Capítulo III - Contrato en Prince Manor

145 21 1
                                    

-Tu

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Tu. - Una sola palabra que salía de su boca con un odio profundo, la forma en la que lo decía mostraba el asco que le tenía. - Eres un vago. - Una gran mano se apretó en el pecho de Severus, jalándolo y tirándolo dentro de la casa, su pequeño cuerpo fue tirado como si fuera nada. - Regreso a casa de trabajar y tu solo andas por ahí.

No respondió, él sabía que no debía responder porqué entonces si sería mucho peor, pero el dolor del impacto con el suelo fue más doloroso de lo que pensó, después de todo su mente estaba preparada para un cuerpo adulto, en este pequeño cuerpo algo tan simple como esto era más difícil de sobrellevar, por lo que no pudo evitar jadear y morder sus labios con fuerza para no quejarse.

Eileen, aparto la mirada, callo su voz y cerró los ojos con fuerza, sabía lo que venía, y no podría hacer nada, de hacerlo ambos pagarían el doble, así que aferro sus manos a su blusa y aguanto, solo debían aguantar.

- Y ¡tú!, ¿Qué hacías fuera de la casa?, ¿acaso andas de zorra tras cualquier otro mientras no estoy? - Tobías sujetaba fuertemente los hombros de su madre, la zarandeó hacia delante y hacia atrás. - ¡Responde! ¡¿Qué has hecho tú mientras yo me parto el lomo para alimentar a tu bastardo?! - Este era el dilema que recordaba, responder o no. Tobías, entonces los golpearía igual no importa que pasara.

Al no recibir respuesta el gran hombre le dio una bofetada que mandó a Eileen al suelo y se volteó tomando por el cuello al niño, levantándolo hasta estar a su altura. - ¡Tu fenómeno! - Esa precisa palabra siempre lo había perseguido, había olvidado lo que era que te odiasen y te mirasen con tal repugnancia, haciendo que su estómago y su corazón se estrujasen, aun dolía y eso lo molestaba en sobremanera. - ¡No eres más que un fenómeno, nunca lo olvides! ¿Quién podría amarte? ¡Eres repugnante! - Nuevamente azoto al pequeño Severus contra el suelo, esculpiéndole mientras se sacudía el "polvo" o la "mugre" que pudo adquirir por siquiera tocarlo. Severus solo pudo hacerse bolita en el suelo, no podía mirarlo o contestar, simplemente se empeñó en proteger a cómo podía su cuerpo. - Eileen, me marcho.

Aquello fue mejor de lo que se esperó, Tobías no estaba ebrio por lo que vio, así que aquello pudo a ver sido peor, ahora simplemente le quedaba ocultar las marcas en su cuello, el dolor al caminar y estaría bien, esto era poco, él había podido con mucho más. Simplemente debía levantarse, debía hacerlo, pero su cuerpo temblaba del dolor y la impotencia, odiaba aquello, odiaba volver a ser un niño, odiaba ser débil y no poder defenderse, después de graduarse este tipo de sucesos quedaron atrás, jamás permitió que alguien le pusiese mano encima, pero aquí, tenía que volver a empezar y maldecía por ello.

Severus levanto su cuerpo del suelo, se aferró a la pared como pudo y empezó el camino a su habitación, un paso a la vez, su madre no lo ayudaría, tampoco esperaba que lo hiciera, ella también debía curar sus heridas. así que se encamino a paso lento. Una vez dentro fue directo a la regadera, el agua (en su mente), ayudaba a que el dolor disminuyese y sentía que lavaba sus heridas, incluso las palabras.

En el Umbral del Deseo -Snames-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora