𝐓𝐀𝐄𝐊𝐎𝐎𝐊 | «No muchos llamaban la atención del heredero orgulloso y egoísta número uno del mundo, hasta que llegó él y descubrió lo que significaba».
Un huérfano con una oportunidad única.
Un egocéntrico aburrido.
Un colegio tan prestigioso co...
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Capítulo 12
"Con flores blancas baila"
JUNGKOOK
Dos veces era una coincidencia, pero si había una tercera, entonces se convertiría en un patrón.
Kim Taehyung apareció nuevamente en el lugar menos indicado. El plan era presenciar la última jugada antes de la inauguración de la piscina que tendría lugar la mañana siguiente.
Sin la interrupción del huérfano curioso, en ese momento estaría de regreso en su habitación, o paseando por ahí con Jimin.
En lugar de ello, tenía sobre los hombros la pesada y ridícula túnica negra con la que no estuvo de acuerdo nunca en usar.
—No tiene ni idea de nada —le susurró Jimin momentos antes de que despertaran a Taehyung—. Debes impedirlo.
—Si hago eso, ¿Crees que no irán tras él después? —preguntó Jungkook con total tranquilidad, no le quedaba más.
Cruzado de brazos en el centro del lugar, mantuvo la mirada al frente, el semblante imperturbable. Compartía el nerviosismo con Jimin, pero Jungkook llamaría la atención si lo sacaba a relucir, y las cosas empeorarían si el resto se percataba de su interés en Taehyung.
—Esto no es un juego, Kook —insistió su amigo.
Se permitió mirar de soslayo a Jimin, éste lo miraba también.
—Por eso es que no creo que lo inicien de verdad —confesó el castaño—. Piénsalo. Hoseok no lo soporta, Namjoon lo ve como una amenaza y el resto ni si quiera lo conoce.
— ¿Insinúas que es una trampa? —preguntó Jimin.
Se limitó a asentir.
La verdadera cuestión en realidad era, ¿Una trampa para quién?
Casi podía jurar que todo se resumía a él. Tal vez no sería tan egocéntrico si las personas no armaran teatros como ese solamente para hacerlo enojar.
—Lo máximo que puedo conseguir es que no le hagan daño —volvió a decir.
Pero ya no era Jimin quien estaba a su lado.
Esa tarde estuvo a punto de cancelar la reunión por el insignificante detalle de la presencia de Jung Hoseok. Antes fue un error aceptar pasar más tiempo del necesario con él, y ni hablar de llevarlo a la fiesta de su abuela.
— ¿Algo que quieras confesar? —habló con cierta burla el capitán del equipo de baloncesto.
Jungkook no pudo evitar soltar un pesado suspiro. Cruzó los brazos sobre su pecho y no se giró para responder.
— ¿Ahora eres sacerdote? —Soltó Jungkook.
—No, solo quiero ver hasta dónde eres capaz de dejar que avancemos —se burló el idiota.
