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La mañana llegó con una tranquilidad inesperada. Te despertaste en tu cama, sintiendo una mezcla de confusión y alivio. Habías pasado una noche agitada, llena de nervios y discusiones. Después del tumultuoso encuentro con Emy y la tensa conversación con Aizawa, te habías acostado en un estado de exhausta desesperanza, esperando que el nuevo día trajera algo de claridad. Al abrir los ojos y ver el sol filtrándose a través de las cortinas, una pequeña esperanza se encendió en tu corazón. Sin embargo, al despertar sola en la cama, pensaste que Shinso se había ido para dejarte en paz.

Con un ligero pesar, te levantaste y te frotaste los ojos. El apartamento estaba en silencio, y la primera impresión fue que te habías quedado sola. Sin embargo, el aroma tentador de desayuno recién hecho te atrajo hacia la cocina. Al salir de tu habitación, el calor del aroma te hizo sentir un poco más relajada, y al acercarte a la cocina, te encontraste con una vista inesperada.

Shinso estaba en la cocina, su figura enérgica y concentrada mientras se movía entre la estufa y el mostrador. Estaba preparando un desayuno con una destreza que te sorprendió. El sonido de los utensilios en la cocina y el suave chisporroteo de la sartén eran el único ruido en el apartamento. Shinso se giró y te vio entrar, su expresión mezclando preocupación y calidez.

—Buenos días —dijo, su tono serio pero amable. —¿Cómo te sientes hoy?

—Shinso, ¿qué haces aquí? —preguntaste, un tanto sorprendida al verlo tan temprano.

—No me fui —respondió Shinso con una sonrisa leve. —Me levanté temprano para ir a la farmacia. Compré algo para tus náuseas y malestares. Pensé que te ayudaría sentirte mejor.

Te acercaste a él y aceptaste el pequeño frasco de medicamentos que te ofreció. Agradecida, sentiste una mezcla de alivio y sorpresa. No habías esperado que él se encargara de todo con tanta dedicación.

—Gracias, realmente aprecio todo lo que estás haciendo por mí —dijiste, tu voz cargada de emoción. —No sé qué haría sin ti.

—No tienes que preocuparte por eso —dijo Shinso, con una mirada tierna. —Estoy aquí para ti y quiero que estés bien.

El desayuno que preparó era sencillo pero reconfortante: tostadas, huevos revueltos y frutas frescas. Se sentaron juntos en la mesa, y mientras comían, la conversación fluyó de manera más ligera. Shinso estaba atento a tus reacciones, asegurándose de que te sintieras cómoda y no demasiado agobiada por el caos de la noche anterior.

—Vamos a salir hoy —dijo Shinso mientras te pasaba un vaso de jugo. —Podemos ir a algún lugar para desconectar y relajarnos un poco. Creo que lo necesitamos.

Asentiste, sintiendo que una pequeña chispa de esperanza encendía en tu corazón. Después de la agitación, un cambio de escenario y un poco de tranquilidad serían bienvenidos.

Tras el desayuno, decidiste darte una ducha para prepararte para la salida. El agua caliente caía sobre ti, ayudándote a relajar los músculos tensos y aclarar la mente. Te sentías más renovada, lista para enfrentarte al día. Mientras disfrutabas de la ducha, oíste el timbre de la puerta, lo que te hizo sobresaltarte un poco.

Shinso salió de la cocina y se dirigió a abrir la puerta. Desde la ducha, el sonido de la conversación era algo difuso, pero pronto la voz de Aizawa llegó a tus oídos. La tensión que habías estado tratando de dejar atrás volvió a surgir.

—Estoy aquí para disculparme —dijo Aizawa, su tono lleno de arrepentimiento.

Shinso, al ver a Aizawa en la puerta, se mantuvo firme. La situación era delicada, y él no estaba dispuesto a permitir que Aizawa causara más problemas.

—Aizawa, este no es el momento para complicar las cosas más —dijo Shinso con una mezcla de firmeza y autoridad. —Ella necesita tranquilidad ahora mismo. ¿Qué es lo que realmente quieres?

Aizawa, al ver a Shinso en la puerta y no a ti, frunció el ceño, evidentemente molesto. —Vine a disculparme y a aclarar las cosas. No esperaba encontrarme contigo en la puerta.

—Bueno, aquí estoy —respondió Shinso con determinación. —Quiero dejar claro que ya no somos un equipo. Ella está conmigo ahora, y yo me encargaré de ella.

La conversación se tornó tensa, y Aizawa frunció el ceño con desdén. —¿Así que esto es lo que quieres? ¿Una competencia? Esto no se quedará así. He aclarado mis sentimientos, y si tengo que competir, lo haré. No voy a hacer un escándalo aquí, pero no esperes que esto quede sin resolver.

Shinso cerró la puerta con un golpe seco mientras Aizawa se alejaba, dejándote con un sentimiento de incomodidad pero también de alivio. Habías escuchado parte de la conversación desde la ducha y sabías que la situación aún estaba lejos de resolverse.

Shinso se acercó a ti, quien estaba envuelta en una toalla y visiblemente afectada. Con un suspiro, te abrazó suavemente, intentando ofrecerte el consuelo que tanto necesitabas.

—Lo siento por todo esto —dijo Shinso, acariciándote la espalda con ternura. —No debería haberte tenido que enfrentar a esto. Solo quiero que estés bien y que podamos resolver esto juntos.

Te dejaste envolver en su abrazo, sintiendo cómo su presencia calmaba el torbellino emocional en tu interior. El apoyo de Shinso te ofrecía un respiro en medio de la confusión y la angustia. Aunque el día anterior había sido un torbellino de emociones, el compromiso de Shinso de estar a tu lado te daba fuerzas para enfrentar lo que vendría.

—Gracias por estar aquí —dijiste, tu voz temblando un poco. —Siento que todo esto es demasiado para mí, pero tu apoyo hace que todo parezca más manejable.

—Vamos a seguir adelante —dijo Shinso con determinación. —No vamos a permitir que esto nos venza. Tenemos que enfrentar lo que venga, pero no tenemos que hacerlo solos.

Con el ánimo renovado, decidiste terminarte de preparar para la cita. Te vestiste con algo cómodo pero bonito, y junto a Shinso, saliste del apartamento con una sensación de esperanza, a pesar de las complicaciones que aún permanecían.

La mañana había sido intensa, pero en compañía de Shinso, te sentías más fuerte para afrontar el futuro. Mientras ambos se dirigían a la cita que habías planeado, sabías que el camino por delante sería complicado, pero al menos tenías a alguien a tu lado dispuesto a enfrentarlo contigo.

Lurk  | Aizawa | ShinsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora