Capitulo 12: Miedo

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Después de la llegada de mi nana las cosas en la casa comenzaron a tomar más vida, y no es que ni Rebecca ni yo no le demos vida, pero con su presencia todo es más ameno y además su comida es fabulosa.

En tanto a las amenazas no han parado y comienzan a dañar mis cosas materiales, y lo que más me da miedo es que Rebecca se entere de todo esto. Sé perfectamente que tuve que decírselo desde que mi nana se mudo, hace ya una semana, pero si no lo he hecho es porque la estoy protegiendo, la depresión puede ser engañosa y aunque parece que ella está bien en el fondo aún no esta totalmente estable, si le digo esto puedo ocasionarle una crisis.
Porque sé perfectamente que durante sus sesiones se esfuerza y pone de su parte pero todavía tienes dudas sobre su carrera.

—Freen, ¿salimos por unos tragos? —dijo Diane entrando a mi oficina. —Y no acepto un no por respuesta. —terminó de decir sentándose al frente de mi.

—Diane no… —levantó su mano impidiendo que terminará. —Vamos Diane, es que la situación es complicada.

—¿Que situación? —preguntó sin saber. Y justo en ese momento recordé que ella no sabe nada de las amenazas que me han llegado. —Freen, ¿que sucede? ¿Está todo bien? —negué. —Espera esto tiene que ver con las llantas pinchadas de tu auto o con el paquete que te llego el otro día.

—Si. —dije con duda. —Desde que me reencontré con Rebecca este tipo de amenazas comenzaron a llegarme, al principio no le tome mucha importancia pero ahora mismo tengo miedo de lo que puedan hacerme.

—¿Ya le dijiste a Rebecca sobre esto? —preguntó y negué de inmediato. —¿Por qué?

—Porque recién esta saliendo de la depresión en la que entró después de la lesión y todo lo que se acumuló, si le cuento ahora puede recaer y no quiero verla otra vez hundida.

—Pero debes de tener en cuenta que si las amenazas se llegan a cumplir y ella se entera de todo va a estar difícil defenderte. —sentenció con firmeza en su voz, y tenía toda la razón porque he estado actuando de manera egoísta con esta situación.
—Habla con ella tal vez lo puedan resolver juntas.

—Lo voy a hacer, pero no creo que sea hoy. —dije jugando con un bolígrafo.

—¿Por qué?

—Durante el desayuno estuvo actuando muy extraño, como si algo escondiera y cuando le pregunté que tenia solo se excusó con que hoy tendría nuevos ejercicios con Ariana. —dije lo último molesta.

—¿Ariana? —asentí. —La terapeuta. —volví a asentir. —Estás celosa. —dijo y claramente no era pregunta.

—Wow, se ve que esa mujer no te agrada en absoluto.

—Lo que no me agrada es que pase mucho tiempo con Rebecca. —volví a decir molesta por esa relación.

—Desde kilómetros se nota que Rebecca solo tiene ojos para ti, no dudes de lo que siente por ti. —dijo intentando hacerme sentir bien.

—Eso mismo me dijeron hace años y ella terminó casada con otra mujer. —dije ahora enojada.

—Freen ¿Que son estas inseguridades?

—Qué Rebecca y yo no somos nada, y si quiere puede estar con cualquier mujer que le plazca y eso me puede volver a romper el corazón. —y decir eso solo dejo un gran dolor en mi corazón.

—Confía en mi, ella solo te quiere a ti. —dijo sin más y salió de mi oficina.

Quería creer esas palabras pero anteriormente ya las había escuchado y salí muy dañada por creer que estaríamos juntas, sé que Rebecca dijo que estamos juntas pero hasta que no sea mi novia no podré sentirme un poco más segura.

Tras un par de horas en la oficina estudiando decidí que ya era momento de volver a casa. Cuando llegué todo estaba en completo silencio y parecía que no había nadie en casa, entre y grande fue mi sorpresa al ver un camino de velas que llegaba a la sala donde esta Rebecca esperando con un gran ramo de rosas rojas.

—Creí que tardarías menos en llegar. —hablo acercándose a mi. —Llevo un buen rato esperando, pero por ti esperaría una vida de ser necesario. —dijo entregándome el ramo de rosas.

—Me entretuve estudiando y no me di cuenta de la hora. —me justifique aunque sabía que no era necesario. —¿Que es todo esto? —pregunté con dudas.

—No es obvio. —su voz salió ronca y eso me emocionó demasiado. —Ven vamos a cenar y ya después podrás descubrir que es todo esto.

La cena estuvo deliciosa y sabía que ella no la preparó sino que fue mi nana, nadie podía ser mejor cómplice que ella.

—¿Y mi nana? —Le pregunte mientras se encargaba de recoger todo.

—Me ayudó con la cena y dijo que nos daría espacio. —eso no respondía mi pregunta y se lo hice notar. —Está en su habitación encerrada.

—¿Cenó? —volví a preguntar, no podía no preocuparme por ella. Rebecca asintió y con eso me dejó tranquila.

—Ven es hora del postre. —tomó mi mano para llevarme de vuelta a la sala. En la pequeña mesa se encontraba mi postre favorito, unas tartaletas que son las que mi nana me preparaba. —Espero te gusten. —dijo intentando no reírse y con ese gesto sabía que ella no las había hecho.

—Tuviste mucha ayuda de mi nana. —tomé una y al probarla comprobé que son las mismas de mi nana. La vi asentir y eso solo significaba que estaban limando las asperezas de lo sucedido hace años.

—Si, soy culpable. —dijo dejando su tartaleta sin terminar en su plato. —Pero esto es completamente mio. —menciono sacando una caja de madera de debajo de la mesilla. Me la tendió y dentro había muchas fotos de nosotras de hace algunos años y algunas recientes, pero también había una carta con la pulcra letra de Rebecca.

Mi hermosa Freen eres la mujer perfecta que cualquier persona estaría contenta con tenerte a su lado, pero no yo.

Yo estoy feliz, emocionada, encantada, extasiada, soy afortunada de tenerte a mi lado, pero eso no lo es todo porque me has elegido dos veces y yo te voy a elegir siempre.

Soy la mujer más feliz por todo lo que me das, por tu apoyo, por tu sonrisas, por tus miradas, por tus acciones y sobre todo por tu amor, que es incondicional y ahora el destino hace que mi amor por ti también sea incondicional. Porque he cometido errores y sin importar eso estás a mi lado, y estoy segura que nuestros caminos no se volverán a separar, por tal motivo ¿Quieres ser mi novia?

Decía y al final estaba su firma y tenía un lindo anillo.

—Freen este es un anillo de promesa, te prometo amarte de todas las formas habidas y por haber, prometo que nunca voy a olvidar que este amor será para siempre. Y si nuestros caminos se vuelven a separar estoy segura de que será invencible y nos volveremos a rencontrar porque nuestro amor sobrevivirá a todo y a todos. —tomo mi mano izquierda y despegó el anillo de la hoja. —Vamos a esforzarnos todos los días en esta relación, porque te quiero y prometo entregar todo mi, solo y exclusivamente para ti.

¿Quieres ser mi novia? —preguntó y no pude retener más las lágrimas que desde que termine de leer la carta amenazaban con salir.

—Si. —susurré. —Yo también prometo esforzarme para que este amor se fortalezca todos los días, porque siempre soñé estar así contigo y ahora no pienso dejarte ir nunca. —colocó el anillo en mi dedo anular izquierdo y en cuanto termino me lance a su brazos escondiendo mi rostro en su cuello y dejando que las lágrimas corrieran libremente.

—Te amo Freen. —susurró dejando un beso en mi cabeza.

Me alejé lo suficiente para ver sus hermosos ojos que desde siempre me han tenido cautivada y me lancé a sus labios, esos perfectos labios que son suaves pero que también son demandantes, explorando cada centímetro de mi boca dejando que tome el control y entregándome completa al amor de mi vida.

LichoLicho8

Mi Futbolista Favorita || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora