Preocupación

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-Tsumiki estará a salvo?- preguntaba serio el joven de cabello negro.

-Por supuesto- exclamó Satoru tranquilamente.

El albino llevaba años intentando convencer a Megumi y a Tsumiki de vivir con el, pero luego de tantas negativas Satoru dejo el tema por la paz, eso hasta que las gemelas llegaron a sus vidas y conocieron a Tsumiki.

El trio de jovencitas se había llevado tan bien que cuando la idea fue sembrada no hubo poder que las convenciera de mantenerse alejadas. Así, con una Tsumiki emocionada por la idea de integrarse a una familia mas grande y unas gemelas que también se habían ganado su voluntad, Megumi no pudo poner más objeciones. Aún con eso, el joven tenía miedo, miedo de involucrar a su hermana en el mundo de la hechicería mas de lo mínimamente necesario, miedo de que aquella maldición que rondaba por la casa del albino le hiciese daño a su hermana.
Por ello, en cuanto se instalaron en aquella hermosa casa, el joven buscó a la principal fuente de su preocupación.

-Señor Geto, ¿podemos hablar?- preguntó tratando de no generar una reacción poco favorable.

A Suguru le sorprendió la petición del joven, sin embargo, no se negó.

-Por supuesto, sígueme- exclamó guiandolo a una de las terrazas de su ahora hogar -Bien, aquí no podrán interrumpirnos- dijo luego de colocar una pequeña barrera en el espacio que los rodeaba -Dime Fushiguro, ¿qué es lo que te preocupa?- preguntó con ese tono tranquilo que le caracterizaba.

Megumi respiro, controlando el temblor de su cuerpo y llenándose de valor habló.

-No se que planea, ni porque esta con Gojo. Se que él es perfectamente capaz de defenderse, pero también sé que sus sentimientos por usted lo ciegan, por ello, si se atreve a hacerle daño a él, a Tsumiki o incluso a las gemelas, tenga por seguro que lo exorcisaré aunque me cueste la vida- dijo directo.

Suguru sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, la mirada del joven era fría y llena de determinación, ese niño no se andaba con juegos y a pesar del parecido con el hombre que corrompio sus destinos, sabía que Megumi tenía mejores intenciones que las que tuvo su progenitor en el pasado.

-Cuento contigo Megumi- respondió con una sonrisa sincera el mayor sorprendiendo al joven que no supo como reaccionar a la expresión ajena pues se esperaba de todo menos eso.

Al salir Satoru esperaba impaciente afuera, su aura detonaba nerviosismo y miedo, le aterraba que esos dos comenzaran una pelea, o más bien que Megumi la empezara.

-¿Todo bien?- preguntó evitando sonar demasiado ansioso.

-Si, de maravilla- respondió Geto tranquilamente.

Satoru al no recibir respuesta del menor enfocó su vista en él, encontrándose con una expresión demasiado divertida para su gusto, Megumi parecía perdido, como si hubiera visto algo insólito, pero no se veía angustiado así que el peli blanco, con su basto conocimiento sobre el joven, supo que todo estaba bien.

...

-Se puede saber a donde vas tan tarde niña?- preguntó con voz seria Suguru provocando un respingo del susto en Tsumiki.

-Buenas noches señor Geto- hizo una pequeña reverencia, era la primera vez, desde que habían llegado a vivir ahi, que aquella maldición se dirigía a ella. Debido a que era una no hechicera eran contadas las veces en que había podido ver al señor Geto por la casa, sin contar que nunca en la vida habían hablado, cosa que aunque en un principio la incomodó con el tiempo aceptó.

-Te pregunte a dónde ibas, es muy tarde y las personas como tu no deberían exponerse tan deliberadamente al peligro- dijo despectivamente aunque su intención no era ofenderla.

-Lo siento, no creo que sea importante que usted lo sepa, no es como que le importe lo que haga una persona como yo- respondió molesta.

Recientemente había tenido una discusión con Megumi y el comentario del mayor no la hacía sentir mejor.

-Con permiso- exclamó para luego retirarse dejando al pelinegro atrás.

Una vez la joven se alejó un poco Suguru realizó una invocación.

-Necesito que cuides la casa y a los niños, vuelvo enseguida- le pidió a su dragón cerúleo para posterior a ello seguir a la joven.

Satoru se encontraba en una misión y él, al haber tomado a Megumi como alumno, se quedó para seguir entrenando al joven, así que en teoría era el adulto responsable, por ello cuando vio a la joven salir, se preocupó genuinamente por su bienestar.
Tsumiki era una buena persona y una excelente hermana mayor, por lo que sin saberlo se había ganado la confianza del pelinegro. Sin embargo, jamás habían hablado y el eligió palabras poco adecuadas, algo la afligia y pudo notar que sus expresiones solo la hicieron sentir peor, por ello decidió que era momento de dejar un poco de lado sus prejuicios, por lo menos por la joven que ahora también era parte de su familia.

...

-Entonces ¿Debo saltar?- preguntó mirando la oscuridad bajo aquel puente

-Si, es una prueba de valor, dicen que este lugar está embrujado, pero muchos de nuestros compañeros los han hecho y no les a sucedido nada así que no creo que sea verdad- exclamó despreocupada una de las implicadas.

-Entonces ¿lo harás?- preguntó nerviosa su amiga.

"Qué podrías hacer tu, solo debes mantenerte alejada de todo esto, las personas como tu no pueden hacer nada, solo tu miedo y cobardía te mantendrán a salvo así que porfavor no interfieras!"

Habían sido las palabras de Megumi luego de que ella mostrara interés en el mundo de la hechicería. La angustia y preocupación lo hicieron explotar y decir palabras que la hirieron, haciéndola aceptar impulsivamente el reto de sus amigas. Era estúpido e inmaduro, pero deseaba demostrarle a Megumi, y tal vez a si misma, que no era una cobarde, que podía enfrentarse a ese mundo sin titubear. Ella solo quería saber a que se enfrentaba constantemente su familia, que veian ellos que ella no y aunque aquella prueba no cambiaría nada, sentía que por lo menos podría demostrarle a su hermano que no era tan frágil como el creía.
Pero claro, ser una no hechicera no le permitía ver el peligro creciente frente a ella, así que con todo el valor que tenía tomó la cuerda y se lanzó.

Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos y cuando menos lo pensó una energía sofocante comenzó a consumirla. El entorno entero cambió llevándola a un espacio distinto, sentía que se ahogaba y que poco a poco todos sus sentidos se atrofiaban, de la nada, la silueta de una mujer avanzó hacia ella con calma, su andar era tranquilo, elegante y hermoso, sin embargo aquello solo le causaba una sensación de terror indescriptible, y entonces de la nada aquella silueta habló.

"Tu eres perfecta" dijo girando alrededor de la joven como analizandola
"De ahora en adelante tu alma y cuerpo son míos" exclamó tomando el rostro de Tsumiki, casi besándola.

La joven quería safarse, gritar y huir, estaba segura que aquello no era normal. Sin embargo su cuerpo no se movía y su voz simplemente se negaba a salir.

"Lo siento Megumi" pensó cuando la falta de oxígeno la hizo comenzar a perder el conocimiento.

Estaba por cerrar completamente los ojos cuando algo irrumpio en aquel espacio.

"¡SUELTA A LA NIÑA, MALDITA!"

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