43. Jardín de rosas blancas

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Capítulo 43

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Capítulo 43

"Jardín de rosas blancas"

JISUNG

—Joder, señorita —exclamó exhausto. Llevaba media hora con el teléfono a la oreja, la mano se le había dormido y aplastó la pantalla contra la almohada para no tener que seguir sosteniendo el aparato—. Ya le dije, un jardín de rosas blancas no es tan difícil, créame, a los novios les importa un coño que no sea temporada de rosas, cultívelas en un invernadero o algo, pero que crezcan perfectas, gracias.

Colgó sin pensarlo. Giró sobre su cuerpo y miró al techo de su habitación, el espejo le devolvió su fatal aspecto de esa mañana. No solo había luchado con frases sarcásticas con tres florerías, sino con su abogado que seguía sin localizar a los cabrones de sus padres.

La ansiedad le estaba escociendo en la garganta.

La puerta se abrió en ese momento, Minho entró, perfectamente vestido (para su descontento). Sus miradas se encontraron. Se acercó a él en la cama.

—A juzgar por tus gritos que escuché desde la otra habitación, no conseguiste lo que Jimin te pidió —dijo su persona favorita.

Hizo algo parecido a una mueca con su boca, antes de abrir los brazos, provocando que se resbalara la sábana hasta su abdomen. Minho se acercó y se recostó encima de él. Lo estrechó entre sus brazos.

—Tal parece que el dinero te consigue todo excepto un puto jardín con putas rosas blancas —dijo contra la piel del cuello ajeno.

—Quizá deberías llamar otra vez —sugirió alejándose para mirarlo a la cara, él frunció el ceño y Minho lo sujetó de la barbilla—. Prueba diciendo por favor y gracias, a veces funcionan mejor que las exigencias y la altanería.

Jisung enarcó una ceja.

—¿Quieres que coquetee con la dueña de la florería para conseguir lo que quiero? —preguntó divertido. Minho rodó los ojos y se levantó antes de que él reaccionara y pudiera capturarlo nuevamente.

Necesitaba fumar, lo sentía. No se relajaría hasta que lo hiciera.

—Decir por favor y gracias no es coquetear —sentenció Minho—. Iré con Jungkook y Jimin a la prueba de trajes —entró al cuarto de baño y siguió hablando desde el interior—. Estoy tan feliz por ellos... Casi no puedo creer que ya no vamos a ir a ninguna parte...

Solo pudo asentir a su reflejo en el espejo del techo. Él también se sentía bien con la idea de una boda. Taehyung era su hermano y Jungkook, a pesar de tener el humor de mil demonios desatados, no podía vivir sin él. Ninguno podría vivir sin el otro.

Había pasado un mes desde la última cena en casa de sus padres. Un mes desde que vio a su hermana por última vez, y desde que su familia se había desmoronado.

Sangre Pura | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora