Tres meses después.
- Azahara, es la última vez que te lo pido. - Súplica Asim persiguiéndome entre los pasillos. Me había acostumbrado rápido a los favores que Asim pedía, pero cada vez , uno era peor que el otro.
- Asim, no, ya te lo dije. - Me detengo frente a él - La última vez, Kralice casi me encierra en los calabozos. La anterior casi me topo con la reina y lo del perfume. - Suspiro recordando ese día. - Ya no te haré más favores. - Niego y retomo mi camino. Debía llevar las toallas para el baño de las favoritas, y Asim no hacía más que retrasarme.
- Prometo que esta vez no es nada peligroso. Admito que no debí pedirte que sacaras el perfume escondido. Pero esta vez es algo menos riesgoso. - Dice
- ¿Menos riesgoso? - Preguntó mientras subíamos las escaleras al segundo piso - ¿Que significa menos riesgoso para ti? - Pregunto de nuevo viéndolo.
- Que no tendrás problemas si te descubren. - Dice como si de una buena noticia se tratase. Le devuelvo la mirada incrédula y ruedo los ojos al verlo sonriendo.
Giramos a la derecha y el salón lleno de mujeres nos recibe. El harem del rey era todo un palacio interno.
El primer piso estaba decorado y amueblado para las actividades del día. En un lado estaban las mesas para la comida, rodeadas por cojines enormes para sentarse. Los enormes ventanales, dejaban una hermosa vista del patio principal. Lo increíble era que podías ver hacia afuera, pero los de afuera no podían ver nada del interior. Era algo que me sorprendió mucho la primera vez, ahora lo agradezco mucho.
- Miralo, como una deuda más, al acumulado de favores que te debo. - Dice Asim mientras cruzamos entre las ocupadas mujeres del rey. Saludo a algunas en busca de ignorarlo y le entregó las sábanas a otra de las mujeres mientras encaró al eunuco.
- Asim. No insistas, sea lo que sea que me vas a pedir, solo me causara mas problemas. De nuevo. No permitiré que el Senescal me regañe de nuevo. - Digo y lo veo desestimarlo.
- Oh vamos, Meleti no te enviará a la horca, le caes demasiado bien. - Dice arrugando la cara.
- Mi respuesta es no. - Digo replicando la expresión de Kralice, firme y sin espacio a réplicas.
Rodeo a unas chicas que leen en las alfombras del piso y me encamino al pasillo detrás del salon. Este llevaba a varios lugares que funcionaban como pasillos o salones secretos, los había recorrido todos en las primeras semanas. Antes de que me descubrieran y casi me llevaran ante el rey, pensando que buscaba maneras de matarlo.
- Tu si que buscas maneras de que te maten. - Había dicho Kralice. Pero solo estaba aburrida.
Subo las escaleras de madera pegadas al extremo del ancho pasillo de piedra. Y entró al segundo piso. Arriba había tres salones, rodeados por habitaciones y justo en medio, la falta de piso, daba vista al primer nivel.
Asim se había quedado en el mismo lugar, mientras regañaba a las mujeres que comían en las alfombras. Definitivamente tiene problemas de personalidad.
Dejó de lado a Asim mientras me dirijo al salón del fondo, las risas y la música me hacen sonreír antes de entrar al lugar. Pero también el sentimiento de amargura que no me abandonaba.
- Así que tome el grillo y lo acerque a su rostro, la mujer palideció y se puso a saltar como loca por todo el jardín. - Las risas estallan en el lugar y me obligan a mirar hacia abajo en busca de Kralice, siempre solía decir que ese tipo de risas no estaban permitidas entre las mujeres del rey.
No es como que puedas controlar la risa que los dioses te habían dado.
- Señoritas, silencio. - Digo, atrayendo la vista de las cinco favoritas actuales del rey.
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Azahara.
RomanceCampanilla. Han pasado unos meses de que Azahara llego al Harem del emperador, del imperio del Crisol. Y aunque abandonó la idea de matarse y decidió seguir adelante, los fantasmas de su pasado no la dejan. Ahora está concentrada en convertirse en...