Capitulo IV

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Don Roberto decidió hacer lo correcto, de alguna manera necesitaba proteger a Betty de don Hermes. Era un buen hombre, pero de principios muy conservadores y temía que si se enteraba del matrimonio de su hija por otro lado, las cosas se iban a complicar aún más.
A los pocos días del incidente del club tomó coraje y decidió tomar el toro por las astas, fue hasta el barrio de Palermo y rezó una plegaria para que la situación se resolviera de la mejor manera posible.
D. Roberto: —Don Hermes, me tomé el atrevimiento de venir a su casa porque tengo algo muy importante que decirle. Su hija y mi hijo se acaban de casar.
D. Hermes: —¿Con el permiso de quién?
D. Roberto: —Con el permiso del inmenso amor que se tienen nuestros muchachos. Ellos se aman.
D. Hermes: —No me venga con esos cuentos, que el diablo es puerco. ¿Por qué no se casaron como Dios manda? Con su familia al lado.
D. Roberto: —Ellos están enamorados, sabían que usted es muy estricto y que no los iba a dejar tener un noviazgo tranquilo, por eso decidieron formar un hogar, aunque sea sin su bendición.
D. Hermes: —Pero eso no es posible.
Doña Julia, que había escuchado todo, decide intervenir.
D. Julia: —Por supuesto que es posible, Hermes “cansón”. Miles de veces le dije que deje a la niña en paz y ahora mire las consecuencias. Ni siquiera nos tuvo confianza para contarnos que estaba enamorada.
D. Hermes: —Julia, no sea alcahueta.
D. Julia: —Que alcahueta ni ocho cuartos, agradezca que se casó con don Armando, que es un buen muchacho, porque si no lo estaría golpeando con el palo de amasar en la cabeza.
Hasta don Roberto se asustó de doña Julia enojada, don Hermes, ya la conocía y sabía que cuando su esposa se ponía así, era mejor hacerle caso en todo.
«¿Qué futuro le espera a mi hijo si Betty tiene el genio de su madre?» pensaba don Roberto.
Mientras tanto, por casualidad, Betty y Armando estaban en una reunión de trabajo. Cuando terminaron decidió ofrecerse para llevar a Betty en su coche. Armando se quedó petrificado al llegar y ver el carro de su padre, que estaba estacionado en la puerta de la casa de los Pinzón, el chofer estaba adentro del carro, solo, su padre debía estar adentro de la casa, sospechó por dónde venía la mano y decidió improvisar para adelantarse a los acontecimientos, tomó la mano de Betty y la miró a los ojos.
Betty: —¿Qué hace don Armando?
Armando: —Confíe en mí y sígame el rollo.
Acto seguido entraron a la casa y este fue el recibimiento.
D. Hermes: —Beatriz Aurora Pinzón Solano, ahorita mismo me explica eso de que se casó. Y usted, doctor Mendoza, ahorita mismo me explica cómo es eso de que ustedes estaban enamorados.
Betty palideció, no se lo esperaba. Armando se tuvo que poner al frente de la situación.
Armando: —Don Hermes, verá, con Betty nos amamos, y decidimos casarnos.
D. Hermes: —¿Y usted no era que estaba comprometido con la señora Valencia?
Armando: —Estuve comprometido con Marcela, pero rompí el compromiso al enamorarme de Betty.
D. Hermes: —¿Y usted mija no piensa decir nada?
Betty: —No hay mucho que decir: Lo desobedecí, sé que no me lo va a perdonar, pero lo hice porque me enamoré.
D. Hermes : —¿En dónde se casaron?
Betty: —En el viaje a Estados Unidos, en Las Vegas.
D. Hermes: —¿En Las Vegas? ¿En la ciudad del pecado? Vio que era como yo le digo siempre, el diablo es puerco —respira—. Supongo que se quedará en casa hasta el matrimonio eclesiástico, eso sí, va a tener que esperar a que cobre mi liquidación, para poder hacerme cargo de lo que me corresponde.
Betty: —No necesito que decida por mí —con rabia— no pienso casarme por lo católico.
D. Hermes: —Pero si ese era su sueño.
Betty: —Papá, el casamiento por lo católico, era su sueño, no el mío.
No había vuelta atrás, Betty entró en rebeldía y estaba dispuesta a enfrentar a su padre. Don Hermes vio que tenía la batalla perdida, solo se resignó para tratar de no perder a su hija.
D. Hermes: —¿Y bien, adónde van a vivir? Aquí contamos con un cuarto amplio y lo podemos adecuar…
D. Roberto: —No se preocupe don Hermes, los muchachos vivirán en mi casa hasta que consigan su casita.
A partir de aquí, Betty no dijo nada más. Intentó protestar, pero se contuvo a tiempo, porque era imposible quedarse en su casa, ya había sido demasiada decepción para su padre el saber que no se casaría por lo católico, lo mejor era que, al menos por un tiempo, creyera que tenía un matrimonio “normal”. Ya se estaba imaginando su decepción cuando se enterase de que se iba a divorciar. Betty subió a su habitación a empacar para mudarse a la casa de su esposo. El viaje hacia la mansión no fue agradable.
Armando: —Gracias papá por simplificar las cosas —con ironía— seguramente, ahora don Hermes no se va a encambronar cuando nos divorciemos.
D. Roberto: —¿Y qué diablos pretendías que hiciera?
Betty: —Ya basta de reproches, ahora no sirven de nada.
Armando: —Claro, para usted, todo es fácil.
Betty: —¿Fácil? Le recuerdo que últimamente no puedo confiar en usted: Le doy mi pasaporte y terminamos casados; hoy confié en usted y terminé fuera de mi casa.
Armando: —Ahora resulta que la culpa es mía.
Betty: —Imitando a Armando —Betty voy a cuidar su pasaporte con mi vida. Y terminamos casados y nos divorciaremos en 6 meses.
Armando: —¿Y usted? —imitando a Betty—. No quiero el mote de solterona, me caso con el primer idiota que se me cruce.
D. Roberto: —Perdóname, Armandito, pero fue lo que finalmente hizo.
Y todos estallaron en una carcajada.
El pensamiento de todos en el coche era el mismo: «estos seis meses van a ser muy largos»
Finalmente, llegaron a la residencia de los Mendoza, aunque al principio estuvo renuente, doña Margarita recibió de buena forma a la muchacha, ya que su marido la había convencido de que era necesario que su hijo reciba una lección, para que de una vez por todas madure.
Cuando llegaron, don Roberto los guio hasta la sala y tomó la palabra.
D. Roberto: —Les voy a enumerar las nuevas reglas, y les advierto que tendrán que escucharme sin interrumpirme y una vez que yo termine, recién ahí, los tórtolos tendrán derecho a réplica.
1) El matrimonio vivirá en esta casa, hasta que se divorcien.
2) Betty ocupará la habitación que siempre fue de Armando, hijo, puedes compartir la habitación o mudarte al cuarto de servicio desocupado.
3) Son personas adultas, en su vida íntima, no nos metemos, pero si Betty se embaraza, no permitiremos el divorcio.
4) Armandito, ahora eres un hombre casado y debes comportarte como tal, no más aventuras con modelos, ni noches de cacería.
5) y último, tu apartamento y tu coche se venderán y se repartirán en partes iguales, como compensación a Beatriz por el divorcio. Armando, no te preocupes por tu movilidad, puedes usar el coche que era de Camila.
Armando: —Me parece ridículo que me des como opción el cuarto de servicio desocupado, esa es la habitación más chica de la casa, solo cabe una cama muy pequeña y además está en muy malas condiciones, podrían darme la de Camila.
D. Margarita: —Está en reparación y además la habitación de tu hermana está justo al lado de la nuestra. Lo siento Armando, a estas alturas de la vida con tu padre no queremos perder nuestra privacidad. Esa parte de la casa es nuestra y no la negociamos. ( ¡UPS! Doña Margarita defiende su privacidad como una leona🙈🙈🙈)
Armando: —Lo siento Betty, vamos a tener que compartir la habitación.
Betty: —No hay problema, don Armando. —Intentando salir del momento incómodo—. Lo que quiero que quede claro es que no hace falta que don Armando venda sus cosas, esas son propiedades obtenidas antes del matrimonio y no me corresponden legalmente, y si me correspondieran, créame que no las reclamaría.
D. Roberto: —Puede ser que no le correspondan legalmente, pero moralmente sí. ¿O acaso, después del divorcio prefiere volver a la casa de su padre?
Betty: —Por supuesto que no, en todo caso, ya le encontraremos una solución más justa para todos.
D. Roberto: —Un último anuncio: Beatriz queda oficialmente ascendida a vicepresidente financiero.
Betty: —Muchas gracias, don Roberto.
Armando estaba que trinaba, no podía creer lo que le estaba sucediendo. Estuvo a punto de protestar por la venta de sus propiedades, pero al escuchar el argumento de su padre, supo que tenía razón, Betty debería quedar protegida a la hora del divorcio, estaba en sus pensamientos, cuando llegaron a la habitación y Betty se puso a saltar como una niña en la enorme cama.
Armando: —¡¡¡BETTY!!!, ¡¡¡YA!!!. No se comporte como una niña chiquita y deje de saltar en la cama.
Betty: — Es que esta cama es enorme, es más grande que mi habitación.
Betty tropieza y cae de lleno en los brazos de Armando, ambos sienten una electricidad que atraviesa sus cuerpos, se separan intentando disimular, como pueden, la sensación que acaban de sentir.
Armando: —Le dije Betty que no saltara sobre la cama.
Y así también se encantó con el clóset, el baño y el jacuzzi, parecía una niñita emocionada en un parque de diversiones. Finalmente, cuando se pusieron de acuerdo, se fueron a dormir, en lugares distintos, Betty en la cama y Armando en un sofá. La charla no fue muy larga, pero fue intensa:
Armando: —Betty, usted duerma en la cama y yo duermo en el sofá.
Betty: —Doctor, no hace falta, yo puedo dormir en el sofá.
Armando: —¿Qué clase de hombre sería si la dejara dormir en el sofá?
Betty: — Pero don Armando…
ARMANDO: —Pero nada -en tono bajo, pero firme y marcando hoyuelos. —Hágame caso, en este tiempo algo llegué a conocerla, estoy seguro de que usted está sufriendo por no estar en la casa de sus padres por culpa de este lío en el que la metí, al menos déjeme tener este detalle con usted.
Betty: —Lío en el que nos metimos los dos, está bien, le acepto dormir en la cama.
Al otro día, se despertaron sobre la hora y estaban discutiendo sobre quién se bañaría primero.
Armando: —Si usted se durmió, es su problema, yo me baño primero.
Betty: —Pero que poco caballero que es, ¿se le olvidó la galantería de “las damas primero”?
Armando: —No me importa, me baño yo —tapando la puerta del baño— usted pasa sobre mi cadáver.
Betty, como es tan menudita se coló por debajo de sus brazos, pero Armando no estaba dispuesto a ceder, así que decidió desnudarse y meterse en la ducha también.
¿Qué sucederá?
CONTINUARÁ…

HISTORIA DE ALEJANDRA GOMEZ Y chesita_and_Ale(CARO_LINA)
EDICIÓN DE MarcelaQuinteros8.
PORTADA DE ALEJANDRA GOMEZ.

Matrimonio por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora