Hargreeves anteriores. Carraspeo la garganta y rompió el silencio un tanto cohibido.- Dígame, ¿Qué espera conseguir con esta terapia?

- Nada en absoluto, me parece una total perdida que tiempo.

- Entonces ¿Qué hace aquí?

- Contentar a mis hermanos. Ellos piensan que la necesitamos y que hacerlo nos ayudara. 

-¿A pensado que pueden tener razón?

- Ya conoce a cuatro de ellos ¿Le parece que pueden tener razón en algo?

El terapeuta carraspeo la garganta y se movió incomodo en su asiento.- No puedo hacer valoraciones de otros pacientes, aunque sean sus hermanos, es confidencial... ¿Qué le parece si empieza por hablarme de su infancia?

- Fue la misma que la de mis ellos, si se lo pregunto a mis hermano como sospechó que hizo, ya debería tener una idea de como fue.- dijo cortante, no se sentía cómodo con la situación, menos hablando con un extraño de su vida.

¿Qué tal se llevaba con su padre?

- Mal.

- ¿Por alguna razón en concreto?

- Puede que porque fuimos su proyecto de ciencias personal, nos crio para poder usarnos como baterías llegado el momento y revivir a su mujer. Aparte de eso nos manipulo y mintió toda la vida, mato a Ben, a Luther y a Klaus, varias veces según tengo entendido y después nos manipulo un poco más.

El terapeuta anoto unas líneas de forma nerviosa.- ¿Cómo describiría su relación con sus hermanos?

- Son un atajo de zoquetes sin un gramo de cerebro a los que tengo que salvar constante de los desastres que causan.

- ¿Por qué cree que pasa eso?

- Porque nuestra mera existencia altera el equilibrio en el continuo espacio tiempo lo cual origina eventuales apocalipsis. Lo sé, tuve una reunión con decenas de versiones de mi mismo y todos estuvimos de acuerdo en ello. 

El terapeuta miro su hoja sin saber que anotar al respecto y garabateo "¿Personalidad múltiple?¿Complejo de salvador?"

- Quiero decir ¿Por que cree que es su responsabilidad salvarlos?

- ¿Qué no escucha? Le dije que son un atajo de zoquetes, no pueden hacerlo solos.

- Bien ¿Cuándo fue la primera vez que sintió que debía salvarlos?

- A los trece años, viaje al futuro y me quede atrapado en un mundo post- apocalíptico donde descubrí sus cuerpos aplastados entre los escombros, aunque no fue hasta los 58 años que tuve la oportunidad de volver para arreglarlo.

- ¿Usted tiene 58 años?.- pregunto el terapeuta extrañado.

- Mi conciencia tiene 72, este cuerpo unos 20.- explico Cinco. 

El terapeuta se tomo un segundo para asimilar la información.

- No me cree.- aseguro Cinco leyendo el lenguaje gestual del terapeuta.- ¿Qué es lo que esta escribiendo?

- Son unas notas para...- intento explicar el terapeuta, sobresaltándose al ver desaparece a su paciente ante sus ojos y notar que estaba leyendo por encima de su hombro.

- ¿Personalidad múltiple? ¿No se le ocurrió nada mejor?.- pregunto Cinco arrebatando el block de las manos de hombre.

- ¡Oiga, eso es confidencial!.- protesto viendo al joven pasar las hojas y leer los comentarios del resto de sus hermanos. 

- ¿Cree que Klaus tiene esquizofrenia? ¿En serio? ¿Dónde se saco el titulo, en una tómbola?.- pregunto burlón pasando hojas.- Lo de Edipo es comprensible que lo piense, lo que no entiendo es "objetofilia".

- Significa sentirse atraído de forma física por objetos.

- Sé lo es.- gruño Cinco devolviendo sus notas al terapeuta.- Pero Grace no es un objeto para nosotros, es un ser vivo. Si Diego se entera que la trato como una simple cosa le hará tragar el cuaderno al completo y la espiral metálica no le será muy agradable de expulsar. 

El terapeuta torció el gesto enfadado, obligándose a pensar que era parte del trabajo tratar con pacientes problemáticos.- Gracias por el aviso. ¿Qué tal si seguimos?

Cinco miro el reloj de la pared notando que aun quedaba algo de tiempo y volvió a tomar asiento en su lugar.- Dice que paso su adolescencia en un lugar apocalíptico. ¿Cómo logro sobrevivir?¿Alguien le ayudo?

- Estaba solo, la humanidad se acabo. Busque refugio aquí y allá, sacaba lo que podía de los escombros, comía ratas... Ella evito que me volviera loco.- susurro al final sintiéndose miserable.

En una parte de su corazón sentía que había traicionado a Dolores después de todo lo que ella hizo por él en su peor momento, aunque supiera que era un trozo de plástico, ella siempre fue real para él y sus sentimientos también lo eran. 

- ¿Ella? Creí que dijo que estaba solo.

Las ganas de hablar de Cinco se terminaron de golpe.- Estaba solo, estoy solo y moriré solo ¿Contento?.- pregunto mas hablando para si que para el terapeuta. 

El hombre anoto "¿Depresión?" en su libreta mas al levantar la vista Cinco se había marchado, igual que un fantasma, sin necesidad de abrir la puerta. 


La terapia de los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora