🍂Capítulo 12🍂

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Pido disculpas. La última escena del NamJin en el capítulo anterior olvidé especificar que ocurre dos meses después de la visita de Taehyung a Jungkook en el hospital.

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Intocables, poderosos e indestructibles, creemos que el mundo está a nuestros pies y que nada puede impedirnos hacer lo que queramos. La obstinada adolescencia, la etapa de la vida en que la rebeldía sale a flote y empezamos a trazar con mayor afinidad la persona en la que vamos a convertirnos en un futuro.

Cuando un joven Kim Seokjin conoció a Kim Namjoon en su escuela, debió admitir en su momento que se sintió confundido ante el alto y bronceado chico que solía sentarse cerca suyo en los descansos. Seokjin ha sido una persona muy reservada desde siempre, contrario a su hermano menor, quien al verlo de lejos con su grupo de amigos, no le resultaba difícil entender que Taehyung quería buscar un sitio al cual pertenecer.

Él prefería su propia compañía, creía no necesitar de nadie más que sí mismo. No era nada nuevo para Seokjin ver que las amistades de Taehyung eran arañas ponzoñosas que buscaban el beneficio y las apariencias que solamente personas como ellos podían darles. Pero nunca dijo nada, no se atrevió a ir en contra de los deseos de su menor, porque no era su problema y tampoco sus amigos. ¿Egoísmo? puede ser, pero Seokjin, a pesar de llevarse bien con su hermano, tenía una línea de confianza que no solía cruzar con él y eso implicaba no meterse con las amistades o relaciones del otro.

— ¿Siempre te sientas aquí solo?

Una voz a su lado logró sacarle de sus profundos pensamientos, distrayendo su atención de las meditaciones cotidianas que, con cierta frecuencia, solía tener consigo mismo.

— ¿Perdona? —inquirió para Namjoon, quien le sonrió hasta que sus hoyuelos fueron visibles en su rostro. No supo qué pensar al respecto sobre las mariposas que empezaron a revolotear en su estómago descontroladamente.

— Cuando estamos aquí siempre te sientas solo. ¿No te gusta la compañía? —sin invitación por parte del contrario, Namjoon tomó lugar cerca suyo, sin borrar su encantadora sonrisa del rostro.

— Creí que era evidente que me gusta estar así, ¿hay algo de malo? —adoptó inmediatamente una postura a la defensiva.

— Tranquilo, no tiene nada de malo. A decir verdad también me gusta estar solo pero hasta cierto punto resulta aburrido, ¿no lo crees? en temas de disfrutar la propia compañía, creo que soy quien mejor te entiende.

Seokjin se sentía rígido totalmente, veía fijamente a Namjoon, casi sin pestañear. No entendía por qué, de todas las personas en el patio, justo tenía que acercarse a él. ¿No se da cuenta de lo que provoca?

— Supongo... Que sí... —susurró. Destensó repentinamente su cuerpo y dejó de retener el aire en su pecho para observar con menos hostilidad a Namjoon. No tenía caso actuar de manera tan ruda contra él, si lo piensa mejor, no le ha hecho nada malo.—Soy Kim Seokjin.

— Otro Kim. —le sonrió con peculiar felicidad. —Kim Namjoon, a tus órdenes.

Namjoon extendió su mano y Seokjin le correspondió, sintiendo esa electricidad recorrer su cuerpo apenas hicieron contacto. Es por ello que le fue inevitable sonreír muy tenue pero lo suficiente para ser captado por los ojos oscuros que lo observaban con peculiar cariño.

— Hace mucho que quiero hablarte, me pareces alguien interesante.

— ¿Interesante yo? —las mejillas de Seokjin se ruborizaron escandalosamente ante la pequeña confesión que acaba de escuchar. —¿Qué podría tener de interesante? no hablo con nadie, ni soy el mejor de toda la clase.

Pensando en Ti || TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora