Hace ya prácticamente una semana que vivo aquí y ya lo tengo todo completamente instalado y adaptado a mí, y, por cierto, el inglés no se me da nada mal, la verdad. Mejor de lo que pensaba... por esto, creo que ya va siendo hora de que me busque un empleo de verano.
Es lo que había acordado con mi madre entes de irme, para ayudarla a pagar el alquiler del piso.
A pesar de que ya llevo mucho dinero ahorrado desde que empecé el instituto, viviendo sola y teniendo que pagar la universidad con el solo sueldo de mi madre, me parece que voy a necesitar un poco más.
Decido meterme en Internet para empezar a buscar cuanto antes y no perder ni un minuto más. Pero transcurrida la media hora larga, solo he conseguido un número de teléfono para trabajar como niñera interna a ochenta quilómetros que no lo veo muy... apropiado, acabándome de mudar a mi nuevo piso, compartido, y otro para hacer de secretaria en una oficina. Nunca me ha gustado la idea de trabajar encerrada todo el día y llena de papeleo por todas partes, que agobio...
Así que las dos opciones quedan automáticamente descartadas.
Estoy a punto de rendirme por hoy, cuando veo un pequeño anuncio de letras rojas y negras a la parte derecha de mi pequeño portátil, dónde se busca una empleada a media jornada como camarera en Nandos. Al ver este anuncio, me recuerda lo raro que se puso Neil el otro día cuando Annie llegó. Todavía hoy, no entiendo el porqué.
Veo que el restaurante está a tan solo dos quilómetro y medio de aquí, que eso con el metro es un momento. Rápidamente me precipito hacia mi móvil y me pongo a llamar.
Al tercer comunique, me contesta una voz, una voz rota, una voz preciosa, que me dice:
- Nandos, buenos días, ¿Qué desea? - Vamos, lo típico, na-da del otro mundo.
Me quedo hipnotizada durante unas milésimas de segundo escuchando la voz, una voz muy diferente a todas las demás... a medida que voy reproduciendo estas palabras en mi cabeza me doy cuenta de que suena a locura. ¿Cómo puedo ponerme así por una simple voz?
- ¿Hola? ¿Hay alguien? - Vuelve a decir. En este instante reacciono como si alguien hubiera chasqueado sus dedos justo delante de mis narices y vuelvo al mundo real.
- Sí, sí, perdón. Estaba... releyendo vuestro anuncio bus-cando camarera en internet. - Le digo mintiendo, obviamente.
- Llamaba para ver si sería posible que me dierais este trabajo de camarera en Nandos.
- Sí, buscamos una camarera a jornada completa de refuerzo para el verano. En todo caso tendríamos que concretar una entrevista para hacerle algunas preguntas.
- Sí, sí, ¡Por supuesto! Me va muy bien este trabajo, ya que necesito ganar dinero durante este verano.
- Sí, mire, justamente tengo un hueco hoy a las 20:00h ¿Le iría bien?
- Sí perfecto, muchísimas gracias. ¿Por quien tengo que preguntar cuando llegue allí?
- Puedo hacértela yo mismo, pregunta por Harley Summers. ¿Y tú eres?
- Mi nombre es Cara, Cara Greenberg. Gracias otra vez, hasta luego.
- A ti por llamar. Adiós.
Justo cuelgo el teléfono cuando Annie entra por la puerta de mi habitación más alegre y chispeante de lo normal... mientras yo aún sigo digiriendo la sensación producida por la voz de Harley. ¿Será locura lo que estoy sintiendo ahora mismo por una simple voz? Pues no lo sé, la verdad, pero lo que si se es que estoy deseando a que sean las 20:00h para ver quien se esconde detrás de ella. No me puedo creer que haya sido tan fácil.
- ¡Cara! ¿Sabes qué? ¡Acabo de tener una idea alucinante! Siempre había soñado con esto, pero mis padres nunca me habían dejado, y, ahora que vivo solo, bueno, contigo pero por eso quería preguntártelo, creo que sería mi oportunidad.
Entre risas por su tremenda excitación, al igual que un niño delante de los regalos de papá Noel el día de Navidad deseando saber que hay bajo el papel que los envuelve, le digo:
- ¿Y de que se trata?
- Emm... sí, al grano, ¿Te gustaría tener un perro, aquí?
- ¿Qué? - Le respondo totalmente sorprendida. Sinceramente no me lo esperaba... nunca me había planteado tener un animal en casa, la verdad.
Al instante, veo que su expresión de alegría se desvanece. Y, en este momento me sabe mal haber reaccionado de esta manera. Pero si en realidad me encantaría tener uno...
- Pensaba que sería una buena idea, pero no pasa nada si no quieres...
- ¿Sabes una cosa? - Le pregunto, con la intención de devolverle la felicidad que acabo de robarle con mi inconsciente estupidez. - Vamos ahora mismo a por nuestro nuevo inquilino.
- ¿De verdad quieres un perrito? ¡Qué bien! Es que a mí me encantan los animales. - Efectivamente ha funcionado, ahora vuelve a estar como cuando se ha asomado por la puerta de mi habitación otra vez.
- Claro Annie, me has acogido muy bien aquí en tu casa, me has tratado estupendamente y por si fuera poco te has convertido en mi nueva mejor amiga. Si no te parece mal claro.
- Tú también para mi Cara... - me dice mientras nos damos un fuerte abrazo.
Annie y yo hemos connectado muy bien en lo poco que hace que nos conocemos, y, esto me hace parecer que somos como... hermanas gemelas. Suena muy raro sí, pero al ser de la misma edad y de llevarnos tan bien, mne hace tener la sensación de que le puedo contar todo lo que se me pase por la cabeza, como si fuera una hermana...
Siempre he tenido un poco de envidia hacia mis dos hermanas pequeñas, pero no esa envidia mala que te corroe por dentro, haciendo que hagas daño a la otra gente. En mi caso era envidia buena, porqué me alegraba y me alegro por ellas, pero yo echo en falta a alguien a quien pueda contarle todos mis secretos, mis ilusiones, mis fantasías, jugar con ella, que me entienda, etc... sé que tengo a mi madre, pero todo el mundo sabe que no es lo mismo.
Ahora, de alguna manera y aunque hace nada que nos conocemos, Annie es como mi hermana.
Ya hemos llegado a la tienda de mascotas y rápidamente le decimos a la primera empleada que encontramos que nos indique donde se encuentra la sección de perros.
Eligiendo, no es que nos pongamos muy de acuerdo, que se diga... llevamos más de veinte minutos y nada. Durante estos veinte minutos, Annie ha estado intentando convencerme para que nos quedemos un "caniche toy" de color blanco pero es que yo no me veo con este tipo de perro. Yo, en cambio, la he estado martirizando también para que nos compremos el "shiba" color miel, es precioso pero ella no entra en razón, igual que yo. Seguimos con nuestras respectivas ideas irrevocables.
- Y, bueno, pues ¿qué hacemos? No conseguimos ponernos de acuerdo... - me dice. Tiene razón.
- ¿Miramos de buscar otro a ver? - Le digo.
- Vale. - Me contesta desanimada.
Nos giramos las dos a la vez, y, como si estuviéramos en una de esas películas, vemos como se nos aparece una luz celestial enfocando a un preciosos "Husky siberiano" cachorro, de un color gris suave y blanco, con unos adorables ojos azules.
- Cara... - me dice extasiada - ¿Cómo es que no lo hemos visto antes?
- ¡Es precioso! - Chillo yo, tapándome automáticamente la boca al darme cuenta de que toda la tienda se ha girado hacia mí para ver de dónde procedía el grito.
- Definitivamente, este es nuestro pero, ¿no? - Dice Annie mirándome.
- Obviamente... - le respondo mientras pongo la mano en el cristal haciendo ver que lo acaricio.
- Y, ¿Cómo vamos a llamarle? - Me pregunta mientras lo preparan para que nos lo podamos llevar.
- Puff... pues no se... ¿A ti se te ha acudido alguno?
- Hmm... no.
- Bueno, ya lo pensamos tranquilamente en casa. - Le respondo.
- Está bien.
ESTÁS LEYENDO
ALGO MARAVILLOSO... (Con Amor, H.)
FanficNunca me hubiera imaginado que en tan solo dos meses, mi vida pudiera cambiar tanto, mejor dicho, que habría cambiado para siempre. Después de aquel verano ya no podría volver a ser la misma persona que había sido durante dieciocho años… y, sinceram...