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Joe.

Estaba parado detrás mío, tan asombrado como yo.

—¿Eso fue un beso?. —cuestionó. —lo besaste.

—Joe, no es el momento, ¡Se lo acaba de llevar a la policia!. —le grité.

—¡Sí, porque es un maldito ladrón!. —estábamos gritando.

Pero él no entendía la gravedad del asunto, —¡Cállate!

Saque mi teléfono y busque rápido el número de Bea.

—Hola, beth. —me saludaba Bea feliz.

—¿Bea, estas con Ej?

—Sí, con él estoy....

—Pasámelo.

Mis nervios comenzaban a aumentar y Joe aun estático me miraba decepcionado.

—¿Que pasa, Señora Wells?

Ni siquiera note como me había llamado y continúe. —Necesito que me ayudes.

—¿Que paso, Bruno está bien?.

—No.—dije y sentí como mis ojos se llenaron de lágrimas. —Se lo llevo la policía, tenemos que hacer algo, pero yo... no... ni siquiera sé que...

—Tranquila, tranquila. Bruno estará bien. ¿Que te dijo exactamente? —preguntó cauteloso.

—Sólo que te llamará y me dio las llaves de su auto. Estoy en la entrada del pub.

—Bien, no te muevas de ahí. Ya estamos saliendo.

Cortó y guarde mi teléfono en mis jeans.

—¿Y que piensas hacer ahora?. —me preguntaba desde la puerta de entrada.

—¿Que crees que voy a hacer?

—¿Te irás detrás de el? Me prometiste que no caerias en su juego.

—No, Joe, yo no te prometí nada. —le grité mientras me afirmaba en el auto de Bruno. —No puedo no hacer nada. Tengo que ir.

—Sí te vas considérate despedida. —dijo con despreció.

—¿En serio? Creí que eramos amigos, Joe, pero veo que me equivoque.

Llegó el auto de Bea, mientras ella venía de copiloto, se bajaron a toda prisa.

Le tiré al aire las llaves a Ej mientras el las tomaba y se subía al auto de Bruno, mientras que yo me subía con Bea, ella manejaria.

Era en estos momentos donde deseaba poder conducir.

Bea ni habló en todo el viaje ya que se distraía fácilmente y esta era una situación peligrosa.

Cuando llegamos a la comisaría, nos adentramos los tres y preguntamos por él, nos dijeron que debíamos esperar ya que se encontraba en una sala de reconocimiento facial.

Bea no entendía muy bien que era todo lo que estaba pasando. Nos encontrábamos sentadas en una sala de espera mientras los uniformados iban y venían. Mientras que Ej hablaba unos metros más alejo de nosotras con el abogado de Bruno.

Ej había cambiado por completo su semblante, estaba serio, parecía enojado y preocupado a la vez. —Jamás lo había visto así. —me dijo Bea despacio.

—Esta preocupado por su amigo. —intenté calmarla dándole mi mano para que estuvieran entrelazadas en su regazo.

El abogado lo saludo y se fue, Ej camino hacia nosotras. —Bueno, no es nada. —dijó. —lo retendrán un par de horas, al parecer, denunciaron que una chica fue robada y abusada ayer por la noche y las características describen a alguien como Bruno, así que estará acá por vaya a saber cuanto.

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