capitulo III

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Los días fueron pasando y ya era sábado, la familia Mendoza estaba en el club, era el casamiento de Felicitas Santamaría, hermana del amigo y abogado de Armando.
Aunque conscientemente no quisiera reconocerlo, esa noche con Betty lo había afectado más de lo que estaba dispuesto a aceptar. La noche anterior había vuelto a soñar con ella y esa mañana se despertó buscándola en su cama. Intentaba creer que era por los nervios.
La fiesta era muy agradable, todos se mostraban muy felices y emocionados. Afortunadamente para Armando, los Valencia tenían un evento fuera de Bogotá, por lo que se sentía muy a gusto sin los asedios constantes de Marcela y las ironías de Daniel. Extrañaba un poco a su amigo, Mario Calderón, quien no fue invitado, debido a un romance furtivo que tuvo con la novia y que no terminó de la mejor manera.
Hacía tres días que habían vuelto de Las Vegas y todo transcurría en una tensa normalidad. Aunque los nervios de Betty, a veces le jugaban una mala pasada.

🌹🌹🌹 RECUERDO
Al otro día de volver de Las Vegas.
Estaba reunido con Calderón en presidencia, Betty les alcanzó varios contratos para revisar. Mario como siempre, muy observador, se dio cuenta de que ella no miraba a su amigo.
Mario: —Oiga hermano, ¿Qué le pasa a su monstrete?
Armando: —Nada, ¿Por qué?, está todo igual que siempre.
Mario: —Nos trajo dos veces papeles, y ninguna de esas veces lo miró
Armando: —Quédese tranquilo. —Intentando improvisar una excusa —Sólo tuvimos unas diferencias en el viaje.
Mario: —¿Problemas en el nido conyugal? —en broma.
Armando se atraganta.
Armando: —Déjese de babosadas ¡Que cruz!
Mario: —¡Guarde el ogro!
Como pudo, Armando intentó seguir con la reunión, simulando una calma que no tenía. Apenas se fue Mario, fue a reclamarle su actitud a su asistente – esposa.
Armando: —¡¡¡BETTY!!!
Betty: —¿Qué necesita don Armando?
Armando: —Que controle su vergüenza, Mario se dio cuenta de que no me mira.
Betty: —Perdón don Armando, es que no lo puedo controlar.
Armando: —Va a tener que hacer el esfuerzo, porque si no, no sé qué excusas vamos a poner.
Betty: —Tiene razón don Armando.
Armando: —Betty, entiendo que esto es incómodo, pero por favor haga el esfuerzo. 🌹🌹🌹

La fiesta fue hermosa, los novios ya habían partido a su luna de miel. Ya quedaban muy pocos invitados, entre ellos los Mendoza, que estaban a punto de regresar a sus respectivos hogares cuando se toparon con el doctor Juan Manuel Santamaría, quien, como estaba totalmente ebrio, sería el causante de que la vida de Armando comenzara a desordenarse totalmente.
Margarita: —Lo felicitamos por el matrimonio de su hermana.
Santamaría: —Y yo por el de su hijo. —Se ríe borracho—. Perdón, hablé de más, es que su hijo se casó con su secretaria, pero no se preocupen porque en 6 meses se pueden divorciar.
Armando no sabe adónde meterse ni que explicaciones les va a dar a sus padres. Sólo sabe que quiere matar a ese abogado borracho del diablo.
Roberto: —Armando Luis Mendoza Sáenz, ahorita mismo nos cuentas esa historia.
Armando: Papá, es una larga historia, pero ya la voy a solucionar no te preocupes.
Margarita: —¿En qué estabas pensado Armando cuando te casaste?
Santamaría: —¡¡¡Es que estaba borracho, como yo!!!
Armando: —Usted se calla
D. Roberto: —¡¡¡Quiero una explicación, ya!!!
D. Margarita: —Mejor en casa, nuestras amistades ya nos están mirando.
El viaje en auto hasta la mansión Mendoza, no fue un lecho de rosas, sino todo lo contrario, don Roberto le echaba unas miradas fulminantes. El real escándalo estalló al llegar al hogar.
Don Roberto estaba realmente enojado, amaba a su hijo, pero tenía ganas de matarlo cuando era irresponsable, cada vez que empezaba a confiar en él, hacía una de las suyas. Hacía un año que había dejado la presidencia de Ecomoda, pero decidió no irse a Londres por miedo a que su retoño sea irresponsable. Le había demostrado con creces que con respecto a la empresa podía confiar, se desilusionó mucho cuando rompió el compromiso con Marcela, y ahora que por fin confiaba casi plenamente en él, le salía con esto.
Escuchaba atentamente la versión edulcorada de Armando, estaba confundido, no sabía si creerle o no.
Armando: —Nos invitaron a las Vegas, con Betty bajamos al casino, sólo para cumplir con los del Fashion y luego se nos salió de control
D. Roberto: —Entiendo que estaban obligados a aceptar la invitación a Las Vegas. ¿Pero por qué bebieron tanto?
Armando: —No bebimos mucho, sólo que nos cayó mal, tal vez por el cansancio, tal vez por el stress.
D. Roberto : —Al menos, ten un poco de sinceridad. —Con cara de asesino. —Respóndeme ¿Te aprovechaste de la inocencia de esa muchacha?
Armando: —¿Cómo se te ocurre papá? —mintiendo. —Yo a Betty la respeto.
D. Roberto: —Más te vale que me digas la verdad, porque si no te mato yo, te mata don Hermes. —Psicopateándolo—. Ya sabes, con eso de los altos valores morales y que su hija debe llegar prístina al casamiento, estoy seguro de que sería capaz de cortarle… el cuello al que… ya sabes que… con su hija.
El escalofrío que recorrió el cuerpo de Armando fue de terror, lo disimuló lo mejor que pudo.
Armando: —Estoy tranquilo, luego de la ceremonia, cada uno fue a su habitación.
D. Roberto: —De todas maneras, ¿cómo piensas responderle a Betty? Don Hermes no va aceptar así como así a una hija divorciada.
Armando: —Es que don Hermes no se tiene porque enterar, en seis meses nos divorciamos y todo continúa igual.
D. Roberto: —¿Y tú sin aceptar tus responsabilidades?, no mijito, no es tan fácil. El divorcio es un trámite legal y más tarde o más temprano, don Hermes se va a enterar de que su hija estuvo casada.
Armando: —Papá, confía en mí.
D. Margarita: —¡Ay, Roberto, deja al muchacho en paz!
D. Roberto: —Margarita, no seas alcahueta.
D. Margarita: —Roberto, a mí me respetas. —Dirigiéndose a su hijo— ¿Y tú Armando, como fuiste capaz de casarte con alguien que no es de nuestro círculo? Si ni siquiera con Marcelita quisiste casarte. ¿Cómo sabemos que esa mujer no es una aprovechada?
D. Roberto: —Ay, Margarita, si tu hubieras ido a la empresa después de ese viaje y vieras la cara de terror de esa niña, no tendrías dudas de que está sufriendo por esta situación, ahora entiendo por qué estaba tan rara la muchacha.
Armando: —Papá, no exageres.
D. Roberto: —Todavía no sé de qué manera, pero como que me llamo Roberto Mendoza, tú vas a asumir las consecuencias de tus actos. Y te advierto que no voy a dejar que esa muchacha sufra en su casa las consecuencias de tu irresponsabilidad, no voy a dejar que don Hermes bote así como así a Beatriz de su casa.
D. Margarita: —En todo caso, es responsabilidad de los dos.
D. Roberto: —Puede que así sea, pero entiende Margarita que no nos podemos hacer los tontos, mientras tu hijo es un irresponsable.
Armando: —¡¡¡YA, papá ya entendí tu punto!!! Seré irresponsable, pero mi piel no es de hierro, por supuesto que no quiero que a Betty le pase nada malo. Y tú mamá, quédate tranquila, Betty es la más interesada en que esto acabe pronto, todo fue un MATRIMONIO POR ACCIDENTE.

Roberto estaba muy preocupado. Hacía varios años que don Hermes, venía trabajando para ECOMODA, era un asesor externo, no era empleado de la empresa, ni iba diariamente, pero era habitual que se cruzaran en Ecomoda cada vez que Roberto estaba en Bogotá, charlaban mucho de diversos temas, su trato era muy cordial, no eran amigos, pero tenían una relación de mutuo respeto, y a través de las charlas que tuvieron durante esos años, Roberto conocía muy bien su carácter conservador.

Cada vez, están más enredados. ¿Qué tendrá entre manos don Roberto, para que Armandito asuma sus responsabilidades? Parece que no todo es tan fácil. Nuestros tortolitos subestimaron la situación. ¿Qué sucederá?
Esperamos sus especulaciones.

CONTINUARÁ….

HISTORIA DE ALEJANDRA GOMEZ Y chesita_and_Ale.(CARO_LINA)
EDICIÓN DE MarcelaQuinteros8.
PORTADA DE ALEJANDRA GOMEZ.

Matrimonio por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora