Capítulo Final: Parte uno.

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Luther reunió a sus hermanos en la academia un par de días después.

Reginald le había dado un numero de teléfono al que llamar si cambiaban de idea y había pasado las ultimas 48 horas sin poder quitarse de la cabeza la posibilidad de volver a reencontrarse con su mujer, pero como hermano se veía incapaz de pedirles que se sacrificaran por él, más teniendo sobrinos pequeños que dependían de ellos.

El tema no había salido pero sobrevolaba el ambiente.

Diego y Lila bajaron las escaleras, con el cabello revuelto y la ropa desaliñada, era tan evidente lo que habían hecho arriba como la excusa de Diego para subir: enseñarle su esposa su vieja habitación.

Klaus hablaba con Allison sobre algo trivial, Viktor comentaba un anécdota sucedida en el su bar y Cinco tomaba una copa fingiendo que lo escuchaba, aunque su mente estaba en otra parte.

Ben se tomo un chupito de algo fuerte de un trago para tomar valor antes de hablar.

- ¿Nadie va a decirlo?.- pregunto levantando un tanto la voz.- ¡Vamos! Todos sabemos lo que hemos venido a hacer.

- Según tú, ¿Qué hemos venido ha hacer, Ben?.- pregunto Allison con interés.

- No te pega hacerte la tonta.- respondió.- Tenemos que decidir si vamos a aceptar la oferta de Reginald.

- Creía que eso ya lo dejamos claro, es un trampa.- Declaro Diego tomando asiento en el sofá, con Lila bien pegada a él.

- Para ti es fácil decirlo, solo tienes que ignorar los cuernos y seguir con tu vida feliz

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- Para ti es fácil decirlo, solo tienes que ignorar los cuernos y seguir con tu vida feliz.

- ¡Te lo advierto, Ben, te estas pasando!.- exclamo Diego molesto.

- ¿Qué vas ha hacer?¿Envestirme?

- ¡Ya te saliste de madre, pendejo!.- dijo Diego levantándose del sofá.

Luther y Klaus se pusieron entre ambos.

- Calma chicos, todos estamos muy nerviosos.- dijo Klaus.

- ¡Eh, venga! hacemos terapia precisamente para evitar estas cosas.- les recordó Luther.- Vamos a llevarnos bien y debatir con calma.

- ¿Qué hay que debatir?.- pregunto Cinco.- El viejo quiere usarnos de nuevo, llevamos toda la vida siendo sus juguetes y, para sorpresa de nadie, nos la volverá a hacer.

- ¿Ahora vas con Diego, Cinco?.- pregunto Ben con tono burlón.- ¿Compartir mujer os hace la misma opinión?

- ¿Pero a ti que carajo te pasa?.- pregunto Lila uniéndose a su marido, con animo de patear el culo de Ben.

- ¿Qué que me pasa? ¡Vosotros lo tenéis todo!.- grito Ben.- Una familia, un matrimonio, hijos, una casa, hermanos y hermanas. ¿Qué tengo yo?

- Nos tienes a nosotros.- respondió Luther queriendo ser conciliador.

La terapia de los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora