Plegarias

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¡Dios, si estás ahí, escucha mis plegarias!


Escucha a esta alma que vaga y que 

quiere gritarle al mundo sus sueños. 


¿Cómo es que el tirano se pone una venda 

en los ojos mientras usa de escudo la vida de otros?


Quiero hablarte a ti, creador de lo hermoso, 

si estás ahí, escucha mis plegarias. 


¡Basta de sufrimiento!

¡Basta de sueños rotos!


Que el alba, con su manto de luz dorada,

disuelva las sombras que ahogan nuestras almas,

y la brisa suave del amanecer arrulle las cicatrices,

bordando en nuestro ser un fresco lienzo de esperanza.


Que el río de la calma fluya por nuestras venas,

desdibujando las huellas de la tormenta,

y la sinfonía de la paz, en susurros celestiales,

llene los vacíos con su canto de serenidad.

Porque en cada lágrima, en cada eco de la noche,

hay un deseo ardiente de renacer y florecer.


Dios, te preguntaría tanto si pudiera sentarme 

contigo a comer ¿Por qué no todos pueden hacer

uso de sus derechos? ¿Por qué este mundo da miedo?

¿Por qué la hambruna corroe los estómagos de los niños?

¿Por que en los hospitales el enfermo debe ser su propio

doctor, enfermero y proveedor? Preguntaría además, 

¿Por qué la libertad se parece mas a una cárcel

individual en este mundo digital?


¡Dios, si estás ahí, escucha mis plegarias, escucha a esta alma apaciguada!


Las balas rompen cuerpos que aun no han aprendido 

a caminar, los perdigones perforan la piel de un ser 

que lo único que hace es luchar. 


¡Dios, si estás ahí, escucha mis plegarias!


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