Capitulo 3: Más Malas Noticias

1.3K 187 3
                                    

Las cosas en lugar de mejorar lo único que hacen es ir de mal en peor. Después de que Irin y Oaey me ayudaron a sacar todo el alcohol de mi sistema, también me ayudaron a arreglar un poco el apartamento a pesar de que les pedí que no lo hicieran que lo iba a vender para mudarme. Ese apartamento ya no era mi hogar, nunca fue mi hogar.

Me llevaron al hospital para arreglar la cirugía y lograron que fuera lo más pronto posible, Robert me dio un largo sermón de lo estúpida que fui pero ya nada podía hacer. Cuando desperté Irin y Oaey estaba en la habitación conmigo dándome apoyo y ayudándome en todo lo que necesitará.

—¿Como te sientes? —pregunto Robert, que fue a llamar a Irin en cuento desperté.

—Bien, creo.

—La intervención fue más larga de lo planeado, como lo comentaste los dolores eran demasiado intensos debido a la conocida lesión Triada de O'Donohoe. —no sé que significa eso y debí de expresarlo con mi rostro. —Esto quiere decir que tuviste una triple lesión con una ruptura de ligamento cruzado anterior, ruptura de menisco interno y casi una ruptura de ligamento colateral medial. Precisamente por eso es que te era imposible caminar, el impacto que tuviste en el partido solo había ocasionado la ruptura del ligamentos pero al forzarla de manera inmediata ocasionó esta triada infeliz. —sólo escuchar eso me hizo sentir realmente mal por lo estúpida que he sido. —Tomamos de tu mismo tejido para poder reconstruirlo, los dolores que puedes experimentar pueden ser intensos porque el tejido fue extraído de tu muslo.

—¿Cuanto tiempo se quedara hospitalizada? —preguntó Oaey que pasó su mano por mi cabello.

—Si controlamos el dolor con el medicamento y ella pone de su parte en tres días le podemos dar el alta. —dijo Robert dirigiéndose exclusivamente a Oaey y a Irin, lo cual agradecía porque yo no estaba consciente de todo lo que estaba diciendo.

—Gracias Robert, nosotras no encargaremos de que esta vez si siga las indicaciones al pie de la letra.

—Rebecca, sé que el proceso suena muy complejo pero sí pones de tu parte te puedo asegurar que aproximadamente en diez o doce meses puedes volver a jugar. Tendrás que ir despacio y en un punto sentirás qué vas un ritmo un excesivamente lento pero podrás recuperar tu nivel. —explicó detalladamente y parecía muy seguro de sus palabras, pero no quería ser pesimista y sé perfectamente que ningún atleta de alto rendimiento vuelve a su nivel después de una lesión.

Pero también quería que esas palabras me dieran esperanza pero no sé si seré capaz de intentarlo, no tengo ganas de nada ni siquiera de volver a ese maldito apartamento.

—Rebecca ¿Quieres que nos quedemos contigo? —preguntó Irin pasando su mano por mi pierna buena.

—No se preocupen, vayan a descansar a su casa. —les dije sincera. —Solo ¿les puedo pedir un favor? —pregunté sin muchas ganas.

—Por supuesto cariño, ¿que necesitas? —me pregunto Oaey tomando mi mano entre las suyas.

—¿Podrían sacar mis cosas del apartamento y buscar otro? ¿También podrían buscar a alguien que se encargue de que lo venda? —dije dejando escapar un par de lágrimas.

—Si, Oaey y yo nos encargamos de eso y de encontrar algo perfecto para ti.

Después de eso, se despidieron prometiendo que regresarían mañana a primero hora. La verdad es que si quiero volver a jugar, quiero volver a mi lugar feliz y ese es en el césped, con un balón en mis pies, con la afición gritando a todo pulmón. Quiero todo eso de vuelta.

La primera noche fue para el olvido, el dolor que menciono el doctor no es nada comparado a lo que realmente se siente, es un dolor horrible y aunque le pedí a la enfermera que me diera algo más fuerte para contrarrestarlo dijo que no podía hacer eso y tendría que esperar hasta la hora para darme el medicamento. Pasar esto sola me hace darme cuenta de todas las personas a las que aleje por defender a Sarah, pero sobre esas personas perdí a mi mejor amiga, mi compañera, mi alma gemela, mi todo. Y no me di cuenta de eso hasta que ya la había alejado.

Rebecca, no puedes permitir que ella se meta en mi trabajo… —comenzó a decir Freen, después de que terminó el entrenamiento.

—Freen entiende que ahora ella es mi esposa y tiene todo el derecho a opinar sobre mis decisiones. —dije caminando a las duchas.

—¡A opinar Rebecca, no a decidir por ti! —grito Freen provocando que detuviera mi caminar y me girará a verla.

—Freen, sé que no te llevas muy con Sarah pero debes intentar…

—¡No Rebecca! —volvió a gritarme. —No voy a intentar nada, ya me canse de intentarlo… llevo mas de seis meses aguantando sus groserías, sus desplantes y que tu no hagas nada para defenderme. Esa mujer lo único que va a ocasionar es terminar con tu carrera y con todas tus amistades.

Fue la última vez que vi a Freen, desde ese día toda mi relación con Sarah entró en un campo minado y a cada mal paso que daba una mina explotaba. Como me arrepiento de no haber escuchado a Freen a tiempo.

Durante toda la noche lo único que venía a mi mente eran todos eso recuerdos a lado de Freen, todas esas noches de películas, las pequeñas peleas, el apoyo que me daba antes y después de cada partido.

Después de la terrible película que Freen eligió y que no terminamos de ver porque ambas nos quedamos dormidas antes de que llegáramos a la mitad, desperté antes que ella y la mitad de su cuerpo estaba sobre el mio, con su cabeza sobre mi pecho. No puedo negarlo más me estoy enamorando de ella, pero sé que este amor es imposible, ella no me ve de la misma manera y no quiero perder su amistad por unos sentimientos que solo yo he desarrollado.

—¿Tengo algo en la cara? —pregunto de pronto.

—No, estas hermosa. —dije sincera. Y tras esas palabras se creo un silencio algo incómodo.

Freen no dijo nada, solo se levantó del sofá y se metió al baño, yo por mi parte fui a la cocina a preparame un café. No me arrepentía de mis palabras pero estaba segura que ahora había creado una tensión entre nosotras.

Esa fue la primera vez que admití para mí misma que ella me gustaba y más que eso, que me estaba enamorando de mi mejor amiga. De algo que si me arrepiento fue opacar nuestra relación por la supuesta luz que vi en Sarah.

—¿Como estás? —pregunto Freen acostandose a mi lado.

—Mal. —fue todo lo que conteste.

—Rebecca no puedes cargar con toda la culpa. —intento animarme.

—Pero si lo fue, Freen. Sino hubiera fallado ese penal tal vez estaríamos y yo estaría en mi primera final en la Champions. —susurre.

—Lo sé, sé que te sientes culpable por fallar el penal que les pudo dar el triunfo, pero no es así. Las demás chicas no salieron conectadas y eso no es tu responsabilidad, en los noventa minutos te vi luchar, te vi buscar el balón, te vi pelear contra el cansancio y aún así no dejabas de intentarlo. —me atrajo a sus brazos y escondí mi cara en su cuello. —Esto, solo es uno de los tantos altibajos que todo deportista tiene, vas a estar bien Rebecca. Llora si es necesario pero debes sacar lo que tienes dentro, toda esa frustración, la tristeza, la culpa. Todo.

Esa fue una de las tantas veces en las que me apoyo después de un mal partido, que aunque cometiera errores ella era la única que lograba tranquilizarme y que lograba que recuperará la confianza en mi.

RLuthor




Si les ha gustado la historia por favor no olviden votar y comentar abajo. 👇👇👇👇
Gracias por el apoyo 💜

Mi Futbolista Favorita || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora