Capítulo trece.- Segunda sesión de Allison.

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El terapeuta pidió a su secretaria que dejara pasar a su siguiente cita de la tarde mirando el bote de sus analgésicos casi vacío.

 Allison entro en su consulta con una sonrisa enigmática, un abrigo negro entallado y el paso firme de una reina. 

- Buenas tardes señora Hargreeves.

-Buenas tardes.- respondió tomando asiento.- ¿Cómo ha estado?

- Bien, gracias. Tengo una pregunta antes de comenzar, por mera curiosidad ¿Quién de ustedes sugirió la idea de tomar terapia?

- Yo no lo sugerí.

- Comprendo.

- Me parece que no.- aseguro Allison.- Llevaban un rato discutiendo y dije que necesitábamos terapia.

- ¿Quiere decir que los sugestiono de alguna forma?

Allison sonrió.- Quiero decir que mi poder ahora es algo diferente a como solía ser, ya no necesito "correr el rumor..." para imponer mi voluntad. Obviamente fue sin querer pero creía que esto sería bueno para todos.

- ¿Creía? habla en pasado ¿Cambio de idea?

La sonrisa de Allison se amplio.- No esperaba que Reginald aprovechara la oportunidad para manipularnos.

- ¿En que forma cree que su difunto padre les sigue condicionando a través de esta terapia?.- pregunto el terapeuta intentando disimular. 

- Vamos, no se haga el ingenuo. Hable con Klaus, los dos sabemos que esta vivo y le presiona para manipularnos. 

- No debería tomar en serio las alucinaciones de su hermano. 

- Klaus no miente y usted lo sabe. 

- Desde luego, las alucinaciones pueden ser tan reales que resulten indistinguibles para....

- ¿Quiere ver como queda mi bota en su culo?.- pregunto Allison sin demasiada sutileza.- Le hemos pillado y por su bien espero que confiese. ¿Qué le ofreció Reginald?¿Por que nos vendió?

El terapeuta trago saliva sintiendo de pronto el cuello de la camisa demasiado apretado. - Yo no hice tal cosa.

- O si, si lo hizo. De hecho va a llamarle en este momento y a decirle que su trabajo fue tan bueno que todos estaríamos felices de escucharle si volviera de entre los muertos.

- Oigan no quiero problemas.- aseguro el terapeuta.- Le daré el numero que dejo tras su visita pero resuelvan esto en otro lado.

- Un poco tarde para no querer mancharse las manos.- gruño Allison con el mismo tono que regañaría a su hija.- Vamos a concertar una terapia de grupo, todos juntos y esperamos que Reginald nos sorprenda con su visita. ¿Comprende?

El terapeuta se sintió acorralado.- ¿Van a tenderle una trampa, en mi consulta? ¿No les parecería mas adecuado un lugar con mayor privacidad? 

- Oiga, no somos asesinos... bueno, uno de nosotros si y técnicamente todos hemos matado a alguien alguna vez pero no en este caso. Solo queremos hablar con él  y hacerle unas cuantas preguntas. 

- ¿Y si me niego a participar en eso?

- El colegio de psicólogos estará encantando de escuchar como revelo información de sus pacientes a Reginald y como se dejo sobornar para manipularnos. Seguir ejerciendo después de algo así le será complicado.

- Comprendo.

- Tipo listo.- dijo Allison.- Ahora dígame ¿Qué quiere Reginald de nosotros?

- Quiere que le ayuden a cambiar la realidad.- dijo escuetamente y Allison asintió pensando que igual no era tan mala idea.- Dijo que algo no salió como esperaba la ultima vez, que hubo un contratiempo.

- Un hachazo en la cabeza, sí, recuerdo ese contratiempo, se lo produje yo.

- El asegura que solo quiere regresar a su planeta y esta dispuesto a darles las vidas que quieran si le ayudan.

- ¿Y usted que gana con eso?.- pregunto Allison.

El terapeuta miro de reojo una fotografía enmarcada en la pared donde dos niños jugaban felices en la arena de una soleada playa.

- Apenas veo a mis hijos desde el divorcio, su madre me detesta. Hice muchas cosas mal en mi matrimonio pero si pudiera volver a tenerlos conmigo sería diferente.

Allison pudo empatizar un tanto con aquel hombre. Ella misma sabía que era perder la custodia de su hija por un error. 

- Esta bien, esto es lo que vamos a hacer. - aseguro Allison con un plan en mente y el tono de un sargento.




La terapia de los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora