🍂Epílogo🍂

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Las promesas ya no eran olvidadas, el amor era su diario vivir y la felicidad tocaba a su puerta todos los días.

Pese a que ha sido complicado adaptarse a la idea de que su cuerpo es cuatro años más viejo de lo que recuerda, trata de seguir el ritmo que Taehyung, muy pacientemente, ha impuesto para ambos.

Ahora recibía sus rosas blancas con una amplia sonrisa al despertar por las mañanas, siendo capaz de corresponder a las risas soñadoras de su amorosa pareja y los detalles que este conservaba para él, como el haber acondicionado su hogar a sus necesidades.

Taehyung había construido una habitación principal en la primera planta de su casa, para que Jungkook no tuviera dificultades en subir y bajar escaleras innecesariamente todos los días. Incluso había propuesto mudarse a un nuevo hogar, en donde pudieran crear memorias más hermosas y no continuar en un sitio que vivió el declive y casi ruptura de su relación. Jungkook se negó ante la propuesta, asegurándole que ese doloroso pasado es lo que creó el inquebrantable lazo que hoy los unía. Huir de él o pretender que nunca ocurrió sería retroceder a su aprendizaje y hacer de cuenta que nunca habían madurado realmente. No es lo que quería.

Hoy se encontraban en una enorme mansión de Los Ángeles. Seokjin siempre tuvo un excelente gusto por los lujos y nunca se privó de complacerse con ellos a sí mismo y a su ahora pequeña familia.

Por fortuna, el vuelo para llegar a dicha ciudad había sido amable con su espalda. Jungkook y Taehyung llevaban ahí ya tres días, para conocer al hijo de Seokjin e Irene.

Taehyung conversaba muy contento con su hermano y cuñada, estaban en la sala de su hogar mientras el pequeño bebé dormía plácidamente en brazos de su madre.

Jungkook, por su parte, permanecía de pie en la terraza que se ubicaba a unos cuantos pasos de donde el resto compartían un instante ameno, sonriendo enternecido ante la imágen. Aún recuerda cuando Taehyung le platicaba lo distante que solían ser él y Seokjin, pero ahora estaban al otro lado del mundo, presenciando los primeros días de vida del pequeño heredero de los Kim.

Suspiró dando media vuelta para reposar sus manos en el barandal y poniendo atención al atardecer frente a él. Cerró sus ojos un momento y se dejó envolver por la fresca ventisca que acarició su rostro y brazos, anunciando el tan esperado otoño en el país.

Se perdió por unos instantes en diversas sensaciones, no percatándose de la persona que se había sumado al sitio detrás suyo.

— ¿Te duele el estómago? —Taehyung besó el lóbulo de su oreja y lo abrazó por su cintura mientras apoyaba su barbilla en el hombro ajeno y contemplaba el paisaje.

— No. —respondió aún con sus ojos cerrados y resoplando una risa. Se recostó en el cuerpo de Taehyung para relajarse aún más.

— Has estado acariciando tu abdomen por mucho rato, de hecho, lo haces constante desde que despertaste en el hospital. ¿Seguro no es nada grave?

Jungkook abrió sus ojos y se incorporó en su lugar para dar media vuelta y observar el rostro de Taehyung, quien no había retirado sus brazos de su alrededor.

— Estoy bien, es solo que...

— ¿Mh? Dime qué pasa por esa cabecita tuya. —Taehyung comenzó a brindar caricias en su espalda baja y dejó un beso en su sien.

Jungkook se dejó hacer totalmente, nunca desperdiciando un solo instante de recibir sus mimos y cariños. En todo ese tiempo Taehyung ha cuidado de él como nadie jamás podría.

En algún momento, llevó su atención hacia la sala de estar, en donde se podía divisar a Irene arrullando al pequeño bebé, escena que provocó a Jungkook tragar pesado.

Pensando en Ti || TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora