Capítulo 40

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"El gato y el ratón" -Shein.

Hablar alemán es, extremadamente un dolor de cabeza que ni, con todas las malditas pastillas en el mundo puedes quitar. Cada santo día de mi condenada vida, prácticaba lo básico, junto el japones. Mi cerebro no soporta otro idioma más.

El mes casi ha terminado, no estamos a nada de la gala organizada en tierra alemana, nuestro patrocinador envío su más cordial invitación. Bruno nos explicó sobre la misión, y lo que acabará a futuro.

Eliminar a los rusos

Anhelo el día en el qué, ya no tengan poder absoluto, que vivan en la miseria y deban pedir limosnas en la calle o suplicar por morir. Ellos me arrebataron lo que más amaba, bien, les devolveré el favor.

-Señorita Argent, su hermana la espera en el comedor -anuncia un mayordomo.

-Dile que en unos minutos estaré ahí -respondo con unos documentos en mano.

¿Qué querrán ahora?

Leo los documentos de unas propiedades que invadimos hace poco, sonrío con malicia al saber que tengo en mi poder, una parte importante de los rusos. Es sencillo atacar sus burdeles, sus clubes. Ahí, puedes obtener mucho más que en los laboratorios.

También, ayudo a las mujeres que están en su contra, obligadas a trabajar para satisfacer las necesidades de los hombres. Hombres repugnantes y estúpidos.

-Pronto sabrán quién soy, malditos imbéciles -digo observando el papel para guardarlo bajo llave en el cajón.

Mis pies tocan el suelo frío pulido del pasillo. Hacía mucho que no estaba descalza. Sentir el piso, la sensación que causa poder ser normal un momento. En el comedor, mi hermana Bianchell me espera con una sonrisa.

-El negro te sienta -comenta para abrazarme-. En especial, el cuero, resalta tu figura.

Río leve

-Tu también luces guapa.

-Solo falta que uses tu cabello -relata para mirar la peluca.

-Conoces los motivos.

Asiente y nos sentamos en el sofá. Pedimos dos tazas de café, mientras me plática sobre el bar y cómo ha crecido en estos meses. Detesto no poder estar a cargo de mis cosas. De tener que dejar a otros en mi posición. Cuando me corresponde a mí, cumplirlo.

-Las carreras han generado polémica en las calles, las chicas no han tenido inconvenientes en bailar ni en los vestuarios, te agradecen por ello -dice mi hermana mirándome-. Ellos te adoran.

-Hago esto con gusto, las carreras siempre las he amado desde que veía la saga de rápidos y furiosos -relato con una sonrisa-. Y en cuanto a las chicas... Ellas merecen respeto, protección, no malos tratos ni mostrar lo que no deben. Por eso sus vestuarios son acordes a sus gustos. Y los bailes son coreografías dirigidas por profesionales.

-El bar clandestino resuena por toda España, o eso es lo que he oído -eleva su taza de café-. Eres famosa.

-¿En qué? -cuestiono al saber que poseo fama en diversas facetas.

-En todo -sonríe para beber café-. ¿Tus hermanas?.

-Con mamá en Francia. Decidieron ir a disfrutar de las calles de Paris.

-Oh -baja su tono, apenada.

Ya estoy acostumbrada, ellas viajan y viven felices, mientras Jonas está en la agencia, alejado de nosotros, de mí. Y yo, bueno, cada día crezco como mafiosa, como agente, como la muñeca que todos usan a su favor.

2:Argent [El origen de la muñeca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora