- ¡Caraa! - Me chilla mi madre por quinta vez en los mismos veinte minutos - ¡Vamos a llegar tarde, haz el favor de bajar de una vez!
- Ya bajo mamá... estoy terminando de recoger mi cuarto - le digo, mintiendo, mientras me acabo de poner el rímel. Nunca salgo de casa sin él puesto, sino siento que me falta algo, me veo rara.
Me pongo los zapatos, cojo mi bolso y me precipito rápidamente hacia las escaleras, mientras acabo de guardar las cuatro cosas que siempre llevo dentro de mi pequeño bolso. Yo no soy de esas chicas que llevan esos enormes bolsos con los que podrían empaquetar toda su casa, más bien soy una chica sencilla y con personalidad.
Llego abajo y me encuentro a mi madre mirándome fijamente y con cara de mosqueo. - Venga, vamos, que llegamos tarde a recoger a tus hermanas a la escuela. Sí, tengo dos hermanas, gemelas, Elsa y Caroline Greenberg, de diez años. Y yo soy la mayor, Cara Greenberg, de dieciocho años y lista para ir a la Universidad.
Mi madre quiere que la acompañe hoy a buscarlas ya que es mi último fin de semana aquí y voy a estar mucho tiempo sin verlas.
- Lista, vámonos. Por cierto, hoy conduzco yo. - Le digo mientras le cojo las llaves del coche de la mano y salgo por la puerta. Seguidamente sale también mi madre, cierra la puerta y nos vamos.
Durante el camino - Cariño, ¿seguro que estas preparada para esto? - dice mi madre mientras abre un poco la ventanilla. - Mamá, yo... he estado parte de mi vida soñando con esto y... bueno, supongo que sí que estoy preparada. Sé que será difícil, pero valdrá la pena.
Llegamos al colegio y les doy un fuerte achuchón a mis dos hermanitas, sé que las voy a echar mucho de menos...
- ¡Hola Cara! ¡Hola mami! dicen las dos al unísono. Subimos las cuatro al coche y volvemos a casa.
Al llegar - ¿Qué queréis hacer este fin de semana para despedir a Cara? - pregunta mi madre con una media sonrisa pero con una expresión triste en la cara...
- ¿Sabéis que? Mañana os voy a llevar de compras, luego iremos a comer a vuestro restaurante favorito y por la tarde vamos a ir al cine. ¿Qué, que os parece? - les digo mientras veo como sus caras se llenan de emoción y de alegría.
- Al día siguiente - Adiós mamá, nos vamos. - Digo mientras salimos de casa.
Durante el camino, me doy cuenta de que nunca había pasado tanto tiempo con ellas, siempre he sido más madura de lo que puedo aparentar y nunca me ha gustado demasiado jugar con ellas... En éste momento, me arrepiento de ello y... les lanzo un...
- Os quiero mucho niñas, más de lo que os demuestro. - y les sonrío a través del pequeño retrovisor. - ¡Y nosotras Cara! res-ponde Elsa.
Llegamos al centro comercial y se dirigen directas hacia su tienda favorita. Caroline encuentra enseguida una camiseta de su color favorito, el violeta, y por la cara que pone al verla, veo que la ha enamorado. Elsa es mucho más indecisa, como yo, y le está costando un poco más encontrar algo que le guste.
Después del ajetreado día, llegamos a casa por la noche y se lo contamos todo a mi madre. Están muy ilusionadas.
Ya ha llegado el domingo y es mi último día en Berlín, lo echaré de menos...
- Cara, ¿lo tienes todo listo? Me pregunta mi madre sentando-se en la pequeña silla de mi habitación. - Supongo que sí, son tantas cosas las que tengo que llevarme... espero no dejarme nada. ¡Cómo para volver a buscarlo! - le digo con una sonrisa en la cara, intentando crear una situación un poco más alegre. Sé que mi madre se alegra por mí, pero también la comprendo, no le debe ser fácil alejarse de mí después de haber estado cuidándome y protegiéndome toda la vida... tampoco lo es para mí...
- Ya tengo el billete de avión, sale a las cuatro y diez, deberíamos ir ya hacia el aeropuerto. - digo, mientras intento acabar de cerrar mi enorme maleta sentándome encima y dando botes. Finalmente, después del esfuerzo, consigo cerrarla y salimos las dos de la habitación. Bajamos al comedor y nos vamos las cuatro hacia el aeropuerto.
Durante el trayecto, me entretengo mirando por mi ventanilla y veo como por mi cabeza van pasando todos los recuerdos que he ido acumulando a lo largo de los años. Al cabo de veinte minutos, veo que pasamos por al lado de un precioso prado verde y lleno de pequeñas florecillas. El recuerdo que me viene ese momento a la cabeza es que en este prado, fue donde me dieron mi primer beso...
Fue a los quince años, con un chico de mi Instituto... éramos amigos de toda la vida, hasta que un día supongo que surgió la chispa. Un día, mi madre se sentó a mi lado y me dio la peor noticia que nunca he recibido, Mark, mi mejor amigo, confidente, y, novio, había muerto en un accidente de coche... en ese momento sentí como un enorme puñal se clavaba en mi corazón, porqué se había ido para siempre sin ni tan solo despedirse de mi... nunca lo llegué a comprender.
Mientras sigo contemplando a través de mi ventanilla, noto cómo una lágrima se derrama por mi mejilla, y, antes de que mi madre se pueda dar cuenta, me la seco con la mano.
Al cabo de media hora, ya estamos en el aeropuerto. Está lleno de gente que se precipita rápidamente de un lado para otro en busca de las últimas compras o buscando el sitio de facturación de maletas.
- Bueno mamá, ha llegado la hora de despedirse supongo... - le digo mientras dejo la maleta y mis dos hermanitas me abrazan con sus mejillas llenas de lágrimas. - Eso parece. - me dice mi madre mientras se hecha también a llorar y me da un enorme abrazo.
- Llámame cuando llegues, ¿De acuerdo?
- Sí mamá, dalo por hecho.
Después de despedirnos, me dirijo directamente hacia facturación de maletas y... mi viaje, de alguna manera, ya ha empezado.
ESTÁS LEYENDO
ALGO MARAVILLOSO... (Con Amor, H.)
FanfictionNunca me hubiera imaginado que en tan solo dos meses, mi vida pudiera cambiar tanto, mejor dicho, que habría cambiado para siempre. Después de aquel verano ya no podría volver a ser la misma persona que había sido durante dieciocho años… y, sinceram...