Capítulo 2

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La fiesta de Asher, el Dios de la vida. Decían que Asher había dado vida al primer humano hecho de barro y le había dado la capacidad de dominar el mundo animal. 

Las habilidades no son algo de temer en este mundo, pero para los que no las tenemos, siempre es causa de asombro cuando vemos a alguien que si las posee, hacer uso de ellas, de lo más normal. 

- Deberíamos usar telas púrpuras para los adornos. Recuerden que el poema dice. Y en telas púrpuras y de oro, Tu Asher, viento de vida, fundaste el mundo. - Recita Adhamm al siguiente día. 

- No es mala idea, podemos usarlas para cualquier cosa ya que es un sacrilegio no usarlas. Pero podemos envolver su estatua en ella también, ya saben, como un símbolo. - Opino señalando la estatua, en el dibujo que Meleti había hecho del patio exterior. 

- La fuente también podemos decorarla con ambos colores y el resto del lugar, de colores menos vivos, así representamos la esencia del dios. - Golpeo mis dientes con la pluma mientras analizo todas las ideas anotadas en mi diario. 

- Definitivamente tenemos buen material, lo único que falta es organizarnos - Dice Meleti comiendo un panecillo de miel y trigo. El senescal del Emperador. No pasaba de los treinta años, tenia un hermoso y largo cabello negro que envidiaba. Sus ojos verdes resaltaban a través de lo bronceado de su piel. Sus facciones endurecidas por las batallas eran lo que lo volvía aún más atractivo. Pero…

- Sabes Zaza. No deberías de andar asustando a los niños del palacio con ese cuerno de allí. - Dice señalando el chichón en mi frente. Samir me había acosado de nuevo, y en busca de escapar de él había terminado escondida debajo de las mesas de las favoritas. Pero al salir calculé mal y terminé con un chichón enorme. 

- Muy gracioso. - Le hago una mueca mientras acaricio el golpe. Laila, la doctora del palacio, me había puesto carne congelada durante la tarde. Dejando el chichón menos inflamado, pero de un color verdoso. Y dolía. 

- Volviendo al tema ¿Cuándo iremos al jardín exterior para planear esto? - Pregunta Adham y la pregunta me hace saltar en mi lugar. 

- ¿Podemos ir? - Pregunto viendo a un aburrido Meleti. Asiente y pego un grito ahogado mientras zarandeo a Adham. - ¿Cuándo? Vamos hoy. - Me pongo de pie más emocionada de lo que he estado en mucho tiempo. Aire fresco, olor a flores, pájaros cantando, anima…

- No iremos hoy, siéntate. - Dice Meleti ponchando mi burbuja. Me dejó caer decepcionada en el asiento. - Hoy no puedo llevarlos, tengo una reunión importante con el rey. Preparen todo e iremos en tres días para poder organizarlo. - Indica mientras se sacude las migas de pan. Asiento resignada. 

Meleti nos despide cuando un guardia entra a su oficina informando que el Rey lo espera. Con mucho trabajo, nos dirigimos hacia la biblioteca real. Normalmente teníamos prohibido estar aquí, pero dado que éramos parte de los encargados de las festividades y demás cosas del palacio.  Esa regla tampoco existía. 

- Lo de leer te lo dejo a ti, tu dime que anotar.- Dice Adham cuando ve la pila de libros sobre Asher, que el bibliotecario nos había proporcionado. Le hago una mueca y me dejo caer en la silla a su lado. 

No me gustaba leer en realidad, pero el olor a libros me recordaba a mi viejo hogar. Antes de que mamá me llevara con el tío a la isla. La oficina de mi padre estaba llena de libros, solía acurrucarme cerca de la chimenea en los días de frío, mientras mamá tarareaba canciones para mi hermanito, y papá trabajaba. 

Ahora todo parecía un sueño. 

Hojeo el primer libro melancólicamente y me dispongo a estudiar. 

Las historias sobre el Dios de la vida eran variadas y algunas tenían más de una forma de contarse. 

Azahara. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora